19 marzo 2023

EXCURSIÓN A CÓRDOBA

 


 

Tal y como estaba previsto, el pasado sábado, día 11, un día luminoso de sol, partimos desde el Banco de Santander, con destino a Córdoba, un grupo de cincuenta y dos personas.

Primera parada en el restaurante “La Dehesa”, próximo a Antequera. Nos ofrecieron  un desayuno estupendo. Café de puchero o infusiones, bollos de pan tostados, de buen tamaño, e ingredientes variados para  cubrir el pan: desde el aceite de oliva hasta la zurrapa pasando por el tomate, la mermelada y la mantequilla.

Y desde allí, sin interrupción, hasta Córdoba donde llegamos unos minutos antes de las once de la mañana. Como los grupos no podían exceder de veinticinco personas nos dividimos en dos. Con el primero nos dirigimos hacia el Centro de Creación Contemporánea (C3A), un edificio moderno donde se albergaba una parte importante de la exposición que íbamos a ver con el título de “Cambio de Era”. El segundo accedió a la sala Vimcorsa, la que ha acogido otro número considerable de piezas arqueológicas de gran valor también encuadradas en el mismo “Cambio de era”. Terminada la primera visita, los grupos nos cruzamos para acceder a la segunda.

En esta gran exposición se recogen un número importante de obras icónicas del cristianismo a partir del siglo III después de Cristo y que han sido cedidas para este evento desde los más variados museos de distintos países. Un hito que, según aseguran los entendidos, es difícil que vuelva a repetirse. Museo Vaticano, Museo Nacional de Cartago, en Túnez, El Nacional romano, de Roma, el de Arqueología de Lisboa y distintos museos de Narbona, Aquilea, Arles, Madrid, Toledo, Sevilla, Mérida y un largo etcétera.

Todo arranca del proceso de cristianización del Imperio Romano y  su implantación en gran parte del mundo occidental, que no solo se limitó a la religión o el culto sino que se extendió a muchos de los ritmos de vida y expresiones culturales que aún perviven en las sociedades occidentales.

En esta exposición puede apreciarse la evolución del cristianismo desde los pequeños símbolos iniciales hasta las grandes catedrales y el papel tan importante que tuvo en los cambios políticos, económicos, sociales y culturales que llevaron al fin del imperio romano y al comienzo de una nueva era.

Las guías que nos acompañaron en el recorrido por la exposición —una magnífica y otra no tanto— nos ayudaron a comprender mejor la riqueza de las piezas expuestas, algunas de ellas espectaculares.


     Tras las dos visitas nos dimos un paseo por la plaza de las Tendillas, tomamos una cerveza refrescante y desde allí nos dirigimos al restaurante “El mirador” en el que teníamos prevista la comida.

        El almuerzo fue abundante, con dos platos típicos cordobeses: revuelto de bacalao y el famoso flamenquín. Como “cocinillas” que soy apuntaré, que a éste último, solo le pongo una pequeña pega: le faltaba el queso suficiente para darle la untuosidad que requiere.

        Tuvimos hora y media de tiempo para dar un paseo después de la comida, cruzar el puente romano, que ha cambiado totalmente su fisonomía, (qué manía la de considerar lo antiguo como viejo)  y callejear por Córdoba o tomarse un café sentado en una terraza.

        Regresamos a Málaga sobre las siete de la tarde, después de un día muy bien aprovechado, y con la expectativa de repetir la experiencia en  otros lugares de nuestra Andalucía.

        Un saludo afectuoso,

Mayte







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