Giacomo
Antonio Domenico Michele Secondo Maria Puccini (Lucca, 22 de diciembre de 1858_ Bruselas, 29 de
noviembre de 1924) más conocido simplemente como Giacomo Puccini,
fue un compositor italiano de ópera, considerado entre los más grandes, de
fines del siglo XIX y principios del XX.
Heredero de la gran
tradición lírica italiana, pero al mismo tiempo abierto a otras corrientes y
estilos propios del cambio de siglo, Puccini se convirtió en el gran dominador
de la escena lírica internacional durante los primeros decenios del siglo XX
Puccini nació en el seno de una familia, en la que, desde el
siglo XVIII, alguno de sus miembros había ocupado el puesto de maestro de
capilla de la catedral de Lucca. A la muerte de su padre, Michele, en 1863, el
pequeño Giacomo, pese a no haber demostrado un especial talento músico, fue
destinado a seguir la tradición familiar, por lo que empezó a recibir lecciones
de su tío Fortunato Magi, con resultados poco esperanzadores.
Fue a la edad de quince años cuando el director del Instituto de
Música Pacini de Lucca, Carlo Angeloni, consiguió despertar su interés por el
mundo de los sonidos. Puccini se reveló entonces como un buen pianista y
organista cuya presencia se disputaban los principales salones e iglesias de la
ciudad.
En 1876, la audición en
Pisa de la Aida de
Verdi constituyó una auténtica revelación para él; bajo su influencia,
decidió dedicar todos sus esfuerzos a la composición operística, aunque ello
implicara abandonar la tradición familiar. Sus años de estudio en el
Conservatorio de Milán le confirmaron en esta decisión. Amilcare Ponchielle, su
maestro, lo animó a componer su primera obra para la escena: Le villi, ópera en un acto estrenada en 1884 con un
éxito más que apreciable.
Con su tercera
ópera, Manon Lescaut, Puccini encontró ya su propia voz. El
estreno de la obra supuso su consagración, confirmada por su posterior trabajo, La Bohème, una de sus realizaciones más aclamadas. En
1900 vio la luz la ópera más dramática de su catálogo, Tosca, y cuatro años más tarde la exótica Madama Butterfly.
Fue
uno de los pocos compositores de ópera capaces de usar brillantemente las técnicas
operísticas alemana e italiana. Se le considera el sucesor de Giuseppe Verdi.
Algunas
de sus melodías, como “O mio babbino caro”, de Gianni Schicchi, “Che
gélida manina” de La Bohème y “Nessun dorma” de Turandot, forman
parte hoy día de la cultura popular.
No fue un creador
prolífico: sin contar algunas escasas piezas instrumentales y algunas
religiosas compuestas en su juventud, sólo doce óperas conforman el grueso de
su producción, cifra insignificante en comparación con las de sus predecesores,
pero suficiente para hacer de él un autor clave del repertorio operístico y uno
de los más apreciados y aplaudidos por el público.
Su estilo, caracterizado
por combinar con habilidad elementos estilísticos de diferentes procedencias,
ya estaba plenamente configurado. En él la tradición vocal italiana se
integraba en un discurso musical fluido y continuo en el que se diluían las
diferencias entre los distintos números de la partitura, al mismo tiempo que se
hacía un uso discreto de algunos temas recurrentes, a la manera de Wagner. A
ello hay que añadir el personal e inconfundible sentido melódico de su autor,
una de las claves de la gran aceptación que siempre ha tenido entre el público.
Puccini promovió la
renovación de los argumentos de sus óperas, se distanció de los temas
convencionales tratados por otros compositores y abogó por un mayor realismo.
Todas estas novedades
contribuyeron a que sus nuevas óperas no alcanzaran, pese a su calidad, el
mismo grado de popularidad que sus obras anteriores. Su última ópera, Turandot,
la más moderna y arriesgada de cuantas escribió, quedó inconclusa a causa de su
fallecimiento. Franco Alfano la acabó a
partir de los esbozos dejados por el maestro
Nessun dorma
Nessun dorma es un aria del acto final de la ópera Turandot. Se
traduce como «Que nadie duerma».
Ambientada en la China milenaria, la ópera
narra la historia de la cruel princesa Turandot quien, en venganza a una
antepasada mancillada, decapita a sus pretendientes si no le responden tres
adivinanzas. Un príncipe desconocido, Calaf, responde a los tres enigmas y
después de ello, desafía a Turandot a que sea ella quien averigüe su nombre. Turandot
ordena que nadie duerma en Pekin hasta que se sepa el nombre del atrevido
pretendiente, Calaf. Si su nombre no es
descubierto, la fría Princesa Turandot se casará con él. Esta aria para tenor con
la que finaliza el segundo acto es la más famosa de esta ópera.
En
1972, Luciano Pavarotti grabó la versión completa de la ópera junto a Joan
Sutherland y Montserrat Caballé. Obtuvo gran éxito e incorporó el aria a sus
recitales.
"Nessun
dorma" se transformó en el caballo de batalla de Pavarotti y en su bis
obligado. Fue su aria por excelencia.
La
versión que ponemos a continuación la cantó Pavarotti al final de la ceremonia
de apertura de los juegos olímpicos de invierno de Turín de 2006 y para algunos
críticos, es la mejor interpretación hecha por cualquier artista de esta aria.
Recibió la mayor ovación de la noche.
Fue
además su última actuación ya que falleció meses después, en septiembre de 2007.
Esperamos que os guste.
Nuni Yáñez y José Ramón Vega
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