Vivimos,
a no dudar, tiempos difíciles e ingratos de infortunadas
noticias que ensombrecen el ánimo. Ante esta prolongada situación, día
tras día tenemos que buscar o improvisar, tanto en lo individual como en lo
colectivo, medios o recursos “oxigenantes” que nos iluminen y ayuden a pasar el
mal trago de una etapa, ausente de suerte, generosidad y racionalidad. No es el
caso de volver a citar esas degradantes realidades que generan preocupación,
tristeza y ausencia de sonrisas. Se nos repiten y visualizan con tozudez en los
telediarios de todas las cadenas de televisión, en las páginas de la prensa,
escrita o en las ondas radiofónicas, en los comentarios y diálogos cotidianos
con familiares, amigos, compañeros y convecinos. Sería un error volver a
reiterarlas, porque incrementan el desánimo y manifiestan nuestra evidente impotencia.
La ciudadanía de “a pie”, con su mejor voluntad e inteligencia, poco puede
hacer. Las grandes decisiones están en manos del destino, la suerte y, sobre
todo, en aquellos que verdaderamente mueven los hilos de la articulación
mundial.
Sin
embargo, cada uno de nosotros, en su íntima privacidad, busca los medios más
apropiados a sus capacidades, gustos, posibilidades e imaginación, a fin de
paliar, compensar, ignorar y blindar, esas desventuras que acaecen en nuestras
vidas, sin que sepamos a ciencia cierta su verdadero origen y el núcleo
explicativo de los por qués. Comentemos brevemente alguno
de estos recursos que pueden ayudar a “hidratar” esa acre sequía de
buenas noticias para nuestro ánimo desilusionado.
En
principio, habría que seleccionar los espacios y las páginas de los periódicos,
la radio y la televisión, a los que habitualmente accedemos. Sólo desde una
plataforma o atalaya masoquista, se explicaría o entendería que no lo
hiciéramos. En todo caso, dosificar prudentemente esas informaciones
mediáticas que, desde luego, en modo alguno alegran o estimulan nuestro
espíritu. No se trata de la importante disyunción estar o no estar bien
informado, cuya opción está fuera de toda duda. El problema es estar sentado a
la mesa familiar y que te amarguen, un día tras otro, el almuerzo o la cena,
con esas noticias y esas muy duras e impactantes imágenes que desvitalizan el
ánimo y degradan la racionalidad de los seres humanos.
Siempre
ha sido útil, distraída e inteligente, la práctica de la
lectura, para el placer cultural y anímico. Y ¿qué leer? Todos los
géneros son importantes, de manera especial la novela, la poesía, los relatos,
la biografía, las grandes y reconocidas obras clásicas. En este ámbito cada
cual tiene sus gustos y una biblioteca municipal cercana a su domicilio, en la
que se facilita el préstamo gratuito de ejemplares, durante quince días
renovables.
En
la actualidad, es posible elegir el género
cinematográfico que mejor nos ayude a multiplicar nuestras propias
vivencias, a través de la inmersión en pantalla y la empatía con la
interpretación argumental de los actores. Hay numerosas plataformas digitales
en donde conseguir películas, que ayuden a compensar las no gratas noticias de
nuestro entorno próximo o lejano. En las bibliotecas municipales, el servicio
de préstamo de DVD también es gratuito. Las cadenas de televisión también
emiten un abundante material cinematográfico.
Tenemos
a nuestra mano la libertad y grandeza de poder visitar y caminar por los
entornos de la naturaleza, vitalizando
nuestro ánimo y estructura orgánica. Pasear entre los árboles, las masas
florales, recorrer las colinas y los valles, todo ello ayuda a sentirnos
notablemente mejor. La práctica senderista es un saludable y versátil fármaco
que tiene infinidad de ventajas y muy escasos efectos secundarios,
probablemente ninguno si se desarrolla con una mínima racionalidad.
También
escuchar música nos puede ayudar. Existen
numerosos estilos e intérpretes en donde poder escoger aquellas piezas que más
nos motiven, enriqueciendo y sosegando nuestra estructura psicológica, para los
tiempos atormentados o amargos.
Hoy
día se escriben muy escasas cartas manuscritas. Por el contrario, enviamos
miles de mensajes de Whatsapp o de Sims telefónicos. También efectuamos decenas
de llamadas telefónicas, en ocasiones “para echar un ratito”. Siendo todas
estas formas positivas, podríamos también intentar coger un bolígrafo,
cuartillas o bloc, o el mismo teclado del ordenador y componer por escrito
nuestro pensamiento y reflexiones, nuestras ideas, comunicando solidariamente con
los demás. Recordamos aquí ese consejo de que para aprender a escribir sólo es
necesario comenzar a escribir.
Por
supuesto, habría otras muchas posibilidades para soportar los “tiempos nublados”
que intensifican la tristeza. Pero los recursos aquí sugeridos y bien aplicados
pueden ayudarnos a compensar y sobrellevar esta “pandemia” de infaustas
noticias, que tanto nos aturden y desaniman. Habría que evitar dejar para
mañana el inicio de su inteligente práctica. Siempre es mejor el hoy y el
ahora. –
José
L. Casado Toro
Marzo
2022
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