Defensa de la Alegría
Defender
la alegría como una trinchera
Defenderla del escándalo y la rutina
De la miseria y los miserables
De las ausencias transitorias
Y las definitivas
Defender
la alegría como un principio
Defenderla del pasmo y las pesadillas
De los neutrales y de los neutrones
De las dulces infamias
Y los graves diagnósticos
Defender
la alegría como una bandera
Defenderla del rayo y la melancolía
De los ingenuos y de los canallas
De la retórica y los paros cardiacos
De las endemias y las academias
Defender
la alegría como un destino
Defenderla del fuego y de los bomberos
De los suicidas y los homicidas
De las vacaciones y del agobio
De la obligación de estar alegres
Defender
la alegría como una certeza
Defenderla del óxido y la roña
De la famosa pátina del tiempo
Del relente y del oportunismo
De los proxenetas de la risa
Defender
la alegría como un derecho
Defenderla de Dios y del invierno
De las mayúsculas y de la muerte
De los apellidos y las lástimas
Del azar y también de la alegría
Mario Benedetti, poeta
uruguayo (14 de septiembre de 1920 -
17 de mayo de 2009). Formó parte de la generación del 45 de ese país junto a nombres como Juan Carlos Onetti,
Ángel Rama e Ida Vitale.
Estudió la primaria
en una escuela alemana, aunque cuando la ideología nazi empezó a ser difundida,
la dejó. Gracias a su conocimiento de la lengua
alemana, pudo trabajar más adelante como traductor de Kafka.
Tuvo que abandonar la
escuela secundaria pues la economía familiar no lo permitía, y estudiar por su
cuenta. Desde entonces, trabajó en diferentes oficios como vendedor, taquígrafo
y contable, además de traductor.
Se formó finalmente
como periodista y fue ganando poco a poco notoriedad en la escena intelectual
del país.
Tras el golpe militar
de 1973, abandonó su cargo de jefe del
Departamento de Literatura Hispanoamericana, en la Facultad de Humanidades y
Ciencias de Montevideo, y se fue a vivir en el exilio. A lo largo de diez años
vivió en países como Argentina, Cuba, Perú y España, separado
circunstancialmente de su mujer, Luz
López Alegre, con quien estuvo casado más de 60 años.
Su obra, traducida a
más de 25 idiomas, abarca géneros como poesía, novela, cuento, crítica y
ensayo. Además, su estilo se adapta muy bien a la musicalización, por lo que
sus poemas han sido inmortalizados en
las voces de cantantes como Joan Manuel
Serrat, Pablo Milanés, Soledad Bravo y muchos más.
Recibió numerosos
reconocimientos, entre los que podemos nombrar: la Orden Félix Varela (Cuba,
1982), el Premio Llama de Oro de Amnistía Internacional (Bruselas, 1987), la
medalla Gabriela Mistral (Chile, 1995) y la medalla Pablo Neruda (Chile, 2005).
Asimismo, recibió la distinción Honoris Causa en la Universidad de la República
en Montevideo (2004) y VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
(España, 1999).
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