Gioacchino o Gioachino Rossini;
(Pésaro, Italia, 1792 - París, 1868), fue un compositor italiano conocido
sobre todo por sus 39 óperas, aunque también escribió canciones, algunas piezas
de música de cámara y piano y algo de música sacra.
Hijo de
un trompetista y de una soprano que llevó a cabo una corta carrera como seconda
donna, la existencia de Rossini se vio ligada, desde la infancia, al universo
operístico. Alumno del Liceo Musical de Bolonia desde 1806, entró en contacto
con la producción sinfónica de los clásicos vieneses, Mozart y Haydn, que
ejercerían una notable influencia en la fisonomía instrumental de sus grandes
óperas, de una riqueza tímbrica y de recursos (los célebres y
característicos crescendi rossinianos)
desconocidos en la Italia de su tiempo.
Rossini, situado cronológicamente entre los
últimos grandes representantes de la ópera napolitana (Cimarosa y Paisiello) y
los primeros de la romántica (Bellini y Donizatti), ocupa un lugar
preponderante en el repertorio lírico italiano gracias a óperas bufas
como Il barbiere di Siviglia, La Cenerentola o L'italiana in Algeri,
(El barbero de Sevilla, La cenicienta o La italiana en Argel) que le han dado
fama universal, eclipsando otros títulos no menos valiosos.
También compuso óperas serias como Tancredi, Otelo, La dama del Lago, y Semiramide.
El genio de Gioachino Rossini empezó a manifestarse en toda su
grandeza a partir de 1813, año del estreno de Il signor Bruschino.
Aunque ya había representado su primera ópera, El
contrato de matrimonio, en Venecia en noviembre de 1810, con sólo 18 años. Dotado de una gran facilidad para la
composición, los títulos fueron sucediéndose uno tras otro sin pausa (llegó a
estrenar hasta cuatro obras en el mismo año). En París, ciudad en la que se
estableció en 1824, Rossini compuso y dio a conocer la que iba a ser su última
partitura para la escena, Guglielmo Tell (1829).
A pesar de su éxito, el compositor abandonó por completo -cuando contaba
treinta y siete años - el cultivo de la ópera.
Los factores que se atribuyen a esta decisión podrían haber
sido tanto su mala salud, como la
riqueza que le había aportado su éxito o quizás el surgimiento de una grand opéra espectacular con compositores como Giacomo
Meyerbeer. Desde principios de la década de 1830 hasta 1855, cuando dejó París y
se estableció en Bolonia, Rossini escribió relativamente poco.
Regresó a París en
1855, donde se hizo famoso por sus
salones musicales de los sábados, a los que asistían regularmente músicos e integrantes de los círculos artísticos y de la
moda de París, para los que escribió las entretenidas piezas Pechés de vieillesse (Pecados de vejez).
Entre los invitados se incluyeron a Daniel Auber, Charles Grounod, Franz
Liszt, Antón Rubistein, Giacomo Meyerbeer, Giuseppe Verdi o Richard Wagner. Violinistas
como Pablo Sarrasate y Joseph Joachim y los principales cantantes del momento
eran invitados habituales. La última gran
composición de Rossini fue su Petite
Messe Solennelle de 1863.
El dúo de los gatos.
A pesar de que esta pieza en general es atribuida a Gioachino Rossini
(1792-1868), en realidad no fue escrita por él, sino que es una compilación de
1825 que incorpora pasajes de su ópera Otello (1816). Probablemente el autor de
la compilación es el compositor británico G. Berthold, seudónimo de Robert
Lucas de Pearsall (1795-1856).
A menudo se toca como una propina al final de los
conciertos.
La música de este Dúo de los gatos, por orden de
aparición, proviene de:
.- Un extracto de la cabaletta del aria Ah, come mai non senti, cantado por
Rodrigo en el segundo acto de Otello.
.- Un extracto de un dúo entre Otello y Yago del mismo acto de la misma ópera.
.- La Katte-Cavatine, del compositor danés C. E. F. Weyse.
La letra consiste sólo en la repetición de la onomatopeya «miau» (el maullido
del gato); es en sí «un duelo» de maullidos entre dos gatos.
Esperamos que os guste.
Nuni Yáñez y José Ramón Vega
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