LA BUENA VIDA

Hasta Séneca erraba a la hora de proponer una fórmula para vivir mejor. En su osado opúsculo, Tratado sobre la brevedad de la vida, el único consejo claro que se deduce de su cansino texto es la idea de la quietud.

El "vive bien" de Séneca tiene que ver con la regla de poseer solo lo necesario y acaso un poco más para eliminar, a la vez, la inquietud de pasar hambre. Y aunque al final lo “suicidaron” su fortuna rondaba los 17.500.000 dracmas (según Dión Casio) cuyo origen no era muy transparente.

Cuando terminé de leer el ensayo de mi paisano, reflexioné sobre la similitud que, después de veinte siglos, hay entre el filósofo y nuestros dirigentes, sobre todo a la hora de procurarse buena vida. Como ejemplo baste el de los presidentes de las dos autonomías más empobrecidas de España. Ibarra y Cháves han blindado bien su jubilación.

Y es que nuestros políticos han leído, estoy seguro, al maestro cordobés y quieren aplicar sus máximas también en todos nosotros, pero con ciertos retoques en su desarrollo. Saben que aun poseemos un depósito inexplorado de vida y pretenden que la disfrutemos cuanto más tiempo mejor aunque, eso sí, gastando lo menos posible. Para ello nos congelan la pensión y nos suben los impuestos (directos e indirectos) sin que nuestra voz (qué digo voz, nuestro grito) se haya dejado oír. Si ni tan siquiera metiéndonos la mano en el bolsillo hemos reaccionado, ¿qué otra cosa nos haría rebelarnos? Pues que se utilizaran los recursos destinados a garantizar las pensiones en fines económicos diferentes. Y tal como está el patio La Caja Única de la S. S. es una gran tentación.

Somos casi ocho millones y conocen la fuerza que éste colectivo tendría si decidiese unirse en una voz única y exigente. Por ello no nos dejan tener una bandera ni una utopía. Nos quieren dócilmente silenciosos y ocupados en banalidades, no sea que nos dé por volvernos protestones. Ojo que el zorro está guardando el gallinero y esto entraña un gran peligro.

Como en cuestión de dineros todos somos fundamentalistas, actuemos como tales, armando nuestras conciencias en contra de quienes torpemente pretendan arrebatarnos la buena vida que nos hemos procurado.

Nono Villalta
(Marzo 2011)