Fuimos cuatro eslabones,
Los que forjaste en tu juventud.
¡Gracias! ¡Madre!
Por ser nuestro orfebre;
Nuestro mejor modelador, fuiste Tú.
En tu escuela aprendimos todos,
Primeros pasos con prontitud.
¡Gracias! ¡Madre!
Por enseñarnos;
Nuestro mejor maestro, fuiste
Tú.
Ese amor por la enseñanza,
A dos de ellos inculcaste tú.
¡Gracias! ¡Madre!
Por seguir tus pasos;
Hoy nuestra labor, eres
Tú.
A tu jubilación llegaste
Con alegría y juventud;
¡Gracias! ¡Madre!
Por el palmarés que nos dejaste;
Pero sobre todo Madre,
Por ser, como fluíste
Tú.
Maruja Quesada Martín
25 de enero 2008
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