Los
ciudadanos que conforman la estructura social, incluso los más jóvenes (cuando
compran una entrada de cine u otro espectáculo, por ejemplo) han de pagar,
cívica y responsablemente impuestos o tributos económicos,
previamente establecidos por las diferentes administraciones, en base a
normativas legales. Como obvia consecuencia, esos mismos ciudadanos tienen
también el derecho de pedir y exigir, a los gestores políticos de las
diferentes administraciones públicas, que este esfuerzo económico para sus
bolsillos sea bien invertido y aplicado, a
fin de mejorar las necesidades de la colectividad, sea ésta local, regional o
nacional.
Pero
el contribuyente tiene con frecuencia dudas
razonables, derivadas de su particular experiencia, acerca de la
adecuada y correcta inversión de esos fondos tributarios, que han sido
recaudados desde el patrimonio económico individual o personal. En este
artículo, vamos a centrarnos en el ámbito
territorial de los municipios, cuya gestión está en manos de las
diferentes corporaciones municipales o ayuntamientos. Analicemos algunas de las más destacadas e importantes peticiones, que el colectivo ciudadano suele
plantear a sus ayuntamientos, a fin de mejorar los servicios que éstos
realizan, en el ámbito espacial y administrativo de su gestión.
1. LIMPIEZA URBANA. Muchos percibimos que
la ciudad, o una parte muy importante de la misma, está sucia. Bastante descuidada
en su aseo. El causante de este deterioro estético, visual y aromático, en la
imagen urbana o rural, somos todos. Pero unos más que otros. Mientras que el
nivel educacional de las personas no se incremente, tendremos que seguir
sufriendo las consecuencias de esta incuria cívica en la población. En
consecuencia, los servicios operativos municipales deben limpiar o reparar lo
que otros irresponsablemente han ensuciado o dañado. Y su labor debe centrarse no
sólo en las calles principales del centro histórico, que cada día son barridas,
baldeadas y limpiadas, sino también las calzadas y las aceras de aquellas zonas
que conforman los barrios. Tanto los “acomodados” sociológicamente, como aquéllos
otros habitados por una mayoría poblacional de precaria economía.
2. CARENCIA DE URINARIOS. La población en edad
adulta o vinculada por cronología a la “tercera edad” aumenta porcentualmente
año tras año. Una consecuencia fisiológica de este envejecimiento poblacional
es la necesidad de tener que ir “al servicio” con más asiduidad o frecuencia
que cuando se es más joven. Lamentablemente, en nuestras ciudades no hay
urinarios públicos. En caso de necesidad hay que acudir al recurso, si te
encuentras en la calle, de utilizar los de algún centro comercial cercano o los
de algún aparcamiento municipal. Si se acude a los de algún bar o cafetería,
ves el cartel imperativo de “exclusivo sólo para clientes”, con lo que te ves
obligado a consumir, aunque no desees tomar nada en ese momento. En otras
épocas pretéritas existían estos servicios municipales para la ciudadanía.
Deberían habilitarse por los ayuntamientos, aunque hubiese que pagar una
cantidad “testimonial” o reducida por su uso, a fin de sufragar el control y
limpieza de sus correspondientes vigilantes.
3. ASIENTOS CON RESPALDO. Hay corporaciones
municipales muy generosas a la hora de poner bancos de madera y metal,
resistentes a la “incuria” de los irresponsables destructores del mobiliario
público, en la mayoría de las calles, plazas y jardines del perímetro
municipal. Pero otros ayuntamientos son verdaderamente “tacaños” en el
establecimiento abundante de esos asientos para el descanso y el intercambio
social. Por supuesto que estas corporaciones evitan poner esos bancos de madera
en zonas donde existe una gran densidad de bares y cafeterías ¿Por qué será?
Por supuesto, deben ser bancos con respaldo. Habría que recordarles a los
alcaldes que las espaldas y vertebras de “los mayores” exigen un soporte para
reposar esas articulaciones orgánicas de están deterioradas por el paso de los
años en nuestros cuerpos. Incluso hay centros museísticos, vinculados a cultura
municipal, en los que no se habilitan asientos en las salas de exposición. El
visitante ha de permanecer de pie, de manera continua.
4. ACERAS PARA LOS PEATONES. Tradicionalmente, estos espacios viarios era suelo reservado y dedicado para
el paseo y desplazamiento de los ciudadanos, evitando el riesgo de los
vehículos por las calzadas. Sin embargo, en la actualidad estos mismos espacios
para los peatones se ven cada día más limitados, pues han sido “invadidos” por
los carriles dedicados a las bicicletas y los patinetes eléctricos. Los
viandantes quedan desprotegidos en su seguridad, en función de la velocidad que
emplean ciclistas y usuarios de esos vehículos eléctricos de dos ruedas, que abandonan
(cuando quieren) del espacio a ellos reservado, invadiendo sin la menor
responsabilidad la ahora más reducida acera para los que caminan a pie. Es un
craso error de los ayuntamientos actuales, porque no hay policías que controlen
el mal uso de esos “carriles bici”.
Pero es que además de esos espacios perdidos
en las aceras, los viandantes han de soportar además la permisividad municipal
a bares, cafeterías y restaurantes, que multiplican sus mesas, sillas y lugares
acotados con sus toldos y macetones, fuera del establecimiento, “tomando”
literalmente los lugares de paso de los peatones. Obviamente las arcas
municipales incrementan sus ingresos con el pago de esa utilización de suelo público
para sus negocios. Hay calles, con alta densificación restauradora, por las que
es en sumo dificultoso caminar con una mínima tranquilidad y comodidad.
Sí, desde luego, el amante del caminar con
tranquilidad tiene siempre el recurso de abandonar la zona urbana y desplazarse
al entorno rural, en donde los árboles y arbustos suelen ser más amables y
generosos.
5. MOVILIDAD. AUTOBUSES MUNICIPALES. En este apartado, además de procurar que
las líneas de buses lleguen a todos los puntos de la ciudad y cumplan sus
horarios, evitando distanciadas frecuencias, debe ser cuidada la limpieza en el
interior de los vehículos. Muchos de los asientos tapizados acumulan una
suciedad y deterioro de años. En la época veraniega debe modularse la
intensidad de la refrigeración, pues en ocasiones llega a pasarse frio, con el
gasto energético correspondiente. Y algunos pasajeros que se sientan al final
de los buses relajan las normas de protección covic.
6. OBRAS PÚBLICAS. No se entiende que muchas de las aceras y calzadas, al poco tiempo de
su reparación o construcción, comiencen a presentar problemas como el
levantamiento del firme (con baches) o el movimiento de las losetas del suelo,
con el riesgo subsiguiente para los transeúntes a su paso por aquéllas. Pueden
provocar caídas u otros daños. Es un trabajo mal realizado, pagado por el
contribuyente. Las concejalías correspondientes deben controlar y exigir a la
contrata que haya efectuado la obra que repare de inmediato ese deterioro. En esta
temática, controlar de igual forma la duración de algunas obras públicas que se
“eternizan” en su duración, con las molestias subsiguientes a comerciantes y a
los transeúntes.
7. CULTURA Y ESPECTÁCULOS. Los servicios culturales a la ciudadanía deben totalmente gratuitos.
En modo alguno deben ser utilizados como una forma más de recaudación para las
arcas municipales. En todo caso, para determinados espectáculos, los jóvenes y
los mayores jubilados deben tener muy importantes descuentos en el precio de
las entradas. Tampoco se comprende que ciudades emblemáticas, por el número de
habitantes y por su significación económica, científica o turística, carezcan
de un adecuado auditorio para conciertos de música clásica y otros
espectáculos, en pleno siglo XXI.
8. ESTÉTICA VISUAL. Los servicios municipales deben intervenir a fin de evitar la
profusión de cableado exterior en las fachadas de los edificios,
correspondientes a conducciones eléctricas o cables de telefonía o televisión.
También resulta inadecuado para la imagen de la ciudad, la profusión de
tendederos aéreos en las fachadas de los edificios, mostrando toda esa ropa
íntima que se ha lavado, para su secado. Entendiendo que no todas las familias
pueden tener secadoras en casa, los tendederos de ropa deben estar en el
interior de las terrazas, en el hueco interior del patio o en las terrazas
superiores del bloque.
9. RUIDOS Y HORARIOS. La contaminación acústica de las ciudades es cada día más inquietante
y perjudicial, para la salud física y anímica de sus habitantes. Las obras
públicas y privadas provocan ruidos. También la circulación de los vehículos.
Las fiestas y espectáculos al aire libre también incrementan los decibelios
para los oídos. No olvidemos tampoco el comportamiento de los ciudadanos, no
hablando en ocasiones, sino gritando. Pero hay horarios para el descanso que
deben ser absolutamente respetados y controlados por los policías locales.
10. PARQUES Y JARDINES. Una ciudad es más sana, agradable y alegre, cuantas más masas verdes
contenga. Esta forestal realidad está fuera de toda duda. Un urbanismo en
horizontal, con grandes masas vegetales, es más saludable y deja pasar mejor la
luz y la ventilación que los “rascacielos o torres” que tapan la visión. Pero
esos jardines y parques hay que cuidarlos con esmero. Día tras día. Y también
controlar el uso que se haga de ellos, por los niños, jóvenes, adultos y
mayores.
Se han resumido y anotado algunos problemas y
carencias, que los ayuntamientos han de cuidar y atender con más interés y
eficacia. No sólo porque es su natural e indeclinable obligación, en base a los
votos e impuestos recaudados a los ciudadanos, sino también y sobre todo por el
bienestar colectivo, objetivo prioritario para todo gobernante y administrador público.
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José L. Casado Toro
Septiembre 2022
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