(En esta sección recuperamos artículos publicados anteriormente en la historia del blog, para disfrutar de nuestro recorrido)
EL CONTEXTO CONDICIONA.
Editado el 20 de Junio 2011
El contexto condiciona, pero posibilita.
Se vive dentro de un ambiente como se piensa desde un contexto de verdad y la
“verdad contextualizada” no es la “verdad divina, eterna, perfecta, pura,…”.
El filósofo no es una excepción, está respirando el aire cultural que sopla a
su alrededor y lo envuelve. Si no lo respira se muere y si lo respira se
contagia de la mayor o menor impureza del mismo. No tiene escapatoria.
El filósofo no es un pensador en una
burbuja virgen sino el que piensa, como cualquier hombre, en esa atmósfera
contaminada, común, y afectada por el tiempo y por el espacio.
Ni nace ni vive virgen. Viene pertrechado
con los mismos esquemas mentales y la misma herencia cultural que los demás
hombres y, desde su infancia es alimentado con la misma papilla cultural que
todos los demás.
Pero es consciente de que tendrá que ir
desnudándose, depurándose, descontaminándose, porque sabe que sus pensamientos
paridos en esas circunstancias estarán tintados por el contexto mismo que lo
limita pero que lo posibilita.
Es/tiene que ser un quijote voluntario
que, sin tener que socorrer viudas, debe enderezar entuertos, comenzando por el
suyo.
Pero está condenado a ser/es “pasión inútil sartreana”, siempre intentando
desnudarse, sabiendo que no se puede estar, vivir, ni pensar desnudo. Siempre
habrá un contexto que lo envuelva, siempre llevará un ropaje que tape y
disimule sus carencias.
La pretensión de descontextualizar ya es
un contexto.
Si la virginidad nunca ha sido superior a la maternidad (a pesar de que la
Iglesia lo haya mantenido históricamente y, así, lo siga haciendo) ¿por qué el
pensamiento mestizo, contextualizado, va a ser de inferior calidad que el
pensamiento pretendidamente libre de gérmenes?. ¿Es éste posible?. ¿Sería
humano?.
El filósofo, como persona normal, pero
consciente de su esclavitud de la sociedad ambiental y de su propia
afectividad, no lo hace menos Dios, sino más hombre.
No hay persona más sabia que el que sabe
que no lo es y que, nunca, podrá serlo.
Estamos condenados, desde que nacemos, a
respirar el aire que nos rodea, como estamos condenados, desde que nacemos, a
pensar en el contexto socio-cultural que, en suerte o en desgracia, nos ha
tocado.
Descontextualiza a un pensador y sus pensamientos y estás maltratando la
verdad, que siempre es histórica.
Juzga a Cervantes, a Descartes, a Newton,
a…. con los esquemas mentales y culturales del siglo XXI y estarás condenado y
condenando a tus seguidores a no entender nada.
Tomás Morales Cañedo
-Filósofo
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