Artículo
publicado en Minería Sostenible de Galicia.
De hecho, han sido tres grandes aficionados a la
mineralogía los que han encontrado este nuevo hallazgo: la ermeloíta. José
Carlos Rodríguez Vázquez, Moisés Núñez y Manuel Cerviño llevan décadas
realizando multitud de excursiones por el monte en busca de minerales que poder
identificar y compartiendo juntos esta labor científica que consideran como un
hobby.
Su reciente aportación en este campo no ha sido un caso
aislado, ya que este mismo grupo de gallegos consiguió identificar, en su
momento y por primera vez en España, tres especies minerales: rittmannita,
kankita, y kaatialaita. También, en 2021 encontraron en el norte de Portugal el
mineral hingganita.
En esta ocasión, fue en una de sus salidas en busca de
fosfatos, por las laderas moañesas del Monte do Xestoso, donde encontraron
este nuevo mineral inédito en el mundo. El nombre con el que decidieron
bautizar este mineral fue ‘ermeloíta’, haciendo referencia a la toponimia
de su descubrimiento, ya que apareció en una zona denominada As Chans de
Ermelo.
Este nuevo mineral se trata de un fosfato de
aluminio monohidrato, del grupo de la kieserita. Su apariencia es la de una
masa externamente pulverulenta, compacta, e internamente cristalina de color
blanquecino.
El
trabajo detrás del hallazgo
Los hallazgos de minerales desconocidos no son fruto de
una cuestión de azar ni tampoco una casualidad, sino que tras ellos existe un
trabajo continuo realizado por un amplio tejido de colaboradores e
investigadores que exploran la orografía en busca de nuevas revelaciones
geológicas.
En el caso particular de José Carlos Rodríguez, Moisés
Núñez y Manuel Cerviño colaboran desde hace años con la Unidad de Arqueometría
y Caracterización de Materiales de la Universidade de Santiago de Compostela
(USC), lugar donde llevaron la ermeloíta para ser examinada.
Esta muestra encontrada por estos tres apasionados a la
mineralogía en 2015 era tan solo de unos pocos miligramos, lo que ha supuesto
un arduo trabajo de identificación y análisis que, además, se ha llevado a cabo
durante un periodo coincidente con los años más duros de la pandemia.
La Unidad de Arqueometría y Caracterización de
Materiales de la USC estudió la composición y las particulares características
a través de técnicas como las calorimétricas o la espectrometría, entre otras.
Por su parte, científicos de la Universidad Complutense de Madrid y del Centro
Nacional Instituto Geológico y Minero de España-CSIC también realizaron
análisis de elementos químicos de la muestra.
Finalmente, en el segundo semestre de 2022, año
mineralógico internacional, fue reconocido como mineral por la Asociación
Mineralógica Internacional (IMA), convirtiéndose solo entonces en el
cuarto mineral encontrado en Galicia. Este hito no había vuelto a ocurrir
desde mediados del S.XIX, momento en el que se identificaron sus tres
antecesores: la morenosita, la bolivarita y la cervantita.
Las
implicaciones de la ermeloíta
El descubrimiento de esta especie mineral refuerza, una
vez más, la importancia que tienen las investigaciones realizadas en el campo
de la mineralogía, especialmente en el contexto actual marcado por una
necesidad crítica de materias primas.
La identificación de nuevos minerales es muy
valiosa para la minería sostenible, ya que puede abrir nuevas oportunidades
para la producción de materiales más respetuosos con el medioambiente y
eficientes.
A pesar de que ya conocemos numerosas aplicaciones de los
fosfatos de aluminio, los posibles usos de la ermeloíta siguen siendo una
incógnita, dado que por ahora solo ha aparecido en Moaña un nódulo dentro de
una pegmatita. Sin embargo, los expertos no descartan que sea posible
identificar este mineral en ambientes similares localizadas en otras
formaciones geológicas del mundo.
Quizás, pronto surjan nuevas ubicaciones de este
recurso y se puedan definir con exactitud sus utilidades. Este reconocimiento
supone el principio de su carrera dentro del fascinante universo de la
geología.
Lo que sí se sabe con certeza es que el primer ejemplar
de ermeloíta estuvo expuesto durante el año 2023 en el pazo de Fonseca
(Santiago de Compostela) y, posteriormente, se trasladó de forma permanente
al Museo de Historia Natural de la USC.
En definitiva, podemos considerar el descubrimiento de
este nuevo mineral en Galicia como un hito importante en la historia de la
mineralogía en España y el mundo. Este nuevo mineral puede tener implicaciones
significativas para la investigación geológica, la minería sostenible y el
desarrollo de tecnologías sostenibles en el futuro.
Este acontecimiento es un recordatorio del valor y la
belleza de la naturaleza que nos rodea y la importancia de seguir explorando y
aprendiendo sobre nuestro planeta.
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