Solo
me queda el corazón
Solo me queda el corazón. Palabras
ya no me bastan. Sobra el pensamiento.
Solo me queda el corazón, más grande,
cada vez más amargo y más sediento.
Hablo con él, le digo: ten cuidado,
te has lastimado muchas veces. Pero
yo bien sé que me puede y que se crece
con cada asombro y cada desaliento.
He nacido con él y no hago nada
por emerger en otro clima. Pendo
como la luna más desamparada
en un vaivén de luces y de vientos.
Voy buscando señales en los ojos,
en las calles aparco mi desvelo,
me arrimo por las sombras de otras voces
y cuelgo mi pregunta en los aleros.
Cuando
llega una tarde como éstas,
una tarde sin prisa ni deseos,
una tarde de pena, una de tantas
tardes oscuras del aburrimiento
puedo oírle mejor. Late despacio,
tremendamente solitario. Puedo
sentir el corazón en cada vena,
está casi en la punta de los dedos.
Casi puede romperse de tan frágil,
de tan crecido casi se escapa. Quepo
mejor yo en él que en mí cabe el latido…
¡Le viene grande el corazón al cuerpo!
Pilar Paz Pasamar, (Jerez
de la Frontera, 13 de febrero de 1932- Cádiz, 7 de marzo de 2019). Fue una
poeta española, miembro de la rama gaditana de la generación poética de
1950. Entre otras distinciones fue miembro de la Real Academia Hispanoamericana
de Cádiz desde 1963, Hija Adoptiva de la ciudad de Cádiz en 2005, Premio
Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer en 2005, destaca su inclusión
en la sección de “Nombres propios” del Centro Virtual Cervantes. Fue nombrada
Autora del año 2015 por el Centro Andaluz de las Letras de la Junta de
Andalucía. El ayuntamiento de su ciudad natal concede anualmente el premio de
relatos cortos y poesía para mujeres "Pilar Paz Pasamar".
Retirada provisionalmente debido a los nacimientos
de sus cuatro hijos, a su vuelta no encajó en los ambientes culturales por
donde anteriormente se había movido.
“No soy ambiciosa, salvo en que quiero hacer
lenguaje con la palabra. Tengo los dolorcillos normales de la lucha, y aunque
estoy fuera de la batalla literaria, a veces hay cosas que te duelen”, esta
confesión a un periodista se refleja en sus últimos poemarios.
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