18 mayo 2023

EL CULTURAL.- 15: Picasso (II)

     Lo bautizaron como Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad. Se apellidaba Ruiz Picasso, y   prescindió de la hojarasca nominal  para pasar a la historia solo con el apellido materno. La madre, María Picasso López, era de origen italiano; el padre, José Ruiz Blasco, trabajaba como profesor de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Málaga y conservador del Museo Municipal. Vivió, desde su nacimiento en 1881 hasta 1891, en la Plaza de la Merced de la que se despide cuando el padre acepta un puesto docente en la Escuela de Bellas Artes de La Coruña. Esta ciudad, precisamente, se ha unido a los 50 eventos programados este año, con una exposición titulada “Picasso blanco en el recuerdo azul”.

En 1895 la familia se instala definitivamente en Barcelona. En 1897  el joven Pablo pasa fugazmente por Madrid  para estudiar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En Barcelona frecuenta el café Els Quatre Gats donde conoce a Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Joaquín Mir y otros artistas y bohemios a los que retrata.

Tras otra breve estancia en Madrid, en 1904 se instala en Paris en el barrio de Montmartre. Conoce al poeta Apollinaire y a la escritora americana Gertrude Stein, a la que retrata en 1906. Conviene recordar que ella opinó que “el retrato no se le parecía nada” y que él respondió que ya se le parecería con el tiempo. Lo cierto es que el controvertido retrato es el primero en marcar un determinado estilo que repetirá desde entonces. Es su época de saltimbanquis, arlequines y vagabundos en lo que se denominará Periodo Rosa por su paleta de colores pastel que contrasta con la anterior donde predomina el azul.

Y en el año 1907 pinta Las señoritas de Aviñón (*), que marcará su tránsito hacia el cubismo . El estudio de las obras de Cezanne, Matisse e Ingres y del arte africano está en la base de esta pintura cuyas transgresiones formales la hacen incomprendida y rechazada.

En 1917, olvidada su etapa cubista, proyecta diversas escenografías y vestuarios para el ballet ruso de Diaghilev, y se casa con una de sus bailarinas Olga Khohlova. Inicia la etapa de cierto neoclasicismo con figuras colosales como Dos mujeres corriendo en la playa (1922) y La flauta de Pan (1923). Su interés por el arte primitivo lo implica en esculturas redondeadas y torsiones plásticas. No deja de experimentar y así, en los años 30, llega a las series dedicadas a la Tauromaquia y el Minotauro. Y los mitos y alegorías del amor y la muerte resuenan en los deslumbrantes grabados de la Suite Vollard (1930-37)

El gobierno español le encarga un mural para la Expo de París de 1937. El bombardeo de la villa de Guernica motiva al pintor que termina una obra de grandes dimensiones en menos de un mes tras 70 dibujos y bocetos previos en un proceso que fotografió su pareja, Dora Maar. Hay referencias a pinturas de David, de Grünewald, de Delacroix, de Rubens y de Goya, y aún siguen las conjeturas sobre la interpretación de sus figuras que Picasso no reveló nunca. Entre 1940 y 1985 el cuadro estuvo en el MoMA de Nueva York. En Madrid se instala en el Casón del Buen Retiro, y once años después, pasa definitivamente al Museo Reina Sofía, donde ocupa una sala preferente.

(*) Se dice que Les demoiselles de Avignon debe titularse, en realidad, Las señoritas de Avinyó, en referencia a un burdel que había en esa calle de Barcelona y cuyas pupilas representó Picasso, algunas con rostro de máscara africana.

JOSÉ RAMÓN TORRES GIL.


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