13 diciembre 2025

REVISTA AMADUMA Nº 59



Para Descargar pinchar aquí.
👇👇👇👇👇👇

CITAS PARA REFLEXIONAR

 

“Las mujeres a veces van demasiado lejos, es cierto. Pero solo cuando vas demasiado lejos te escuchan los demás.”




Indira Gandhi: La India 1917-1984; hija de J. Nehru que fue primer ministro durante 17 años; estudió en Oxford (R.U.) y Suiza y al volver a su país contrajo matrimonio con Feroze Gandhi de quien tomó el apellido; (no tenía ningún parentesco con Mahatma Gandhi); al entrar en política llegó a ser Ministra de Finanzas, Interior, Defensa y Asuntos Exteriores y en 1966 fue nombrada Primera Ministra hasta 1984 cuando fue asesinada; en 1986 el Gobierno Indio creó el Premio Indira Gandhi por la Paz, el Desarme y el Desarrollo.



UN POEMA PARA EL SÁBADO: RAFAEL CADENAS

 

El argumento

Por la mañana
leemos anestesiados
las noticias de la guerra (cualquier guerra),
un titular
bien merece algunos combates;
cada bando
desea demostrar que Dios
está de su parte
con el argumento definitivo;
nuestros ojos recorren
las páginas
─buscamos más confirmaciones
de nuestra derrota
y el periódico trae lo que esperamos encontrar

 

De: Memorial – Zonas, 1971

 

Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930), ganador del Premio Cervantes 2022, ha acumulado a través de seis décadas una obra poética y ensayística que, en la actualidad es considerada un legado fundamental dentro de las letras hispanoamericanas, mucho más allá de las fronteras de su Venezuela natal.

 

Entre sus libros de poesía destacan Una isla (1958) Los cuadernos del destierro (1960), Derrota (1963), Falsas maniobras (1966), Intemperie (1977), Memorial (1977), Amante (1983), Gestiones (1992). Durante los últimos años su obra ha adquirido especial atención en España, con la publicación de sus últimos libros escritos hasta la fecha: Sobre abierto (2012) y En torno a Basho y otros asuntos (2016).

 

Cadenas, además es un destacado ensayista, género en el que ha abordado tanto sus intereses literarios como las problemáticas que han afectado desde hace décadas al sistema educativo venezolano respecto al uso de la lengua y en especial a la enseñanza de la literatura y la filosofía, entre otros temas. Entre sus ensayos constan Literatura y vidaRealidad y literatura (1979), Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística (1977), La barbarie civilizada (1981), Anotaciones (1983), Reflexiones sobre la ciudad moderna (1983), En torno al lenguaje (1984), Sobre la enseñanza de la literatura en la Educación media (1998).

El conjunto de su obra ha sido reconocido con el Premio Nacional de Ensayo (1984), Premio Nacional de literatura de Venezuela (1985), Premio San Juan de la Cruz (1992), Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (2009), Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2015), Premio Andrés Bello de la Academia Venezolana de la Lengua (2015) y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2018), entre otros.


12 diciembre 2025

EL MEJOR FINAL


Cuando hacemos el fascinante ejercicio de leer una novela o un relato, también cuando asistimos a una representación teatral o visionamos una película, en todas estas gratas oportunidades en las que nos sentimos inmersos en una trama argumental, nuestro deseo es que la historia “acabe bien”. Que el relato escrito, interpretado en las tablas de un escenario o en una pantalla cinematográfica nos deje un “buen sabor de boca”.

Ese “positivo” final que apetecemos tiene una perfecta lógica. A poco que miremos y reflexionemos sobre el mundo que nos ha correspondido vivir, a través de los medios de comunicación (sea la prensa, la radio, la televisión o Internet) nuestra percepción es que los comportamientos y las respuestas de la humanidad, en muchos de los casos, terminan mal. La degradación de valores es manifiesta, para nuestro hondo pesar.

Como reacción a ese mundo real, en el que prevalece la injusticia, el dolor y la miseria, nuestra voluntad es que al menos, en el “mundo ficcional” de las páginas escritas, de los textos representados, de las narrativas cinematográficas, tengan un desarrollo y, de manera especial, un final diferente, con respecto al que de continuo tenemos que soportar y sufrir en la proximidad vital.

No son pocas las veces que escuchamos aquello de ¿acaba bien la novela? ¿el final de la película te deja feliz?  La realidad para el escritor, el guionista, el autor teatral, es que no es lo mismo desarrollar un drama, una tragedia o una comedia. En esta última creatividad, el humor, el romanticismo, el sosiego de la distracción, está en el fondo de la obra. Y la gente acaba más “contenta”.

Hay guionistas y escritores que parecen “recrearse” en el dolor, la injusticia, la enfermedad, la crueldad, la violencia, la sangre, la muerte. Hay un cierto “sadismo creativo” que sólo puede explicarse porque, tal vez, piensen que con estos temas venden más novelas, relatos o atraen más espectadores al cine o a las tablas escénicas. 


Es muy respetable argumentar que una obra “realista” debe reflejar tal y como el mundo es. Pero es que hay directores cinematográficos que “se pasan” describiendo y detallando imágenes que producen desasosiego, desesperanza, angustia, ansiedad e incluso miedo. ¿Realmente piensan que los espectadores o los lectores son tan morbosos como para “disfrutar” viendo el penoso espectáculo que nos “regalan” en su severa creatividad artística?

Obviamente, los resultados en taquilla o en la venta de ejemplares dictará esa ley de lo que más vende. Tal vez olvidan que los lectores y espectadores deben de aplicar el valor o ejercicio de la empatía, a fin de introducirse y compartir la historia narrada o interpretada. Deberían jerarquizar los objetivos de la distracción, la reflexión y la propuesta de valores que nos enriquecen como personas, además de los legítimos intereses económicos. Bueno es fomentar los valores de la amistad, la solidaridad, la tolerancia, la bondad, el diálogo, la ilusión, la imaginación y la paz. Y si hay verdadera distracción, pues mejor y más cualitativo será el producto elaborado. El “buen sabor de boca” nos ayuda a elevar el ánimo degradado, que tantas veces la realidad vital nos proporciona. La magia de la ficción puede ser una lúcida terapia para el realismo cruel de la depresión.


Bueno sería finalizar estas líneas, narrando una anécdota especialmente significativa, en el contexto que estamos exponiendo. Una tarde de otoño, la taquillera de un vetusto cine, reconvertido en multi salas, con muchos años de profesión, fue preguntada, por un estudiante de Ciencias de la Información, ¿cuáles eran las peticiones más frecuentes que le hacían los aficionados que iban a “sacar” entradas para el cine. La señora, sonriendo al joven universitario, respondió: “lo que más piden son las butacas que dan al pasillo central de las salas. Las personas más mayores solicitan las filas 4, 5 o 6, por los problemas de visión. Cuando vienen un grupo de amigas, todas desean estar juntas y muchas veces no es posible pues solo quedan asientos solitarios o dobles repartidos por las butacas numeradas.

“Pero lo que más me llama la atención, son esas personas mayores que cuando no hay mucha gente en la fila esperando, acercan su cabeza a la ventanilla y como en voz baja me dicen: Por favor, deme una entrada de una película “que acabe bien”. Trato de complacerles, pues soy muy aficionada al cine. Muchos días me quedo, una vez cerrada la taquilla, para ir viendo las películas que proyectamos. También los acomodadores y el gerente del establecimiento me suelen comentar sobre tal o cual película. A los amantes del cine y la literatura les gusta el mejor final para las historias que van a compartir”.  –



 José L. Casado Toro.

Diciembre 2025. 


 


09 diciembre 2025

EL COCINERO DEL ARZOBISPO

 

Un cuento de Juan Valera


En los buenos tiempos antiguos, cuando estaba poderoso y boyante el Arzobispado, hubo en Toledo un Arzobispo tan austero y penitente, que ayunaba muy a menudo y casi siempre comía de vigilia, y más que pescado, semillas y yerbas.

Su cocinero le solía preparar para la colación, un modesto potaje de habichuelas y de garbanzos, con el que se regalaba y deleitaba aquel venerable y herbívoro siervo de Dios, como si fuera con el plato más suculento, exquisito y costoso. Bien es verdad que el cocinero preparaba con tal habilidad los garbanzos y las habichuelas, que parecían, merced al refinado condimento, manjar de muy superior estimación y deleite.

Ocurrió, por desgracia, que el cocinero tuvo una terrible pendencia con el mayordomo. Y como la cuerda se rompe casi siempre por lo más delgado, el cocinero salió despedido.

Vino otro nuevo a guisar para el señor Arzobispo y tuvo que hacer para la colación el consabido potaje. Él se esmeró en el guiso, pero el Arzobispo le halló tan detestable, que mandó despedir al cocinero e hizo que el mayordomo tomase otro.

Ocho o nueve fueron sucesivamente entrando, pero ninguno acertaba a condimentar el potaje y todos tenían que largarse avergonzados, abandonando la cocina arzobispal.

Entró, por último, un cocinero más avisado y prudente, y tuvo la buena idea de ir a visitar al primer cocinero y a suplicarle y a pedirle, por amor de Dios y por todos los santos del cielo, que le explicara cómo hacía el potaje de que el Arzobispo gustaba tanto.

Fue tan generoso el primer cocinero, que le confió con lealtad y laudable franqueza su procedimiento misterioso.

El nuevo cocinero siguió con exactitud las instrucciones de su antecesor, condimentó el potaje e hizo que se le sirvieran al ascético Prelado.

Apenas éste le probó, paladeándole con delectación morosa, exclamó entusiasmado:

-Gracias sean dadas al Altísimo. Al fin hallamos otro cocinero que hace el potaje tan bien o mejor que el antiguo. Está muy rico y muy sabroso. Que venga aquí el cocinero. Quiero darle merecidas alabanzas.

El cocinero acudió contentísimo. El Arzobispo le recibió con grande afabilidad y llaneza, y puso su talento por las nubes.

Animado entonces el artista, que era además sujeto muy sincero, franco y escrupuloso, quiso hacer gala de su sinceridad y de su lealtad y probar que sus prendas morales corrían parejas con su saber y aun se adelantaban a su habilidad culinaria.

El cocinero, pues, dijo al Arzobispo:

-Excelentísimo señor: a pesar del profundísimo respeto que V. E. me inspira, me atrevo a decirle, porque lo creo de mi deber, que el antiguo cocinero lo estaba engañando y que no es justo que incurra yo en la misma falta. No hay en ese potaje garbanzos ni habichuelas. Es una falsificación. En ese potaje hay albondiguitas menudas hechas de jamón y pechugas de pollo, y hay riñoncitos de aves y trozos de criadillas de carnero. Ya ve V. E. que le engañaban.

El Arzobispo miró entonces de hito en hito al cocinero, con sonrisa entre enojada y burlona, y le dijo:

-¡Pues engáñame tú también, majadero!

FIN


06 diciembre 2025

CITAS PARA REFLEXIONAR

 

“Dejo a las mujeres de España mi entusiasmo por la vida. Nada más. Es todo lo que tengo”



Maria Teresa León: Logroño 1903 – Madrid 1988 ; Escritora y Poeta de la Generación del 27 ; junto a María Zambrano, Ernestina Champurcín, Rosa Chacel, Carmen Conde y otras crearon el grupo “Mujeres sin sombrero”; se licenció en Filosofía y Letras en la Institución Libre de Enseñanza; en sus artículos de prensa, destacaron la “defensa de la cultura” y “los derechos de la mujer”; en su principal novela “Juego limpio” hace coexistir los personajes de ficción con Neruda, Lorca, Miguel Hernandez, Alberti, etc”; en 1932 contrajo matrimonio con el también poeta de la Generación del 27, Rafael Alberti.



UN POEMA PARA EL SÁBADO: DULCE CHACÓN

 

Querrán ponerle nombre

Se encontrarán
el tiempo y el olvido
en un ángulo recto,
en un espacio silencioso y solo
donde el vértigo se hace
con la línea que deshace la memoria.
Llegarán cada uno por un lado,
el olvido
con las horas muertas en los brazos
y el tiempo
con los recuerdos por morir.
No habrá lugar allí para ninguno,
desde el vértice verán
la extensión blanquísima
donde desaparecen blanquísimos
los sueños.
sin asco lo verán,
sin sorpresa y sin asco,
sólo un tenue dolor que se insinúa.
Y querrán ponerle nombre.

 

Dulce Chacón, (Zafra, Badajoz 3 de junio 1957- Madrid, 3 de diciembre de 2003). Fue una escritora, dramaturga y poeta española. Su familia se trasladó a Madrid tras la muerte de su padre, también poeta, que aconteció cuando Chacón apenas tenía once años de edad.

Su primer poemario, “Querrán ponerle nombre”, no se publicaría hasta 1992. Más tarde obtendría premios como el Ciudad de Irún o el Azorín de novela por “Cielos de barro”, obra con la que conseguiría lanzar su proyección profesional como escritora.

Dulce Chacón fue una escritora comprometida políticamente, con fuertes convicciones de izquierdas. Se posicionó públicamente en contra de la Guerra de Irak y también a favor de la recuperación de la memoria histórica relacionada con el franquismo.

En 2002 publicó “La voz dormida”, que se convirtió en su última novela. 

Un año después de su fallecimiento se puso en marcha el Premio Dulce Chacón en su honor. Con él se reconoce el valor de obras en castellano originalmente publicadas e impresas durante el año anterior a la celebración del certamen.

 

Buscar