08 octubre 2025

VIAJE A NAVARRA. SEPTIEMBRE 2025

MAYTE TUDEA

Hemos regresado de nuestro viaje de principios de curso, programado para recorrer la Comunidad de Navarra en las tres zonas en las que se divide: alta, media y baja.

Navarra reúne naturaleza, patrimonio y gastronomía, y de ellas  hemos disfrutado plenamente. Bosques de hayas, abetos y pinos; sierras elevadas y frondosas, valles verdes y apacibles, castillos y palacios que contienen una historia inmemorial y comidas abundantes y sabrosas cuyos ingredientes son el producto de una tierra fértil y bien cuidada.

Ha habido algún pequeño fallo (la comida en el restaurante del camping no estuvo a la altura) que se compensó sobradamente con la del siguiente día en el restaurante de Leiza.

El hotel Maisonnave cómodo y magníficamente situado en el mismo centro de la ciudad (cerca del Ayuntamiento). A destacar la limpieza, los desayunos y la atención que nos dispensaron. Ha sido excelente.

Nos han acompañado dos estupendas guías y un buen conductor que ha demostrado gran pericia manejando un autocar de setenta y cuatro plazas por carreteras estrechas y curvadas. Y la presencia de Kiko, director de Nautalia, que cubre todas las contingencias y resuelve cualquier problema que se pueda presentar.

       Como colofón, el buen tiempo ha sido nuestro compañero, sin un solo día de lluvia. Temperatura fresca por la mañana y veraniega a partir del mediodía. En conjunto este viaje ha resultado muy satisfactorio.

       Los ripios con los que suelo rememorar el recorrido, (ripios y no versos) hay compañeros que me los han pedido y no encuentro una manera mejor que trasladarlos al blog para quien tenga interés en recordarlos.

Un saludo afectuoso,

  3—octubre—2025

 

 

RIPIOS (SIN NINGUNA PRETENSIÓN) DEL VIAJE A NAVARRA.

En el Ave, tempranito, hacia Madrid enfilamos,

sin retrasos, tranquilitos, en tiempo y forma llegamos.

Medinaceli el yantar, y de nuevo al autobús,

de tanto tiempo sentados casi nos da un patatús.

La Pamplona de Pompeyo recorrimos al llegar,

un paseo por sus calles y hacia el hotel ¡a cenar!

Y Maisonnave ofreció, grata cena, buena cama,

nos fuimos a descansar parra cansarnos mañana.

Segundo día de viaje: nos tocó naturaleza.

Los pinos, hayas y abetos se abrazan en la belleza.

Carreteras muy curvadas hacia la sierra ascendimos,

pequeños pueblos cuidados jalonaban el camino.

Y luego, en Ochagavía, en un museo rural

conocimos un oficio en el que se acaba mal.

Almadieros sufridores hasta los huesos mojados

transportaban la madera sin que fueran apreciados.

En el comedor de un camping nos sirvieron la comida,

olvidemos la experiencia, que fue lo peor del día.

Ascendimos escaleras, descendimos empedrados,

y entre bajar y subir la tarde la completamos.

Y el veintiséis nos marchamos hacia Leyre y a Javier,

y por la tarde en Olite. Visitarlos fue un placer.

El monasterio enclavado en paraje singular,

nos acogió con agrado y el fraile supo explicar.

El Castillo de Javier donde nació San Francisco

se destruyó por rebelde y a la familia hizo cisco.

Después lo reconstruyeron y así se nos permitió

que nosotros disfrutemos de dicha reconstrucción.

Y por la tarde, en Olite, admiramos su palacio

que con pasión erigió el “muy noble rey don Carlos”.

Don Carlos, de apodo el noble, mejoró la dinastía.

su padre, llamado el malo, no contó con simpatías.

Llegamos al día cuatro, al ecuador del viaje,

tocaba Zugarramudi, que de brujas es paraje.

Bosques cubiertos de hayas, de recios robles y pinos,

laderas de verde hierba jalonaban el camino.

Y en la cueva de las brujas que fueron ajusticiadas,

entró un grupo de mujeres, nuevas brujas renovadas.

La cueva del aquelarre resulta espectacular,

su estructura es impactante, su paisaje singular.

Aclararé que es ser bruja: Ser buena administradora,

esposa y amante fiel, paciente, resolvedora,

en el pajar ser aguja y ¡la guinda del pastel!

En Elizondo un paseo en busca del chocolate,

mejor es el pacharán para aclarar el gaznate.

Pamplona, al anochecer, fue una explosión de alegría,

gigantes y cabezudos, todos en gran sintonía.

Y ya el día veintiocho, a Roncesvalles llegando

Mikel más chulo que un ocho la historia fue relatando.

Derrotamos a los moros en las Navas de Tolosa,

con valor y sin desdoro, ¡pero ahí no quedó la cosa!

A Carlomagno el francés, le dimos un revolcón,

y a su sobrino Roldán en el culo un patadón.

Fue Sancho séptimo, el Fuerte, al frente de los vascones,

quien al francés  hizo frente, duro y sin contemplaciones.

Y tras glosar las hazañas de tanto español ilustre,

nos tomamos unas cañas para alegrarnos el buche.

Descendimos el camino por el kilómetro uno,

llegamos al restaurante sin lesionarse ninguno.

Otra comida abundante, y la cena, singular,

ya que en Navarra los pinchos es obligado probar.

Mañana esperan las Bárdenas, un paisaje tan marciano

por el que caminar asombra a cualquier humano.

Y nos quedará Tudela, ciudad para disfrutar

su renombrada menestra, un reputado manjar.

Solo queda agradecerle a Kiko por su interés

en que se cumpla el programa y el viaje termine bien.

La pericia de Manuel al manejar este bus,

tomando suaves las curvas, su trabajo tiene un plus.

Y nos han acompañado unas guías estupendas,

conocen bien su trabajo, decirlo no duelen prendas.

Y el personal de Amaduma se ha comportado muy bien,

también hay que agradecerles su prudencia y buen hacer.

Tengo las neuronas secas, la verdad estoy cansada,

reposaré la cabeza, ¡se acabó lo que se daba!

  

1 comentario:

  1. Me alegro sinceramente que los compañeros lo pasaran tan bien. Navarra es una admirable tierra de bellos encantos.Yo no los pude disfrutar, en esta ocasión. Nautalia me excluyó, por ser viajero individual. Lamento profundamente su actitud. José L. Casado Toro.

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