LIBERTAD
Risueños
están los mozos,
gozosos están los viejos
porque dicen, compañeras,
que hay libertad para el pueblo.
Todo
es la turba cantares,
los campanarios estruendo,
los balcones luminarias,
y las plazuelas festejos.
Gran
novedad en las leyes,
que, os juro que no comprendo,
ocurre cuando a los hombres
en tal regocijo vemos.
Muchos
bienes se preparan,
dicen los doctos al reino,
si en ello los hombres ganan
yo, por los hombres, me alegro;
Mas,
por nosotras, las hembras,
ni lo aplaudo, ni lo siento,
pues aunque leyes se muden
para nosotras no hay fueros.
¡Libertad!
¿qué nos importa?
¿qué ganamos, qué tendremos?
¿un encierro por tribuna
y una aguja por derecho?
¡Libertad!
¿de qué nos vale
si son los tiranos nuestros
no el yugo de los monarcas,
el yugo de nuestro sexo?
¡Libertad!
¿pues no es sarcasmo
el que nos hacen sangriento
con repetir ese grito
delante de nuestros hierros?
¡Libertad!
¡Ay! para el llanto
tuvímosla en todos tiempos;
con los déspotas lloramos,
con tributos lloraremos;
Que,
humanos y generosos
estos hombres, como aquellos,
a sancionar nuestras penas
en todo siglo están prestos.
Los
mozos están ufanos,
gozosos están los viejos,
igualdad hay en la patria,
libertad hay en el reino.
Pero
os digo, compañeras,
que la ley es sola de ellos,
que las hembras no se cuentan
ni hay Nación para este sexo.
Por
eso aunque los escucho
ni me aplaudo ni lo siento;
si pierden ¡Dios se lo pague!
y si ganan ¡buen provecho!
Victoria Carolina
Coronado y Romero de Tejada (Almendralejo
12 de diciembre de 1820 – Lisboa 15 de enero de 1911), fue una
escritora española del Romanticismo, coetánea de Rosalía de Castro y de
Gustavo Adolfo Bécquer. Aficionada a la música fue virtuosa del piano y del
arpa.
La producción más importante de Coronado
es la poética. Sus poemas fueron recogiéndose poco a poco en revistas, y más
tarde, en 1843, se recopilaron en el volumen Poesías con
prólogo de Hartzenbusch. Sin embargo, hasta hace poco no se ha podido conocer
la totalidad de su obra.
Poemas como "La rosa blanca", "Tú eres el miedo", "Se
va mi sombra, pero yo me quedo" y "El amor de los amores", serían recordados como sus mejores
obras.
En prosa escribió un total de quince
novelas, a destacar Luz, El bonete de San Ramón, La
Sigea, Jarrilla, La rueda de la desgracia (1873)
y Paquita (1850), esta última considerada por algunos críticos
como la mejor de todas.
También escribió obras teatrales
como El cuadro de la esperanza (1846), Alfonso IV de
León, Un alcalde de monterilla y El divino
Figueroa, aunque solamente logró estrenar la primera. El cuadro de
la esperanza fue su obra más popular.
Cuando Carolina Coronado inicia la publicación de sus
primeras obras poéticas, con su
particular percepción del amor, llamaron
la atención entre los amantes de la literatura de la época, difundiéndose su nombre
muy rápidamente.
En su obra incorporó temas
como la naturaleza, la espiritualidad, la política y
el estatus social de España, para comunicar sus sentimientos tomando en cuenta
cada uno de estos aspectos.
Aun así, ninguno de ellos fue tan relevante en sus obras como el feminismo.
Carolina Coronado se dedicó a escribir
con un enfoque igualitario, expresando la
intensidad de una pasión sin límites, causando controversia, pero, a su vez,
recibiendo elogios por sus metáforas del rol de la mujer en aquel momento
social.
Este poema demuestra
lo invisibilizadas, silenciadas y ninguneadas que estuvieron las mujeres de su
época (incluso las que en ningún momento se sintieron de esta manera). Carolina
alza su pluma escribiendo lo que piensa sin temor a las censuras.
La Libertad
que reivindica Carolina es esa que quizás pasa más desapercibida, pero que
cuando falta es la que más daño puede hacer: la libertad a expresarse. Y no
solo a expresarse, sino a ser escuchadas.
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