Contaba el Conde de San Diego, quien fuera médico de cámara de la reina, la siguiente anécdota:"Una noche, cuando ya me había retirado a descansar, pasadas laas doce, entró en mi alcoba mi criado anunciandome que "Su Majestad estaba enferma"... Desconcertado, confuso, salté de la cama y salí al recibidor, donde esperaba un tipo moreno y cenceño al que pregunté: "¿De que está enferma Su Majestad?". "De parto", me contestó esbozando una sonrisa que era tan grata como la muerte de los tios ilustres. Entonces me di cuenta de que lo que sucedía era absurdo, pues la reina no estaba ni siquiera embarazada... "Usted está loco", le dije al desconocido, pero el me repuso: "Es que para mí mi mujer es la reina de mi casa". Aquello me hizo gracia y, cuando estaba para despacharle a la calle decidí asistir a la mujer de esa bohemio que parecía un poeta con reversos de animal... Me vestí y le acompañé hasta la buhardilla en que vivía. Vi que aquello iba para largo, así que le ofrecí enviarle a mi ayudante, le receté algunas cosas y me pidió diez duros .... Era Pedro Luis de Gálvez.
Publicado en el Pais.com el 7/7/2009
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