Hoy los cielos
y la tierra me sonrrien.
Hoy llega al
fondo de mi alma el sol.
Hoy la he
visto …..La he visto Y me ha mirado
Hoy creo en Dios.
Hoy creo en Dios.
Suena la
campana. El profesor cierra el libro.
Señores, mañana seguiremos con Gustavo Adolfo.
Es la última
clase de la mañana, de una mañana de Abril, en la que el sol se lleva los
restos de nubes que en el cielo quedaban. Atraviesan el jardín, donde las
plantas anuncian las flores.
El grupo
enfila la calle, del colegio femenino.
Otro grupo
sale, con la alegría y vitalidad de los quince años.
Él cierra los
ojos. Unas piernas torneadas, una cintura que las manos abarcan, unos pechos
que como imanes atraen la mirada. Un cuello que sirve de búcaro a un ovalo
enmarcado por una melena rubia. Una boca de sonrisa maliciosa
¡La he
visto!
Al abrirlos
los ojos se fijan en los de ella y ambas miradas se enredan sin poder,
separarse.
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