ALTAR
DE SACRIFICIO
Toca blanca. Rostro joven, moreno,
aindiado. Ojos oscuros, inocentes. Frente a ella la superiora: hombros
encorvados, manos artríticas que se deslizan por el rosario. Y el grupo de
monjas inclinadas por la edad que corea: Ora pro nobis.
Las paredes de la capilla rezuman
humedad. Hace frío. Unas toses esporádicas sofocan el sonido de la oración. La
novicia observa el entorno y piensa: Hay
que arreglar el tejado, las celdas, comprar braseros…
Vestida
de seglar las monjas, a su alrededor, la animan: cuide bien de su enferma hermana, ella es nuestra providencia.
El
local está atestado de clientes y el ambiente cargado de humo. Suena la música.
Sobre la tarima aparece el cuerpo joven, ligero de ropa; los pechos
desafiantes, las nalgas firmes. Ojala
haya buenas propinas esta noche, susurra para sí Sor Martirio.
Mayte Tudea
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