16 marzo 2024

CITA PARA REFLEXIONAR

 

“Lo que nos pasa a los españoles, es que no sabemos lo que nos pasa; por eso nos pasa lo que nos pasa.”


(José Ortega y Gasset, Madrid 1883-1955, filósofo y ensayista.)

 

UN POEMA PARA EL SÁBADO: VLADIMIR HOLAN

 

Eva

A Maria Tomasova

 

Fue cuando el vino nuevo… El otoño
había tejido ya el mimbre en torno a las botellas,
y la serpiente, no encima de la piedra, sino debajo del brezo,
yacía sobre el vientre cubriéndose con su dorso.

 

“La belleza destruye el amor, el amor la belleza”, me dijo
y del mismo modo que antaño se sacrificaba a las diosas de
aquí y allá un número impar de víctimas,
ella pensaba entonces nada más en sí misma,
imaginando con indiferencia
la eternidad sin inmortalidad…

 

Era tan hermosa que si alguien me hubiera preguntado
por dónde había ido con ella, no hubiera, sin duda, hablado
de paisajes
(a no ser que sintiera la impotencia de las palabras
y que sólo hiciera posible deletrear el silencio
la lluvia que cae en los presidios).

Era tan hermosa que quise
vivir de nuevo, pero de un modo distinto.
Era tan hermosa que en el fondo de mi delirante amor
me esperaba todavía íntegra toda la locura…

 

 

Vladimír Holan nació en Praga, el 16 de septiembre de 1905.
Fue miembro de una generación de brillantes y comprometidos poetas, que se podría comparar con la que fue en España la Generación del 27.

En 1948 las autoridades comunistas declararon su obra como decadente. Como reacción ante esta miopía agresiva del Estado, se encierra en su casa de la isla de Kampa, para no volver a salir sino en contadas ocasiones. 

Algunas de sus obras son :Sin título (1939-1942), Avanzando (1943-1948), Dolor (1949-1957), Una noche con Hamlet (1949-1956,1962), Historias(1948-1955), Toscana (1958-1963), En el último trance (1961-1965) y Un gallo para Esculapio (1966-1967).

Durante años, Holan estuvo condenado al silencio y sólo a partir de 1963 se le permitió la publicación de sus obras. Desde entonces llegan los reconocimientos oficiales: “el Gran Premio del Estado Checoslovaco”, el “Premio de la Unión de Escritores” y el “Título de Artista Nacional”. En 1966, se le otorgó el “Premio Etna-Taormina”, en Italia. Rompió su silencio, publicó sus libros, pero nunca quiso salir de su casa para recibir estos premios.

En 1982, tras su muerte acaecida en 1980, se publica su libro Abismo de abismo, que reúne algo más de cuatrocientos poemas.

Está considerado como el más grande poeta checo del siglo XX.


14 marzo 2024

EL TÚNEL

 


Tres años llevaba viendo dar vueltas a los clientes por aquel túnel del terror como si fueran ratones en un laberinto. Los asustaba todas las noches, dentro siempre era de noche. Los odiaba todos los días, especialmente a los niños. Odiaba sus caritas sofocadas y sus risas histéricas.

Tres años llevaba amando en silencio a Sole, la chica de la taquilla. Siempre metida en aquel cubículo, siempre con aquella mirada distante y fría que lo atravesaba sin reparar realmente en él. Nunca había hecho nada importante para merecer su atención, pensaba a menudo.

Antes había trabajado mucho tiempo en un matadero industrial. Allí pasaba ocho horas tajando mecánicamente piezas de las grandes reses que colgaban sanguinolentas de un gancho. Ninguna de ellas se había quejado de su trabajo, ni había intentado simpatizar con él. No como sus compañeros, una panda de patanes que trataban de integrarlo en el grupo, hasta que lo dejaron por imposible.

Todas las noches, dentro siempre era de noche, preparaba su disfraz de Freddy Kruger, cómo odiaba a Freddy Kruger. Se identificaba con él, más allá de su trabajo y, tal vez por eso, lo odiaba más aún. Se equipaba minuciosamente con la camiseta a rayas agujereada, el sombrero y un par de largos machetes y salía a repetir el odioso ritual del terror comprado.

Pero aquella noche todo iba a ser diferente. Llegó pronto y se esmeró en su puesta en escena. Para esta ocasión, había cambiado su guante de cuero marrón con garras de metal por una sierra mecánica. Le llenó a tope el depósito y esperó fumando tranquilamente la llegada de los clientes. Como siempre, llegarían en manada, aborregados y dando voces. Pasarían delante de ella, que les dedicaría, a ellos sí, su mejor sonrisa. Cómo odiaba a los clientes. Cómo amaba a Sole.

Aquella noche, un leve cambio en la trayectoria de la sierra lo cambiaría todo. Sole sabría por fin quién era él. Vio desde la oscuridad del túnel, dentro siempre era de noche, entrar el primer grupo y dos niños que se habían separado del resto. Arrancó la sierra y el chirrido provocó el primer grito de terror. Cómo odiaba aquel primer grito. Avanzó decidido a cambiar su suerte.

Cuando los primeros del grupo salieron corriendo y gritando del túnel vieron la cabeza de Sole colgando por fuera del mostrador de su cubículo. A su lado estaba sentado Freddy Kruger, que la miraba embelesado desde el suelo pensando que aquella sonrisa que aún se dibujaba congelada en su rostro, iba dedicada a él por primera y última vez.

 

                        Fernando  Navarro


12 marzo 2024

CUANDO ALGO NOS DUELE SIN RAZÓN APARENTE: DESCIFRANDO EL DOLOR NOCIPLÁSTICO

 

Artículo de Rocío de la Vega Carranza, Investigadora Ramón y Cajal (Psicología), Universidad de Málaga y Guillermo Ceniza Bordallo,  Predoctoral Researcher in Nursing, Physiotherapy and Podiatry, Universidad Complutense de Madrid. Publicado en la revista digital The Conversation.

Es domingo por la tarde. La alarma del coche del vecino suena por tercera vez y nos asomamos a ver qué pasa. Observamos que el vecino se encoge de hombros y se pregunta por qué está haciendo el coche ese ruido tan desagradable. ¿Será el viento? ¿Se habrá metido un gato en el motor? Nadie está intentando robar el vehículo, pero el ruido, la alarma, es real.

Algo parecido les ocurre a las personas que experimentan el llamado dolor nociplástico: sufren un dolor muy real, pero cuando se realizan pruebas médicas para ver qué lo causa, todo parece estar bien. ¿Qué puede estar ocurriendo entonces? Los últimos avances científicos pueden ayudar a explicarlo.

A vueltas con el dolor

El dolor es una experiencia que todos hemos vivido en algún momento, pero su definición puede resultar, en ocasiones, bastante compleja. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés) lo describe como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con, o similar a la asociada con, daño tisular real o potencial”.

Aunque esta definición parece precisa y global, el concepto de dolor ha evolucionado a lo largo de la historia. Derivado de esta continua actualización, recientemente ha aparecido el término “dolor nociplástico”.

Noci… ¿qué?

En el dolor nociplástico, a diferencia de lo que ocurre con los otros dos tipos de dolor (nociceptivo y neuropático), el sistema somatosensorial, encargado de recibir e interpretar todos los estímulos que llegan al cuerpo, interpreta que el tejido está dañado a pesar de no estarlo.

En el caso de la modalidad neuropática, el sistema que percibe y procesa sensaciones como el tacto o la temperatura no funciona bien. Pero cuando se produce el dolor nociplástico, ni dicho sistema ni el tejido nervioso están alterados. Se generan falsos avisos de daño en los tejidos, a los que el cerebro responde amplificando esas señales y perpetuando el dolor.

La persistencia del dolor nociplástico parece estar relacionada con factores psicosociales como fatiga, problemas cognitivos, ansiedad y otros desencadenantes que provocan cambios en las neuronas.

Los expertos han hablado

En la última clasificación internacional de enfermedades de la CIE-11, desarrollada por 300 especialistas de 55 países, el dolor crónico aparece como enfermedad. Y dentro de esta se incluye la subcategoría del dolor nociplástico.

Es importante señalar que no es un diagnóstico médico en sí mismo, sino un término para describir ciertos síntomas en un contexto clínico. Algunos síndromes incluidos en el nuevo concepto de dolor son la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica y otros trastornos de dolor funcional.

Con esta clasificación se busca ayudar a entender el origen de algunas enfermedades y clasificarlas en diferentes categorías de dolor. Algunas dolencias no encajaban en la antigua clasificación, que solo consideraba la modalidad nociceptiva y neuropática. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor ha aclarado que los dolores nociceptivo y nociplástico pueden coexistir.

La novedad ha captado la atención de los medios de comunicación. Recientemente, un artículo publicado en The Economist explicaba que algunos pacientes están comenzando a probar los beneficios de tratamientos diseñados específicamente para el dolor nociplástico. Incluyen el trabajo en la mejora de la calidad de sueño, el aumento de la actividad física, la mejora del estado de ánimo o la modificación de la actividad cerebral con ciertas combinaciones de terapia psicológica, fisioterapia y fármacos.

Aunque estos tratamientos aún se encuentran en fases experimentales, existe un consenso general en la comunidad médica de que el enfoque debe ser multidisciplinar, es decir, debe aunar intervenciones psicológicas y de fisioterapia como componentes fundamentales del tratamiento.

No todos están de acuerdo

La Asociación Europea de Pacientes con Dolor, conocida como Pain Alliance Europe, ha emitido una declaración que refleja su posición con respecto a la aparición oficial del dolor nociplástico. Esta organización resalta los posibles beneficios de la clasificación emergente, aunque con cautela, dada la falta de consenso científico universal en torno al término.

La principal controversia se encuentra en que algunos expertos ya utilizaban el término “dolor funcional” para referirse a esa clase de molestias y consideran que el nuevo concepto simplemente cambia un nombre por otro. Otros expertos argumentan que todavía se necesita más investigación sobre los mecanismos biológicos que explican este tipo de dolor y, por ello, recomiendan mantenerse a la espera.

Sin embargo, lo consideran prometedor para los pacientes, ya que les da la posibilidad de tener un diagnóstico en casos previamente indefinidos. Así pueden tener acceso a tratamientos médicos, cobertura de seguro y programas específicos. La existencia de un diagnóstico también se percibe como un medio para reducir el estigma social y empoderar a los pacientes, evitando que se sientan incomprendidos.

El grupo de expertos en dolor pediátrico de la IASP (Pain in Childhood Special Interest Group) también ha compartido su opinión sobre la definición del dolor nociplástico. Según estos expertos, aunque la nueva clasificación CIE-11 resulta útil en adultos, su aplicación en niños se complica debido a diferencias, como el hecho de que el sistema nervioso infantil aún está en desarrollo.

Solo es el principio

En resumen, el dolor nociplástico es un término nuevo que todavía genera debates en la comunidad científica. Los expertos muestran cautela frente a esta nueva definición y enfatizan la importancia de continuar investigando en el ámbito del dolor, tanto en adultos como en niños.

El objetivo es entender el dolor crónico desde una perspectiva más completa, considerando los aspectos físicos y psicosociales involucrados en su mantenimiento y desarrollo. O volviendo al ejemplo del principio, averiguar por qué suena la alarma del coche, si nadie lo está robando. Esto puede ayudar a entender cómo apagar la alarma: abrir nuevas puertas en el tratamiento de condiciones dolorosas que antes no se comprendían.

 


09 marzo 2024

CITA PARA REFLEXIONAR

 

“Solo cuando se haya talado el último árbol, solo cuando se haya envenenado el último río, solo cuando se haya pescado el último pez; solo entonces descubrirás que el dinero no ...    es comestible.”


(Profecía de los indios Cree, Canadá)

UN POEMA PARA EL SÁBADO: JOSÉ BERGAMÍN

 

Tú que sabes tantas cosas

 

TÚ que sabes tantas cosas,

Dime por qué vuela el pájaro;

Por qué crecen las espigas;

Por qué reverdece el árbol.

 

Por qué se alumbran de flores

En primavera los prados.

Por qué no se calla el mar.

Por qué se apagan los astros.

 

Por qué es sonoro el silencio

En la soledad del campo: 

Y el agua corre a esconderse

Entre su risa y su llanto.

 

Por qué el viento aviva el fuego

Cuando no puede apagarlo.

Por qué el corazón se duerme

Si el alma sigue soñando.

 

 

 De "La claridad desierta".

 

 

José Bergamín (Madrid 30/12/1897 – San Sebastián 28 /08/ 1983) ensayista, poeta, dramaturgo y uno de los prosistas más destacados de la Generación del 27. Estudió Leyes en la Universidad de Madrid. Publicó sus primeros artículos en la revista Índice, dirigida por Juan Ramón Jiménez, con quien mantuvo una intensa amistad. En 1933 fundó la revista Cruz y Raya, en la que colaboraron muchos escritores del 27. Considerado el principal discípulo de Miguel de Unamuno, Bergamín destacó sobre todo por sus ensayos que abordan los temas más diversos con una sorprendente originalidad de estilo. Durante su exilio en México fundó la revista “España Peregrina”, desde la que difundió textos de muchos exiliados.   

Su obra es muy vasta y variada: creaciones en prosa, como "El cohete y la estrella""Fronteras infernales de la poesía" y "Al fin y al cabo", y producción dramática, entre la que destacan "La risa en los huesos" y "Don Lindo de Almería".

Aunque siempre se pensó que su vocación poética fue una vocación tardía, del final de su vida, lo cierto es que ésta surgió  muy pronto, como han demostrado sus bibliógrafos. Esta temprana obra poética se perdió casi por completo al ser saqueada su casa durante la guerra civil.

Sus composiciones poéticas tienden a la canción y se acogen a sencillas formas tradicionales: “Rimas y sonetos rezagados”, 1962, “Duendecitos y coplas”, 1963, “La claridad desierta”, 1973, “Del otoño y los mirlos”, 1975, “Apartada orilla”, 1976, “Velado desvelo”, 1978 y “Por debajo del sueño”, 1979.

En la poesía de Bergamín se aprecian las extraordinarias dimensiones de su inteligencia y de su vida sentimental, y la profundidad del coloquio constante con su propio "yo" sobre el tema de sus dudas, su angustia, su nostalgia y esperanza.

 


08 marzo 2024

LA MANO IZQUIERDA


 

No siempre valoramos lo que tenemos, sino cuando nos falta. Esta sencilla, breve, pero sabia reflexión, sería necesaria tenerla siempre presente en nuestros actos cotidianos. Pensemos en un ilustrativo ejemplo para nuestras vidas, entre otros muchos que se podrían aportar. Sufrimos un leve accidente casero, o incluso de mayor gravedad, que nos afecta en nuestra mano derecha: puede ser una contusión, un severo corte o hasta una dolorosa fractura. El lesivo resultado es que no podemos usar esa mano diestra, durante un tiempo indeterminado, por prescripción facultativa. La movilidad y fuerza de ese elemento corporal pueden quedar muy limitados. No sólo los músculos de la mano, sino también el propio brazo, hasta su definitiva recuperación.

En esta incómoda, o más o menos grave, situación, tratamos de habituarnos a realizar los mismos movimientos y acciones con nuestra mano izquierda. Citemos algunos ejemplos habituales en nuestro comportamiento. Utilizar la cuchara, el tenedor y el cuchillo en las comidas, para tomar los alimentos. Usar la llave para abrir una puerta. Escribir unas simples o amplias anotaciones sobre el papel. Proceder al afeitado, en los hombres, de nuestra cara. Cortar una rebanada de pan u otro alimento. Poder conducir el volante de nuestro vehículo. Dificultad, también, para manejar el teclado o el “ratón” de nuestro ordenador. Abrir una lata de conservas, en nuestra cocina. Desatar los cordones de nuestros zapatos. Ejecutar pequeños trabajos de bricolaje caseros. Peinar nuestros cabellos. Cortar o pelar esa fruta que nos apetece. Y así, un largo etc.

En todos o en algunos de estos casos, nos lamentamos y echamos intensamente de menos la utilidad de la mano derecha, ahora lesionada. Intentamos, una y otra vez, probar a realizar los mismos movimientos con la mano izquierda. Casi siempre expresamos, con cierta desesperanza, el mismo comentario: ¡qué inútil es la mano izquierda! Es obvio que esta “queja” la plantean aquellas personas que son absolutamente “diestras” en sus movimientos manuales.

Por este motivo, puede resultar aconsejable usar más la mano izquierda, para cuando guisamos, encendemos o pulsamos el interruptor eléctrico, sintonizamos una emisora de televisión, con el mando correspondiente, pintamos una pared, usamos el tenedor en las comidas, tendemos la ropa para secar en el tendedero de nuestra terraza, tomamos un libro de la estantería o pasamos las páginas de este manual en nuestra lectura. También puede resultar útil habituarse a coger las monedas o billetes del monedero, con esa mano “siniestra”, etc. Es como si quisiéramos no “entontecer”, sino ejercitar, ese elemento corporal que menos usamos en los actos de nuestra vida.

Sin embargo, la mano izquierda no es tan inútil como parece. Pensemos lo necesaria que resulta para ayudar a la derecha, en la mayoría de nuestras acciones cotidianas (citemos el simple hecho de atarnos los cordones de los zapatos, de clavar un clavo o de pelar una patata, entre otros muchos ejemplos. Cierto es que su colaboración es complementaria, pero muy necesaria. Básica o técnicamente imprescindible.

Hay una expresión, cuyo contenido y sentido podemos aplicar en este contexto que narramos, acerca de la mano izquierda. Se refiere a ese consejo o reflexión de que, cuando tenemos que tratar un asunto complicado, delicado o difícil, en el ámbito relacional, es aconsejable “usar la mano izquierda” para conseguir una mejor resolución del problema. Dicho de otra forma, mejor actuar con prudencia, equilibrio, astucia, cautela, diplomacia, delicadeza, habilidad, lentitud, si queremos conseguir el fin que nos hemos propuesto. Correlativamente, en el mismo sentido, es mejor evitar las posturas o acciones “violentas”, aceleradas, imperativas, “viscerales, drásticas, ya que su aplicación dificultaría o impediría la resolución del conflicto o nuestro objetivo. En el ámbito diplomático, de las relaciones internacionales, esa “mano izquierda” o left hand, es inexcusablemente necesaria. También, en el mundo educativo, en el comportamiento de los padres, con los vecinos comunitarios, con los compañeros de trabajo y, de manera especial, con los niños y jóvenes “difíciles”.

Esa mano izquierda, en la actividad relacional, se equipara a ese necesario equilibrio o punto medio entre las dos extremidades, en favor de la prudencia y la generosidad. Hay en la cinemateca un interesante título que también utiliza tan oportuna mención: La mano izquierda de Dios (The left hand of God) 1955, dirigida por Edward Dmytryk, e interpretada por Humphrey Bogart y Gene Tierney. Por cierto, este artículo se ha escrito con la mano diestra, pero la izquierda ayudaba a evitar que las hojas de la libreta se levantaran, con la brisa marinera de la mañana. También su contenido está influenciado por esa “mano izquierda” aplicada en la narrativa desarrollada. –

Paras los lectores “zurdos” debe cambiarse la expresión de las manos, manteniendo el sentido del contenido.

 

José L. Casado Toro

Marzo 2024

 


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