“Lo que nos pasa a los españoles, es que no sabemos lo que nos pasa; por eso nos pasa lo que nos pasa.”
(José Ortega y Gasset, Madrid 1883-1955, filósofo y ensayista.)
“Lo que nos pasa a los españoles, es que no sabemos lo que nos pasa; por eso nos pasa lo que nos pasa.”
(José Ortega y Gasset, Madrid 1883-1955, filósofo y ensayista.)
Eva
A
Maria Tomasova
Fue
cuando el vino nuevo… El otoño
había tejido ya el mimbre en torno a las botellas,
y la serpiente, no encima de la piedra, sino debajo del brezo,
yacía sobre el vientre cubriéndose con su dorso.
“La
belleza destruye el amor, el amor la belleza”, me dijo
y del mismo modo que antaño se sacrificaba a las diosas de
aquí y allá un número impar de víctimas,
ella pensaba entonces nada más en sí misma,
imaginando con indiferencia
la eternidad sin inmortalidad…
Era
tan hermosa que si alguien me hubiera preguntado
por dónde había ido con ella, no hubiera, sin duda, hablado
de paisajes
(a no ser que sintiera la impotencia de las palabras
y que sólo hiciera posible deletrear el silencio
la lluvia que cae en los presidios).
Era
tan hermosa que quise
vivir de nuevo, pero de un modo distinto.
Era tan hermosa que en el fondo de mi delirante amor
me esperaba todavía íntegra toda la locura…
En 1948 las autoridades comunistas declararon su obra
como decadente. Como reacción ante
esta miopía agresiva del Estado, se encierra en su casa de la isla de Kampa,
para no volver a salir sino en contadas ocasiones.
Algunas de sus obras son :Sin título (1939-1942), Avanzando
(1943-1948), Dolor (1949-1957), Una noche con Hamlet (1949-1956,1962),
Historias(1948-1955), Toscana (1958-1963), En el último trance (1961-1965) y Un
gallo para Esculapio (1966-1967).
Durante años, Holan estuvo
condenado al silencio y sólo a partir de 1963 se le permitió la publicación de
sus obras. Desde entonces llegan los reconocimientos oficiales: “el Gran Premio del Estado Checoslovaco”,
el “Premio de la Unión de Escritores”
y el “Título de Artista Nacional”.
En 1966, se le otorgó el “Premio
Etna-Taormina”, en Italia. Rompió su silencio, publicó sus libros, pero
nunca quiso salir de su casa para recibir estos premios.
En 1982, tras su muerte
acaecida en 1980, se publica su libro Abismo
de abismo, que reúne algo más de cuatrocientos poemas.
Está considerado como el más grande poeta checo del
siglo XX.
Tres años
llevaba viendo dar vueltas a los clientes por aquel túnel del terror como si
fueran ratones en un laberinto. Los asustaba todas las noches, dentro siempre
era de noche. Los odiaba todos los días, especialmente a los niños. Odiaba sus
caritas sofocadas y sus risas histéricas.
Tres años
llevaba amando en silencio a Sole, la chica de la taquilla. Siempre metida en
aquel cubículo, siempre con aquella mirada distante y fría que lo atravesaba
sin reparar realmente en él. Nunca había hecho nada importante para merecer su
atención, pensaba a menudo.
Antes había
trabajado mucho tiempo en un matadero industrial. Allí pasaba ocho horas
tajando mecánicamente piezas de las grandes reses que colgaban sanguinolentas
de un gancho. Ninguna de ellas se había quejado de su trabajo, ni había
intentado simpatizar con él. No como sus compañeros, una panda de patanes que
trataban de integrarlo en el grupo, hasta que lo dejaron por imposible.
Todas las
noches, dentro siempre era de noche, preparaba su disfraz de Freddy Kruger,
cómo odiaba a Freddy Kruger. Se identificaba con él, más allá de su trabajo y,
tal vez por eso, lo odiaba más aún. Se equipaba minuciosamente con la camiseta
a rayas agujereada, el sombrero y un par de largos machetes y salía a repetir
el odioso ritual del terror comprado.
Pero aquella
noche todo iba a ser diferente. Llegó pronto y se esmeró en su puesta en
escena. Para esta ocasión, había cambiado su guante de cuero marrón con garras
de metal por una sierra mecánica. Le llenó a tope el depósito y esperó fumando
tranquilamente la llegada de los clientes. Como siempre, llegarían en manada,
aborregados y dando voces. Pasarían delante de ella, que les dedicaría, a ellos
sí, su mejor sonrisa. Cómo odiaba a los clientes. Cómo amaba a Sole.
Aquella noche,
un leve cambio en la trayectoria de la sierra lo cambiaría todo. Sole sabría
por fin quién era él. Vio desde la oscuridad del túnel, dentro siempre era de
noche, entrar el primer grupo y dos niños que se habían separado del resto.
Arrancó la sierra y el chirrido provocó el primer grito de terror. Cómo odiaba
aquel primer grito. Avanzó decidido a cambiar su suerte.
Cuando los
primeros del grupo salieron corriendo y gritando del túnel vieron la cabeza de
Sole colgando por fuera del mostrador de su cubículo. A su lado estaba sentado
Freddy Kruger, que la miraba embelesado desde el suelo pensando que aquella
sonrisa que aún se dibujaba congelada en su rostro, iba dedicada a él por
primera y última vez.
Fernando Navarro
Artículo de Rocío
de la Vega Carranza, Investigadora Ramón y Cajal (Psicología), Universidad
de Málaga y Guillermo Ceniza Bordallo,
Predoctoral Researcher in Nursing,
Physiotherapy and Podiatry, Universidad Complutense de Madrid. Publicado en la
revista digital The Conversation.
Es domingo por la tarde. La alarma del coche del vecino
suena por tercera vez y nos asomamos a ver qué pasa. Observamos que el vecino
se encoge de hombros y se pregunta por qué está haciendo el coche ese ruido tan
desagradable. ¿Será el viento? ¿Se habrá metido un gato en el motor? Nadie está
intentando robar el vehículo, pero el ruido, la alarma, es real.
Algo parecido les ocurre a las personas que
experimentan el llamado dolor nociplástico: sufren un dolor muy real, pero
cuando se realizan pruebas médicas para ver qué lo causa, todo parece estar
bien. ¿Qué puede estar ocurriendo entonces? Los últimos avances científicos
pueden ayudar a explicarlo.
A
vueltas con el dolor
El dolor es una experiencia que todos hemos vivido en
algún momento, pero su definición puede resultar, en ocasiones, bastante
compleja. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus
siglas en inglés) lo
describe como “una experiencia sensorial y emocional desagradable
asociada con, o similar a la asociada con, daño tisular real o potencial”.
Aunque esta definición parece precisa y global, el
concepto de dolor ha evolucionado a lo largo de la historia. Derivado de esta
continua actualización, recientemente ha aparecido el término “dolor
nociplástico”.
Noci…
¿qué?
En el dolor nociplástico, a diferencia de lo que ocurre
con los otros dos tipos de dolor (nociceptivo y neuropático), el sistema
somatosensorial, encargado de recibir e interpretar todos los estímulos que
llegan al cuerpo, interpreta que el tejido está dañado a pesar de no estarlo.
En el caso de la modalidad neuropática, el sistema que
percibe y procesa sensaciones como el tacto o la temperatura no funciona bien.
Pero cuando se produce el dolor nociplástico, ni dicho sistema ni el tejido
nervioso están alterados. Se generan falsos avisos de daño en los tejidos, a
los que el cerebro responde amplificando esas señales y perpetuando el dolor.
La persistencia del dolor nociplástico parece estar
relacionada con factores psicosociales como fatiga, problemas cognitivos,
ansiedad y otros desencadenantes que provocan cambios en las neuronas.
Los
expertos han hablado
En la última clasificación internacional de
enfermedades de la
CIE-11, desarrollada por 300 especialistas de 55 países, el dolor crónico
aparece como enfermedad. Y dentro de esta se incluye la subcategoría del dolor
nociplástico.
Es importante señalar que no es un diagnóstico médico
en sí mismo, sino un término para describir ciertos síntomas en un contexto
clínico. Algunos síndromes incluidos en el nuevo concepto de dolor son la fibromialgia,
el síndrome
de fatiga crónica y otros trastornos de dolor funcional.
Con esta clasificación se busca ayudar a entender el
origen de algunas enfermedades y clasificarlas en diferentes categorías de
dolor. Algunas dolencias no encajaban en la antigua clasificación, que solo
consideraba la modalidad nociceptiva y neuropática. La Asociación Internacional
para el Estudio del Dolor ha aclarado que los dolores nociceptivo y
nociplástico pueden coexistir.
La novedad ha captado la atención de los medios de
comunicación. Recientemente, un
artículo publicado en The Economist explicaba que algunos pacientes
están comenzando a probar los beneficios de tratamientos diseñados
específicamente para el dolor nociplástico. Incluyen el trabajo en la mejora de
la calidad de sueño, el aumento de la actividad física, la mejora del estado de
ánimo o la modificación de la actividad cerebral con ciertas combinaciones de
terapia psicológica, fisioterapia y fármacos.
Aunque estos tratamientos aún se encuentran en fases
experimentales, existe un consenso general en la comunidad médica de que el
enfoque debe ser multidisciplinar, es decir, debe aunar intervenciones
psicológicas y de fisioterapia como componentes fundamentales del tratamiento.
No
todos están de acuerdo
La Asociación Europea de Pacientes con Dolor, conocida
como Pain Alliance Europe, ha emitido una
declaración que refleja su posición con respecto a la aparición
oficial del dolor nociplástico. Esta organización resalta los posibles beneficios
de la clasificación emergente, aunque con cautela, dada la falta de consenso
científico universal en torno al término.
La principal controversia se encuentra en que algunos
expertos ya utilizaban el término “dolor funcional” para referirse a esa clase
de molestias y consideran que el nuevo concepto simplemente cambia un nombre
por otro. Otros expertos argumentan que todavía se necesita más investigación
sobre los mecanismos biológicos que explican este tipo de dolor y, por ello,
recomiendan mantenerse a la espera.
Sin embargo, lo consideran prometedor para los
pacientes, ya que les da la posibilidad de tener un diagnóstico en casos
previamente indefinidos. Así pueden tener acceso a tratamientos médicos,
cobertura de seguro y programas específicos. La existencia de un diagnóstico
también se percibe como un medio para reducir el estigma social y empoderar a
los pacientes, evitando que se sientan incomprendidos.
El grupo de expertos en dolor pediátrico de la IASP (Pain
in Childhood Special Interest Group) también ha compartido su opinión sobre
la definición del dolor nociplástico. Según estos expertos, aunque la nueva
clasificación CIE-11 resulta útil en adultos, su aplicación en niños se
complica debido a diferencias, como el hecho de que el sistema nervioso
infantil aún está en desarrollo.
Solo
es el principio
En resumen, el dolor nociplástico es un término nuevo
que todavía genera debates en la comunidad científica. Los expertos muestran
cautela frente a esta nueva definición y enfatizan la importancia de continuar
investigando en el ámbito del dolor, tanto en adultos como en niños.
El objetivo es entender el dolor crónico desde una
perspectiva más completa, considerando los aspectos físicos y psicosociales
involucrados en su mantenimiento y desarrollo. O volviendo al ejemplo del
principio, averiguar por qué suena la alarma del coche, si nadie lo está
robando. Esto puede ayudar a entender cómo apagar la alarma: abrir nuevas
puertas en el tratamiento de condiciones dolorosas que antes no se comprendían.
“Solo cuando se haya talado el último árbol, solo cuando se haya envenenado el último río, solo cuando se haya pescado el último pez; solo entonces descubrirás que el dinero no ... es comestible.”
(Profecía de los indios Cree, Canadá)
Tú que sabes tantas cosas
TÚ
que sabes tantas cosas,
Dime
por qué vuela el pájaro;
Por
qué crecen las espigas;
Por
qué reverdece el árbol.
Por
qué se alumbran de flores
En
primavera los prados.
Por
qué no se calla el mar.
Por
qué se apagan los astros.
Por
qué es sonoro el silencio
En
la soledad del campo:
Y
el agua corre a esconderse
Entre
su risa y su llanto.
Por
qué el viento aviva el fuego
Cuando
no puede apagarlo.
Por
qué el corazón se duerme
Si
el alma sigue soñando.
De "La claridad desierta".
José
Bergamín (Madrid 30/12/1897 – San Sebastián
28 /08/ 1983) ensayista, poeta, dramaturgo y uno de los prosistas más
destacados de la Generación del 27. Estudió Leyes en la Universidad de Madrid.
Publicó sus primeros artículos en la revista Índice, dirigida
por Juan Ramón Jiménez, con quien mantuvo una intensa amistad. En 1933 fundó la
revista Cruz y Raya, en la que colaboraron muchos escritores
del 27. Considerado el principal discípulo de Miguel de Unamuno, Bergamín
destacó sobre todo por sus ensayos que abordan los temas más diversos con una
sorprendente originalidad de estilo. Durante su exilio en México fundó la
revista “España Peregrina”, desde la que difundió textos de muchos
exiliados.
Su obra es muy
vasta y variada: creaciones en prosa, como "El cohete y la
estrella", "Fronteras infernales de la poesía" y "Al
fin y al cabo", y producción dramática, entre la que destacan "La
risa en los huesos" y "Don Lindo de Almería".
Aunque siempre se pensó
que su vocación poética fue una vocación tardía, del final de su vida, lo
cierto es que ésta surgió muy pronto, como han demostrado sus
bibliógrafos. Esta temprana obra poética se perdió casi por completo al ser
saqueada su casa durante la guerra civil.
Sus composiciones
poéticas tienden a la canción y se acogen a sencillas formas tradicionales: “Rimas
y sonetos rezagados”, 1962, “Duendecitos y coplas”, 1963, “La claridad desierta”,
1973, “Del otoño y los mirlos”, 1975, “Apartada orilla”, 1976, “Velado desvelo”,
1978 y “Por debajo del sueño”, 1979.
En la poesía de Bergamín
se aprecian las extraordinarias dimensiones de su inteligencia y de su vida
sentimental, y la profundidad del coloquio constante con su propio
"yo" sobre el tema de sus dudas, su angustia, su nostalgia y
esperanza.
No siempre valoramos lo que tenemos, sino cuando nos falta.
Esta sencilla, breve, pero sabia reflexión, sería necesaria tenerla siempre
presente en nuestros actos cotidianos. Pensemos en un ilustrativo ejemplo para
nuestras vidas, entre otros muchos que se podrían aportar. Sufrimos un leve
accidente casero, o incluso de mayor gravedad, que nos afecta en nuestra mano
derecha: puede ser una contusión, un severo corte o hasta una dolorosa
fractura. El lesivo resultado es que no podemos usar esa mano diestra, durante
un tiempo indeterminado, por prescripción facultativa. La movilidad y fuerza de
ese elemento corporal pueden quedar muy limitados. No sólo los músculos de la
mano, sino también el propio brazo, hasta su definitiva recuperación.
En
esta incómoda, o más o menos grave, situación, tratamos
de habituarnos a realizar los mismos movimientos y acciones con nuestra mano
izquierda. Citemos algunos ejemplos habituales en nuestro
comportamiento. Utilizar la cuchara, el tenedor y el cuchillo en las comidas,
para tomar los alimentos. Usar la llave para abrir una puerta. Escribir unas
simples o amplias anotaciones sobre el papel. Proceder al afeitado, en los
hombres, de nuestra cara. Cortar una rebanada de pan u otro alimento. Poder
conducir el volante de nuestro vehículo. Dificultad, también, para manejar el
teclado o el “ratón” de nuestro ordenador. Abrir una lata de conservas, en
nuestra cocina. Desatar los cordones de nuestros zapatos. Ejecutar pequeños
trabajos de bricolaje caseros. Peinar nuestros cabellos. Cortar o pelar esa
fruta que nos apetece. Y así, un largo etc.
En
todos o en algunos de estos casos, nos lamentamos y echamos
intensamente de menos la utilidad de la mano derecha, ahora lesionada.
Intentamos, una y otra vez, probar a realizar los mismos movimientos con la
mano izquierda. Casi siempre expresamos, con cierta desesperanza, el mismo
comentario: ¡qué inútil es la mano izquierda!
Es obvio que esta “queja” la plantean aquellas personas que son absolutamente
“diestras” en sus movimientos manuales.
Por
este motivo, puede resultar aconsejable usar más la
mano izquierda, para cuando guisamos, encendemos o pulsamos el
interruptor eléctrico, sintonizamos una emisora de televisión, con el mando
correspondiente, pintamos una pared, usamos el tenedor en las comidas, tendemos
la ropa para secar en el tendedero de nuestra terraza, tomamos un libro de la
estantería o pasamos las páginas de este manual en nuestra lectura. También
puede resultar útil habituarse a coger las monedas o billetes del monedero, con
esa mano “siniestra”, etc. Es como si quisiéramos no “entontecer”, sino
ejercitar, ese elemento corporal que menos usamos en los actos de nuestra vida.
Sin
embargo, la mano izquierda no es tan inútil como
parece. Pensemos lo necesaria que resulta para ayudar a la derecha, en
la mayoría de nuestras acciones cotidianas (citemos el simple hecho de atarnos
los cordones de los zapatos, de clavar un clavo o de pelar una patata, entre
otros muchos ejemplos. Cierto es que su colaboración es complementaria, pero
muy necesaria. Básica o técnicamente imprescindible.
Hay
una expresión, cuyo contenido y sentido podemos aplicar en este contexto que
narramos, acerca de la mano izquierda. Se refiere a ese consejo o reflexión de
que, cuando tenemos que tratar un asunto complicado, delicado o difícil, en el
ámbito relacional, es aconsejable “usar la mano
izquierda” para conseguir una mejor resolución del problema. Dicho de
otra forma, mejor actuar con prudencia, equilibrio, astucia,
cautela, diplomacia,
delicadeza, habilidad,
lentitud, si queremos conseguir el fin que
nos hemos propuesto. Correlativamente, en el mismo sentido, es mejor evitar las
posturas o acciones “violentas”, aceleradas, imperativas, “viscerales,
drásticas, ya que su aplicación dificultaría o impediría la resolución del
conflicto o nuestro objetivo. En el ámbito diplomático, de las relaciones
internacionales, esa “mano izquierda” o left hand, es inexcusablemente
necesaria. También, en el mundo educativo, en el comportamiento de los padres,
con los vecinos comunitarios, con los compañeros de trabajo y, de manera
especial, con los niños y jóvenes “difíciles”.
Esa
mano izquierda, en la actividad relacional, se equipara a ese necesario equilibrio
o punto medio entre las dos extremidades, en favor de la prudencia y la
generosidad. Hay en la cinemateca un interesante título que también utiliza tan
oportuna mención: La mano izquierda de Dios
(The left hand of God) 1955, dirigida por Edward Dmytryk, e interpretada por
Humphrey Bogart y Gene Tierney. Por cierto, este artículo se ha escrito con la
mano diestra, pero la izquierda ayudaba a evitar que las hojas de la libreta se
levantaran, con la brisa marinera de la mañana. También su contenido está
influenciado por esa “mano izquierda” aplicada en la narrativa desarrollada. –
Paras
los lectores “zurdos” debe cambiarse la expresión de las manos, manteniendo el
sentido del contenido.
José
L. Casado Toro
Marzo
2024