(CROACIA,
UN AÑO ANTES).
En el "Puente de La Inmaculada y La Constitución", nuestro
hijo Carlos y su Rocío organizaron un precioso viaje de adviento a Croacia y
Eslovenia. Uno de los motivos secundarios del viaje era visitar la pequeña y
encantadora ciudad de OPATIJA, situada en la costa croata, y preciosamente
adornada e iluminada por Navidad. Allí paramos camino de PULA y en el
restaurante RUZMARIN suegra y nuera, sin consultar con nadie, decidieron que la
Navidad del 2023 la podríamos pasar juntos en Australia. Carlos y Rocío integrarían
este país de las antípodas en su proyecto de LA VUELTA AL MUNDO y nosotros nos
uniríamos con ellos allí.
(MUY
IMPORTANTE):
Este viaje de más de 4 meses y medio, en un viaje de más de 60.000 km,
nos llevará a AUSTRALIA, NUEVA ZELANDA, CHILE, ARGENTINA, ECUADOR y BRASIL, lo
que supone un gasto extraordinario en aviones, transportes internos, seguros y
alojamientos; quizás sea esto último el capítulo más importante, toda vez que
estaremos fuera unos 150 días en países caros o muy caros. Por ello decidimos
entrar en el club de HomeExchange de intercambio de casas, haciendo
intercambios por puntos que se pueden utilizar en distintas casas del mundo (este
sistema nos lo enseñó nuestra sobrina MILA, a la que tenemos que agradecérselo enormemente).
Carlos y Rocío pusieron su casa en el club y nosotros la nuestra. En realidad,
la mayor parte de los puntos para alojamiento los pusimos nosotros, mientras
que ellos hicieron un enorme esfuerzo en la organización y desarrollo del
viaje. El viaje de ellos consistía en recorrer durante unos 10 meses todo el
sur de Asia, parte de Oceanía y de Sudamérica. Nosotros nos unimos con ellos en
Australia unos días antes de Navidad. Con nosotros salieron de Málaga los
padres de Rocío que solo iban a hacer la etapa de Australia durante un mes.
16
de diciembre.
17;30 nuestra hija ROCÍO nos lleva a LOLA y a mí, junto a los padres
de la nuera Rocio Bueno, Mari Carmen y Manuel, al aeropuerto de Málaga. Un avión
de Turkish nos lleva a Estambul. El vuelo dura unas 5 horas. El avión es amplio
y el servicio del personal bastante bueno. Al llegar al enorme aeropuerto de
Estambul, un cochecito nos lleva a los padres de Rocío a su puerta de embarque
para Singapur, y a nosotros a otra zona bastante alejada para coger nuestro
avión a Kuala Lumpur. (Rocio había solicitado asistencia en los aeropuertos por
ser mayores y no dominar inglés)
17
de diciembre.
Allí, tras 2 horas, otro avión de la misma compañía, nos lleva a Kuala
Lumpur. A los consuegros los lleva a Singapur. Nuestro avión es similar al
anterior, grande, cómodo y con entretenimiento individual en las pantallas
delante de nuestro asiento. Nos entregan una bolsita con zapatillas, cubre
ojos, tapones para oídos, etc. para poder descansar en el vuelo. Al llegar a
Kuala Lumpur, desistimos de la asistencia en el aeropuerto pues había varias
personas en el avión que realmente lo necesitaban más que nosotros, así que nos
fuimos directamente a los mostradores de Malaysia Airlines para recabar
nuestras tarjetas de embarque para Melbourne. El aeropuerto de Kuala Lumpur es
muy grande, pero dimos pronto con los mostradores; allí atendían 3 señoritas
que tardaban un mundo en hacer cualquier gestión, pero con toda la paciencia
del mundo aguantamos hasta recoger las tarjetas. En la puerta que asignan
nuestro vuelo esperamos un buen rato, pero cuando quedaban unos 50 minutos para
el embarque, nos cambian la puerta, enviándonos a la otra esquina del
aeropuerto. Para terminar la cosa, en el control de policía, un agente, me hace
abrir la pequeña bolsa de aseo y me saca unos pequeños alicates de manicura
para arreglar las uñas. Me dice que eso no puede pasar. Le comento que es
pequeño y de manicura, pero el tozudo me dice que no paso con eso. Al final no
da su brazo a torcer y los tengo que dejar allí, mientras me acuerdo de toda su
familia.
(He viajado a
más de 30 países, y nunca me habían dicho nada por los dichosos alicatillos)
A las 22 horas, un vuelo de Malasia, nos trasladó a Melbourne. El vuelo duró unas 10 horas en un avión cómodo y con un servicio
amable. Por indicación de Carlos, después de cenar, nos tomamos una pastilla
para dormir; a mí me sirvió para descansar unas 3 horas.
(continuará)
En el
siguiente capítulo: AUSTRALIA
Pedro
J. Tíscar Marín
Mayo
2023
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