NUEVA ZELANDA. Isla Sur
Lunes 6 de Febrero.
El WAITANGI DAY
Hoy
es el día nacional de NZ, por eso, después
del desayuno hemos ido a QUEENSTOWN a ver cómo celebran aquí su día nacional,
WAITANGI DAY. Este día celebra la firma del Tratado
de WAITANGI (6 de febrero de 1840); se firmó en Waitangi (isla norte) por funcionarios de la corona británica
representando a la reina Victoria I, y por jefes maoríes. Este tratado es considerado el punto
fundacional de NZ como nación. En unos jardines de la ciudad han organizado actividades relacionadas con este día.
En realidad, lo que hemos visto han
sido actividades maoríes, pues ellos han dicho discursos, han cantado, tenían puestos
de comida, pintaban
sus dibujos en la cara a quien quisiera,
A LOLA y a ROCÍO le
han pintado la barbilla con sus dibujos
maoríes. Pero la fiesta era solo maorí,
pues no había blancos en los discursos, música, etc.
De todas formas, en NZ los maoríes están integrados en la sociedad,
y el día de hoy es una fiesta
para ellos. Todo lo contrario que en Australia, donde el día nacional es un día
de reivindicación de los aborígenes.
Luego
hemos ido a una famosa Hamburguesería -FERGBURER- de la ciudad que aparece en todos los reportajes y guías por sus
exquisitas hamburguesas; siempre hay cola en la calle para que te atiendan, también hoy, por lo que hemos desistido y nos hemos
vuelto a la casa.
Por
la tarde nos hemos encontrado con los dueños de la casa; son una pareja de
jubilados de nuestra edad, gente
agradable con la que hemos estado un buen rato hablando y contándole cosas de nuestros
días de estancia
en esta Isla Sur. Nos han traído
una botella de vino blanco
de regalo.
Mañana vamos de viaje al glaciar
ROB ROY.
Martes 7 de Febrero.
!EL DÍA DEL ACCIDENTE ¡
Sobre las 8;30 salimos
para recorrer las 2 horas que nos llevarían para empezar la actividad de trekking hacia el glaciar ROB ROY. El camino nos lleva por la carretera
con el "puerto de
primera" que pasamos hace días; curvas cerradas y fuerte pendiente que en
poco trayecto nos sube un desnivel de
800 m. Después una carretera descendente hasta el lago Wanaka; pero los últimos 40 km nos llevan por un carril sin
asfaltar y en mal estado, en el que,
además hay que vadear múltiples FORD (riachuelos), que a duras penas consigue
el Toyota 4x4. Al final, una zona de
aparcamiento nos deja a la entrada del Parque en el que se encuentra el glaciar.
Dejamos el coche, empezamos
la caminata, y a 1 km un puente colgante
de unos 80 m nos permite cruzar
el río que ha formado
el deshielo del glaciar. Corre
un fuerte viento
que hace balancearse el puente, por lo que es preciso
avanzar despacio agarrados a las barandillas de ambos lados; a veces, las
rachas de viento son tan fuertes que te obligan a detenerte. Luego empieza el difícil ascenso. A lo
largo del recorrido hay tramos fáciles, difíciles, y algunos peligrosos. No es la dureza ni la distancia del
recorrido, sino que hay zonas en las que
no hay sendero y hay que atravesar una zona (me imagino que río en época de
lluvias) donde grandes/enormes
piedras desgastadas y húmedas son el "propio camino". Hay un mirador de abajo y otro de arriba. Desde
este se puede observar la nieve del glaciar, que me imagino que, cómo la mayoría, están en retroceso por el
cambio climático. La ascensión,
que la página del ministerio de NZ calcula en 90', nos llevó a nosotros casi el doble de tiempo. Arriba tomamos nuestro
picnic, y después de disfrutar del paisaje, iniciamos
la bajada; mientras Carlos y Rocío se entretenían en hacer fotos y vídeos, Lola
y yo decidimos adelantarnos. Con el
suelo mojado por la humedad y la lluvia que de vez en cuando descargaba, la bajada la hicimos muy despacio y apoyándonos en los bastones
que nuestros amables caseros
nos habían proporcionado. Todo fue normal hasta la llegada al "río de enormes rocas", único
sitio para seguir avanzando. Intentamos cruzarlo con extremo cuidado, pero al apoyar el pie en una de
las últimas enormes rocas, la humedad hizo que
resbalara y cayera chocando contra la roca. El golpe fue primero con el
hombro derecho y después con la
nariz. El puente de las gafas se me hincó y me produjo una herida de la que manaba abundante sangre. Un par de
minutos de confusión y después varios minutos
intentando relajarme y ver el alcance del golpe. Me di cuenta que el
resultado del golpe fue la herida en
la nariz y el golpe en el hombro derecho; poco para lo violento del impacto. La herida de la nariz la taponé con pañuelos
que me dio Lola, y en el hombro derecho note
dolor moderado, pero no creí tener fractura. Lola lo pasó fatal, pero la
tranquilicé porque el percance había
sido más espectacular que grave. Varios caminantes pasaron por nuestro lado ofreciendo ayuda, pero les dije que
no hacía falta. El reloj, que notó el golpe, empezó a dar alarma por si era necesario SOS. Lo anulé y unos minutos
después me incorporé y seguimos la
marcha. Al poco aparecieron Carlos y Rocío, le comentamos lo ocurrido. Al cruzar de nuevo
el puente, las fuertes rachas
de viento hicieron
complicado el paso.
Después de pasarlo, en campo abierto,
la fuerza del viento aumentó;
en un momento hubo una fuerte racha que terminó tirando a
Rocío y a Lola. Con mucho cuidado volvimos al
coche. La vuelta
la hicimos con normalidad.
Los dueños
de la casa nos habían regalado una botella de vino blanco y les dijimos que vinieran
a tomar una copa con nosotros. Así lo hicieron y al final la señora, profesora
de música en el liceo, nos obsequió
con una bonita canción maorí.
Miércoles 8 de febrero.
Vuelo a la Isla Norte.
Hoy cambiamos de casa y de isla. Esta tarde volaremos a la isla norte.
Por la mañana, Lola me ha curado la herida de la nariz; según veo cuando la descubre, tengo una erosión
que va a tardar en cicatrizar; además,
quedará cicatriz.
Durante
el resto de la mañana hemos recogido el equipaje, y han limpiado y recogido
todo en la casa. Carlos y yo hemos
ido a llenar el coche de gasolina para entregarlo antes de volar.
Hemos comido sobre las 13;00 horas y hemos salido para el aeropuerto, entregando el coche antes.
El
vuelo de JETSTAR ha salido a las 16;30 en dirección a Auckland, en la isla
norte. Unos 90' de vuelo de los que los primeros
10' han sido una auténtica montaña rusa: movimientos de todo tipo.
Después se ha tranquilizado todo y el resto del vuelo ha sido normal.
Al
aterrizar, nos han recogido los del rentacar en una lanzadera que nos han
llevado a la sede de la empresa;
allí una chica maorí nos ha atendido
sin prisa ninguna
y escaso interés.
Más de media hora de trámites y al final
nos entregan un Toyota, tipo berlina, que al poco de salir para nuestro destino, enciende un
piloto con el texto de "problema". Lo hablamos y damos la vuelta al rentacar
para comentarlo. Allí no saben solucionar el problema y terminan cambiándonos el coche por otro.
Tras cerca de 3 horas de viaje llegamos
a nuestro destino.
(continuará)
Pedro J. Tiscar Marin
Julio 2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.