A
través de los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, Internet,
redes sociales, etc.) leemos y escuchamos una información que nos debe hacer
reflexionar, por sus graves implicaciones o perjuicios para el mantenimiento de
un buen estado de salud. Esa información, regularmente repetida, hace alusión
al sobrepeso que soporta un porcentaje elevado de
la población. La preocupante cuestión se agudiza cuando ese exceso de
peso, penosamente tradicional en las personas mayores, se está trasladando, de
igual manera, a la masa social más joven e incluso a los niños. Cada vez hay
menos niños “jugando” en las calles, cada vez hay más niños con el trauma del
sobrepeso. Los médicos nos lo advierten, de una forma nítida y clara. Ese
“estar gordo” carece de beneficio alguno para la salud. Por el contrario,
provoca efectos negativos para la mayor parte de nuestro organismo. Tanto de
una forma directa, como indirecta. Hay enfermedades que se generan por ese
sobrepeso, mientras que otras patologías se agudizan por el mismo motivo. Pensemos
también en el perjuicio para la estética corporal.
Los
doctores en medicina nos lo explican con meridiana claridad. La mejor solución
es “comer menos” y “caminar más”. Nos
tenemos que acordar de ese ilustrativo y lúcido dicho de “Menos comida en el
plato y más suela en los zapatos”. Otros consejos, más útiles incluso, no hacen
tanto “hincapié” en comer “menos” sino en ingerir
con una mayor racionalidad. No se olvide tampoco que, en la mayoría de
las ocasiones, se come “por aburrimiento” o por un estado de inestabilidad o
nerviosismo emocional. Comer menos, evitando esa ansiedad que nos impulsa a
ingerir alimentos de una forma erróneamente descontrolada. Pero, sobre todo,
fomentando en nosotros la práctica del deporte. ¿Y
cuál es la mejor actividad deportiva? Sin duda alguna: el caminar. Así
de fácil. Así de sencillo.
Citemos
algunos ejemplos, tomados de la vida diaria,
que nos deben hacer reflexionar para mejorar en algo nuestro estilo de vida.
Son ejemplos visionados aquí en esta bella ciudad, como es Málaga, un día
cualquiera, a una hora cualquiera. Dadas las fechas, pues en el tiempo de
Navidad.
·
Pasamos, en nuestro diario deambular
por la ciudad, por el muy afamado entorno de las
churrerías Aranda, gran reclamo turístico para los foráneos y también
para los propios malagueños. Puede ser a las 11 de la mañana o a las ocho de la
tarde. Observamos que las numerosas mesas de estos establecimientos están
repletas de clientes. Y más si cabe, hay muchas familias que están guardando
cola, a fin de conseguir alguna mesa que se quede vacía. El objetivo, de unos y
otros, es tomar una taza de chocolate caliente (divinal alimento para el
paladar) añadiendo el contenido de un gran plato de gruesos churros de masa
frita, chorreando aceite. Ese grato espectáculo para el paladar se repite en otras
muchas de las horas del día. El nivel de calorías de esa masa frita, bien
aceitosa, debe ser indudablemente elevada. Desaconsejable para una buena salud.
Una imagen para reflexionar.
·
Nos dirigimos ahora a una consulta
médica, ubicada en la 2ª planta de un céntrico edificio en nuestra ciudad. Son
las 18 horas de una tarde invernal, refrescada por la humedad ambiental. Varias
personas, exactamente siete, se juntan delante de
la puerta del único ascensor instalado en el veterano inmueble. Son pacientes
de mediana edad. No es posible que todos quepan en un habitáculo espacialmente
reducido. Ninguno de los que esperaban la llegada del ascensor hizo intento
alguno de subir los dos tramos de escaleras a pie. Esa imagen también la hemos
visto en nuestro propio domicilio.
·
Una tercera imagen, para la reflexión.
Tiene lugar una alegre comida de “hermandad”, con
motivo de la Navidad. O tal vez se esté celebrando un bautizo, una boda o una
separación o divorcio. Se observa cómo los camareros van retirando los platos
principales, para servir los postres. En dichos platos retirados van abundantes
restos de carne o pescado. Cuando lo hacen con los postres, hay abundantes
restos de trozos de tarta intensamente ennatada. Igual ocurrió al principio con
esos abundantes entremeses ibéricos, verdaderamente apetitosos, pero
densificados en grasas saturadas. Si los platos, cuando son retirados, llevan
tan abundante contenido desperdiciado, cabe preguntarse qué cantidad habrán
ingerido los gozosos comensales, para que no puedan completar tan opíparo
ágape. Las botellas de vino que permanecen vacías, encima de las mesas, también
nos indican el grado alcohólico que puede alcanzar la sangre de esos asistentes
al feliz evento.
·
Vamos paseando a través del laberinto
urbano. Como peatones, utilizamos lógicamente las aceras de las arterias
viales. Vemos y “sufrimos” la realidad densificada de las
patinetas eléctricas, que “se multiplican” de manera incesante. Sus usuarios
circulan mayoritariamente por las aceras, estén o no señalizadas para tan
función. Encima de esos patinetes van, especialmente, jóvenes, más o menos
adolescentes. En ocasiones observamos como dos jóvenes se “acomodan” encima del
mismo patinete. Entendemos que esos vehículos, que pueden alcanzar hasta más de
20 km/h en velocidad, no son utilizados para un momento ocasional, sino para
uso cotidiano. Son personas que por su edad están en la “flor de la vida”, en
cuanto a su vitalidad. No experimentan o eluden el placer o la necesidad de
caminar. Son muchos los que circulan a una velocidad inadecuada y peligrosa,
pues por las aceras caminan muchas personas y de edad avanzada.
·
En lugares estratégicos, en la
planimetría urbana de nuestra ciudad, el Ayuntamiento ha instalado centros polideportivos, regentados por empresas
especializadas en tal función. La cuota mensual para hacer uso de estos centros
polideportivos no es especialmente elevada, de manera especial para las
personas que han alcanzado su edad de jubilación. Allí se puede realizar la
práctica del deporte que más nos favorezca y agrade. En estos centros no faltan
una gran piscina climatizada (con 8 calles), con otra zona hídrica de jacuzzi y
sauna. El usuario puede utilizar decenas de máquinas para fortalecer la
musculatura, dirigidas por personal especializado. También hay actividades
grupales de yoga, pilates y gimnasia interactiva. Los niños tienen también
actividades específicas, siempre dirigidas por personal cualificado. El horario
para el uso de las instalaciones es muy flexible, continuo desde la mañana
hasta la noche. Los domingos y festivos, hasta las 15 horas. Es un comunitario
servicio que ayuda notablemente a mejorar la salud de la ciudadanía. Los
servicios municipales aún deberían reducir más el precio para colectivos de
pensión reducida o en paro.
Después
de este gran paseo, necesariamente reflexivo, por distintas zonas de nuestra
ciudad, debemos reafirmar algunas ideas o propósitos ya expuestos: “mientras puedas caminar, camina”. Cuando se está
aburrido no es inteligente permanecer en casa, es mejor
salir a la calle, evitando la tentación de acudir al frigorífico o a la
alacena. La distracción evita o compensa la necesidad de comer. En cuando a las
madres, aquella tradicional frase de “estoy preocupada porque mi “niño” no
engorda”, deben cambiarla por “estoy preocupada,
porque mi niño está cogiendo sobrepeso”.
–
José
L. Casado Toro
Diciembre
2023
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