¿Por qué no entendemos a Kandinsky?
Artículo de Pelo H. Riaño, publicado en el diario
El Español.
¿Por qué? ¿Por qué en Selectividad, entre Amarillo,
rojo y azul de Kandinsky y el Pantocrator de San Clemente de Tahüll,
elegimos la lámina del último?
1.
Porque es libre
Kandinsky escribió mucho para defender su visión y
el camino que había tomado, el de la libertad. Un siglo y medio después de su
nacimiento, Kandinsky sigue defendiéndose por escrito (en Punto y línea
sobre el plano, De lo espiritual en el arte) para explicar el camino que
tomó, el de la libertad. La fuerza que impulsa al espíritu humano hacia delante
es el espíritu abstracto, apuntó en La gramática de la creación. El futuro
de la pintura. Pero: “La condición es hacerse entender”.
Quería ser popular, quería que la “llamada” fuera
posible. Sin embargo, hay una “mano negra” que intenta “destruirlo”, que
siembra “el miedo al camino libre, el miedo a la libertad y la sordera con
respecto al espíritu”. Kandinsky lamenta que los hombres reciban hostilmente
cualquier valor nuevo. “Se pretende combatirlo con burlas y calumnias. Al que
instaura este valor se le presenta como un individuo ridículo y grosero. La
gente se ríe del valor nuevo, se le insulta. Es el lado siniestro de la vida”.
El lado contrario al resentimiento, “la alegría de la vida”.
2.Porque
es como un niño
“Para el artista no hay más que una sola receta:
la honestidad”, pero ¿y para el público? Kandinsky habla del “genio infantil”
como una fórmula ilimitada y honesta que termina perdiéndose por la crítica y
el maltrato de los adultos: “Tu monigote no puede caminar, porque sólo tiene
una pierna”, “tu silla está del revés, no nos podemos sentar en ella”, ironiza
el pintor. En sus dibujos valora la actividad inconsciente, el esquematismo y
la espontaneidad.
“El artista, que durante toda su vida se parece
mucho al niño, está a menudo más capacitado que otro para percibir la
resonancia interior de las cosas”, escribió. No es extraño que considerase como
enemigos a la academia y a la crítica de arte. El pintor pide al espectador que
olvide sus deseos por un instante, sus pensamientos y sentimientos también. Que
no tienda a la limitación, que se libere. “No debemos rechazar nada sin un
encarnizado esfuerzo por descubrir la vida”.
3. Por
miedo a la anarquía
Con Kandinsky el arte abandonó la tierra firme. La
costumbre del público, dice, de prestar atención a la forma lo confunde y le
impide “sentir la obra de arte con un espíritu libre”. La abstracción es libre
y exige serlo para contemplarla. El realismo trata la apariencia del objeto,
una belleza convencional, pero para el pintor cada vez somos más capaces de
entender el mundo sin añadirle belleza. “El elemento estético reducido al
mínimo debe ser reconocido como el elemento abstracto más poderoso”.
De ahí que mucha gente habló (y habla) de anarquía
para calificar su obra, que es el mismo reproche que se le hacía (y hace) a la
música contemporánea. “Esta gente cree asistir sin razón a una convulsión
desordenada. La anarquía implica método y orden”. Kandinsky zanja este debate
de una manera tajante: “Basta con decir: todo está permitido”. Al menos,
aclaraba, hasta los límites de la prohibición.
4.
Porque tiene contenido
“No puede existir obra de arte sin contenido”. Y
sin embargo se le critica a la pintura abstracta la entrega a la forma y el
menosprecio por la miga. Para la pintura y los pintores abstractos el
contenido es “la vibración del alma”. Sin ese elemento interior, sin el
contenido, “si valoramos de una manera puramente exterior y fría” el arte, “las
obras abstractas están muertas”.
5. Porque
es espiritual
“La forma es la expresión exterior del contenido
interior”. La resonancia del alma tiene mayor amplitud que la realidad. La
forma sólo sirve para expresar lo que se quiere comunicar, no para reflejar lo
que se observa. De hecho, lo nuevo no era lo importante para este pintor: el
objetivo de Kandinsky era la comunicación (no el aislamiento) de su “espíritu”.
“La necesidad crea la forma. Algunos peces de las grandes profundidades no
tienen ojos. El elefante tiene una trompa. El camaleón cambia de color, etc.”,
añade.
"En el gris" (1919)
En la forma está la personalidad del artista, pero
aclara que eso no significa que sea la mejor para el resto. “Es decir, que no
hay que hacer de la forma un uniforme. Las obras de arte no son soldados. En el
artista, una misma forma puede ser una vez la mejor, y otra la peor. En el
primer caso procede de la necesidad interior, en el segundo de la necesidad
exterior: de la ambición y de la codicia”, cuenta el pintor. Observar a
Kandinsky es descubrirse a uno mismo al cuestionar nuestro el respeto por la
diversidad y la diferencia.
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