Yo tuve la suerte de conocer a un anciano, viudo,
de floridas letras y palabras, con intenciones de largo alcance, que jamás las
alcanzaba. Decía que residía en una casa de huéspedes, como “caballero
estable”, porque para eso era funcionario jubilado de manguitos y visera. Un
verdadero cachondo, eso es lo que era mi buen amigo Manuel, porque donde vivía
era en su propia casa, al cuidado de Margarita, su única hija. Este noble
anciano, el que en mis años de Cartero Urbano, en esta ciudad de Málaga, cada
vez que le abonaba su pensión, remitida por su habilitado, por giro postal,
siempre me decía, lo que en la actualidad se puede leer en algunos foros: “Mira
Juanito: cuando la mierda valga algo, los pobres nacerán sin culo, y ahora voy
a echar una meada republicana”. Y a
renglón seguido, como era un rojo, me recitaba a Machado, con lo de:
“...Españolito que vienes al mundo / te guarde Dios/ una de las dos Españas /
ha de helarte el corazón”.
También me hizo copiar un pequeño relato de un
recorte del periódico, “Diario de Málaga”, del 31.07.1930, del periodista Pedro
Alonso, “Un Trinitario en un día de calor”, que dice:
“Los clásicos siempre
vuelven: el terral malagueño. Pero qué es el terral: `Es un viento guasón
paresío al resoplío de un jorno. No se súa como con er levante, pero vienen
unas rachas de aire capaces de ajogar ar que tenga los mejores purmones. No se
tienen ganas de hasé ná, las cosas se caen de las manos, las manos der cuerpo y
el cuerpo en la mesedora porque cuando hay terrá la cama es un sinapismo pa los
riñones. Er gañote se quea reseco y como el agua está tan fresquita no se hase
más que bebé y venga bebé, y ar cabo, cuando uno se va a meneá, le suena a uno
el estómago como el buche a los caballos cuando van corriendo mucho. En un día
de terrá, con media dosenita de barrigas que se pincharan había pa regá to er
barrio ¡Y poquita farta le hase!.”
Y en la actualidad, con el problema que tenemos en
el Consejo Superior del Poder Judicial (CGPJ)
y parafraseando a Iñaki Gabilondo
yo pienso que “...La justicia española no es ciega. Es tuerta, y ve muy bien
con un ojo: el derecho”.
Que sean felices, y una
sonrisa para el calor.
Juan J. Aranda
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