Una de las novelas más impactantes de la segunda mitad del siglo XX, la que más lectores ha convertido en seguidores fanáticos de su autor y una de las más vendidas de la historia, no es Cien años de soledad, de Gª Márquez, ni El viejo y el mar de Hemingway, ni Lolita de Nabokov, por mucho que todas ellas sean reconocidas como clásicos modernos. Lo ha sido una “simple” novela de fantasía épica y aventuras: El señor de los anillos. Ambiciosa continuación de su cuento para niños, El Hobbit (1937), que su autor, el profesor de Oxford John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973) fue perfilando a lo largo de doce años y que se convertiría, debido a su extensión, en una trilogía: La comunidad del anillo, Las dos torres y El retorno del Rey.
Los
tres volúmenes se publicaron en UK y USA entre 1954 y 1956. Se calcula que la
venta de ejemplares en todo el mundo supera los seiscientos millones, colocando
a Tolkien entre los diez autores más vendidos del mundo, por debajo solo de
Shakespeare, Agatha Christie, y Georges Simenon, y profesionales del “best
seller” como Danielle Steel y Barbara Cartland, pero con casi solo una
novela.
Sin
embargo El señor de los anillos no
fue saludada en su momento como una obra maestra de forma unánime, aunque tuvo
admiradores inmediatos como el íntimo amigo de Tolkien, el también medievalista,
profesor de Oxford y novelista C.S. Lewis (*) Muchos no vieron en ella más que
una pretenciosa novela adolescente; otros destacaron que los personajes adultos
no parecen alcanzar nunca la pubertad, y la ausencia de caracteres femeninos
mínimamente creíbles. Y hubo autores que cuestionaron lo que llamaron “visión
reaccionaria, conservadora e inmadura de la fantasía heroica”. Da lo mismo,
Tolkien los ha vencido a todos.
El
católico, tradicionalista y erudito profesor de Oxford, partidario de Franco
durante la Guerra civil española, apenas vivió lo suficiente para ver cómo su
“romance heroico” (no lo gustaba llamarlo novela) se convertía en biblia del
movimiento hippie y contracultural primero, y hoy de eco-ambientalistas,
feministas y neopaganos.
¿Qué
diría Tolkien al comprobar que, en lugar de educar a generaciones de amantes de
la literatura medieval inglesa o las sagas nórdicas, a la sombra de su obra han
surgido libro-juegos, videojuegos, juegos de rol y hasta tres monumentales
películas? El sabio conocedor del gaélico, el inglés medio, el galés y el
islandés antiguo vería que sus legiones de fans saben hablar el élfico mejor que sus propios idiomas
nativos.
En
cualquier caso, siempre nos quedará su novela con todos los defectos que pueda
tener: un alarde de imaginación, erudición y amor por la fantasía, la aventura
y la mitología sin igual, por encima del bien y del mal, que se ha convertido
en un genuino clásico universal.
(*) Clive Stapples Lewis (Belfast, 1898/ Oxford,
1963) fue colega y amigo de Tolkien, y escritor de historias fantásticas, como
él. Su obra más conocida es Las crónicas
de Narnia que consta de 7 libros, de los que 3 han sido llevados al cine
con excelente acogida por parte del público infantil y juvenil.
Nota:
Conviene recordar que estas reseñas se elaboran a partir de textos aparecidos en el
semanario “El Cultural”. Y que en este caso, como en tantos otros, el autor no
ha leído la obra comentada, a despecho de las muchas recomendaciones a favor
que, muchos años atrás, le hiciera su hijo mayor, y del
elogioso capítulo que el filósofo Fernando Savater le dedicó en su obra La infancia recuperada (1976)
JOSÉ RAMÓN TORRES GIL
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.