A finales de los años 80, en lo que
iba a convertirse en el aparcamiento de un bloque de pisos, en el número 22 de
calle Agua, una callecita perpendicular a la calle de la Victoria de Málaga, se
desenterró un gran tesoro arqueológico: dos mezquitas funerarias, parte de un
mausoleo y oratorios funerarios pertenecientes a la necrópolis islámica de
Yabal-Faruh, considerada como la más grande de Al-Andalus, tanto por espacio
como por su densidad de enterramientos.
Fue a finales del siglo XI cuando se
creó esta nueva necrópolis de Yabal–Faruh (hay otras necrópolis islámicas en
Málaga), situada en las faldas del monte
Gibralfaro, y se mantendrá su uso hasta el siglo XV.
La
singularidad de estas mezquitas funerarias radica en que no son lugares de oración, sino
que son lugares de inhumación. En los sondeos arqueológicos se llegaron a
encontrar hasta cuatro niveles de enterramientos.
Las dos mezquitas y el panteón
funerario, excepcionales por su valía y
singularidad, fueron construidas aproximadamente entre el siglo XII y
principios del siglo XIII, aunque siguieron utilizándose como lugar de
enterramiento hasta la época nazarí. Son edificaciones de planta cuadrangular,
con una sola nave y realizadas con
sillares de arenisca a soga y tizón. En ellas se pueden apreciar casi todos sus
muros de tapial, de un metro y medio de
altura aproximadamente, y el mihrab (nicho curvo) en el muro de la quibla (el
que marca la dirección a la Meca). Carecen de techo de acuerdo con la doctrina
musulmana de no edificar sobre las tumbas. El buen estado de conservación del
descubrimiento aportó datos muy relevantes sobre los enterramientos islámicos.
En el panteón se distinguen curiosas decoraciones en yeso
propias del Islam, como estrellas de ocho puntas, octógonos y el árbol de la vida.
A pesar del
descubrimiento y de su importancia, ya que estas dos mezquitas funerarias son las únicas que se
conocen hasta el momento en España, la obra siguió adelante. 35 años después y
tras múltiples obstáculos, por fin son visitables. La Junta de Andalucía compró
el sótano del edificio para salvaguardar el yacimiento, y ya en 2002 se
acometieron las obras de restauración y acondicionamiento para su visita, según
el proyecto del arquitecto Ciro de la Torre
Este nuevo espacio
expositivo de Málaga, está situado en el sótano del número 22 de calle Agua. Las
nuevas obras de adecuación del espacio, proyectadas por la Consejería de
Cultura, han sido diseñadas por el arquitecto Ignacio Dorao. Además, se ha
modificado la fachada del edificio para
dar una mayor visibilidad a este espacio arqueológico que, por sus reducidas
dimensiones, solo podrá ser visitado por grupos reducidos y previa cita.
El
recinto cuenta con 500 metros cuadrados aproximadamente, de los que casi 200
corresponden a los restos arqueológicos. Además de una serie de murales sobre
el mundo funerario musulmán, elaborados según las instrucciones del profesor de
la UMA Manuel Acién, hay construido un circuito con rejillas y barandillas, de
manera que el visitante puede observar de cerca las estructuras de las
mezquitas o el zócalo decorado del panteón y del resto de tumbas.
Un
tesoro escondido que merece la pena visitar.
José
Ramón Vega
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