01 noviembre 2024

LA COMPLEJA MÍSTICA DEL FUEGO

 

Entre los elementos de la naturaleza que necesariamente hemos de utilizar para sustentar nuestra existencia, ya que resultan imprescindibles para la vida, solemos priorizar el SOL, el AGUA, el AIRE y la TIERRA fértil. No se puede discutir la trascendencia de estos elementos, sin los cuales no sería posible el diario “caminar” de la humanidad. Pero no podemos perder de vista, en esa jerarquía que “innegociablemente” aplicamos para subsistir, otro elemento que posee una muy especial significación en estos sustentadores vitales: el FUEGO.

Su existencia, desde los tiempos más pretéritos de la Historia terrestre (posiblemente, hace 1,4 millones de años, a partir de los rayos tormentosos sobre el arbolado o a consecuencia de las erupciones volcánicas) nos produce, desde siempre, unos SENTIMIENTOS muy contrastados: emoción, fascinación, miedo, admiración, necesidad, exaltación, misterio, pánico, goce estético, magia, utilidad, temor…



El fuego ha tenido y mantiene un efecto providencial, positivo, insustituible, para las necesidades de la Humanidad. Citemos algunos ejemplos, por más que evidentes. 

Ha servido para ALUMBRAR muy diversos espacios durante las horas nocturnas. Ha hecho posible CALENTAR nuestros cuerpos y habitáculos, en los lugares y horas donde azotaba el frío. Con su ayuda, hemos podido COCINAR los alimentos, asándolos y cociéndolos, para mejor digerirlos por nuestro organismo. En épocas remotas, podía CURAR determinadas dolencias y heridas, cuando la medicina no estaba tan adelantada como en la actualidad. También en el pasado, facilitaba nuestra ORIENTACIÓN a través de terrenos no iluminados por el astro solar o la luna. En situaciones de pandemia o epidemias, facilitaba la PURIFICACIÓN de los espacios contaminados por la enfermedad. En la fabricación de numerosos utensilios metálico, era un elemento imprescindible para FUNDIR los minerales y poder elaborar objetos de toda índole, tanto para la vida como para la muerte (armas). Ayudaba para AUYENTAR a los animales peligrosos, que podían provocar daños físicos de variada índole. La producción de ENERGÍA en las centrales térmicas ha sido posible quemando productos fósiles, para la generación de electricidad. En las tareas agrícolas, también se ha usado para LIMPIAR o eliminar la maleza inservible o perjudicial para determinados cultivos. La FUERZA MOTRIZ de aparatos y motores es posible conseguirla a través de la combustión de carbones, madera u otros componentes fósiles. Recuérdese el funcionamiento de las máquinas de vapor en los trenes y en los motores de combustión para los automóviles.

Junto a estos, sin duda, efectos positivos para favorecer nuestra acción cotidiana, el fuego también provoca consecuencias o efectos indeseables en el discurrir de nuestras vidas. El más lacerante en su acción son los INCENDIOS incontrolados en la naturaleza forestal o en los propios edificios. Centenares y miles de hectáreas quedan calcinadas por el “rodillo” destructor de las llamas que viajan con notable velocidad. Estas catástrofes son naturales y también provocadas, en numerosas ocasiones, por la deficiente previsión de los comportamientos humanos o a consecuencia de la propia malicia de los intereses egoístas, con fines industriales o constructivos. La falta de protección para edificios, antiguos o modernos, también facilita la propagación de ese fuego destructor, tanto en los enseres como también para las vidas de personas que quedan atrapadas entre las llamas y la letal o nociva humareda para nuestros pulmones. La lucha generosa y sacrificadas de los servicios contra incendios, de los PARQUES DE BOMBEROS es verdaderamente ejemplar, admirable y del todo plausible, ya que exponen sus propias vidas para salvar las de los demás ciudadanos.


 La ESTÉTICA DEL FUEGO nos fascina, nos sobrecoge, en el ánimo y en nuestra predisposición hacia tan natural elemento. Hay imágenes ente nuestra retina que provocan ese sentimiento de magia y misterio que difícilmente podemos definir, sino gozar o temer. Pensemos en la llama zigzagueante de una VELA, o en el fuego de una HORNILLA o gas en las cocinas. Hay recuerdos y emociones que nos trasladan a la infancia, como las advertencias de nuestras madres “si juegas con fuego te puedes quemar o te vas a orinar en la cama”. Pensemos en aquellos antiguos y muy útiles BRACEROS O “COPAS” que se encendían y colocaban debajo de las mesas “camillas” para calentar las piernas, con el carbón de orujo quemado, durante los meses fríos del invierno. También vienen a nuestra mente las fraternales reuniones alrededor de la hoguera, en los “FUEGOS DE CAMPAMENTO” juveniles, o esas procesiones de la SEMANA SANTA, con los cirios encendidos en manos de los nazarenos penitentes y en el cirial de los tronos o pasos de las imágenes.  Esculturas religiosas cristianas consagradas y veneradas por las calles y plazas de nuestras ciudades, e iluminadas por la sutileza cromática de decenas de velas encendidas. En muchas películas del CINE HISTÓRICO, observamos las ANTORCHAS que permitían la iluminación de los castillos, las viviendas de las aldeas o el desplazamiento de las tropas en las noches sin luna llena.  Citemos también las hogueras de la NOCHE DE SAN JUAN, con las danzas mistéricas, al son taciturno de la música, alrededor del fuego. Y una última imagen cinematográfica, con base en las PELÍCULAS CLÁSICAS del cine en blanco y negro: “¿Me da fuego, por favor?” con el humo nocivo del cigarrillo encendido. No nos olvidamos, tampoco, del grito terrible de ¡Fuego! del PELOTÓN DE FUSILAMIENTO ante los desgraciados condenados y acribillados a la última pena.



El fuego significa utilidad y peligro, emoción y belleza, fascinación y miedo, estética y necesidad. El planeta TIERRA no podría funcionar sin el sol, sin el agua, sin el viento o atmósfera y sin la tierra fértil. Pero tampoco sin la fuerza mágica del fuego. –

 

José L. Casado Toro

Octubre 2024


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar