El viernes, 22 de Enero, o sea ayer, me esperaba una
jornada muy intensa. Debía recibir a mis compañeros de la Federación Andaluza
de las Aulas de Mayores o Seniors, como algunos prefieren llamarlas, y a las
nueve y media de la mañana estaba esperándolos en la sede de nuestra
Asociación, ya que allí teníamos previsto celebrar la Asamblea anual de dicha
Federación y este año habían elegido
Málaga para hacerlo.
Fueron llegando desde
Córdoba, Sevilla, Granada y el reencuentro con todos ellos resultó muy
agradable. Se tomaron varias decisiones, entre ellas el cambio de la
presidencia y los despedí muy cerca de las seis de la tarde, porque a las siete
estábamos convocados en la cofradía del Estudiante para la conferencia
programada por Amaduma que había de presentar nuestro amigo Salvador Jiménez y
que resultó tan amena como es habitual en él.
Resumiendo: cuando regresé a mi casa
habían transcurrido doce horas desde que la había dejado. Puse la radio –es mi
compañera fiel- y lo primero que escuché me dejó atónita: “Pablo Iglesias como vicepresidente y seis
ministerios para los componentes de Podemos”. ¿Qué había ocurrido en esas horas
en este país? La velocidad de los acontecimientos me produjo una especie de
vértigo en el estómago. El resumen continuaba en la voz del socialista César
Luena: “La actitud de Rajoy renunciando
a presentar su candidatura es la de un “trilero”. ¡Anda, pero si hay más! –me
dije-. Y continué con los ojos a cuadros escuchando al presidente en funciones:
“Le he hecho saber al Rey que al no contar con los apoyos suficientes declino
por el momento presentarme ante el Congreso”. ¡Toma ya!
Sopesando el desparpajo y la osadía del primer actor,
valorando el “cabreo” incontenible del segundo y teniendo en cuenta la actitud
circunspecta y astutamente gallega del tercero, mis antenas están ahora más
tiesas que un palo, hambrientas por captar cualquier atisbo de ocurrencia de
esta clase política que está demostrando tener más capacidad de suspense que la
de Agata Cristie. Y aguardo el
desenlace de esta obra de teatro con mayor interés, todavía, con la que
esperaba en sus novelas saber finalmente quién era el asesino.
MAYTE
TUDEA.
Mayte, creo que el país entero, aún habiendo escuchado las noticias en su totalidad, sigue igual de expectante que tú... Buenísima reflexión y ojalá tengamos fumata pronto. El problema es la amalgama de colores.
ResponderEliminarEsperanza.