27 octubre 2025

LA RUTA DE LOS MENHIRES QUE GUÍAN EL CAMINO A LOS DÓLMENES DE ANTEQUERA

 

Artículo publicado en la revista digital NovaCiencia. 

Una concentración de menhires descubierta recientemente revela el papel jugado por los monumentos megalíticos para marcar los caminos, señalar puntos de agua y guiar a los viajeros a los dólmenes de Antequera, en Málaga, espacios de especial significación en las sociedades prehistóricas.

Hoy día, el municipio malagueño de Antequera funciona como cruce de caminos que conectan la costa con el interior de Andalucía y que vertebran la región de Este a Oeste. Ese papel de nudo de comunicaciones no es nada nuevo, arranca desde el Neolítico, o incluso antes, tal y como muestran nuevos estudios en el entorno de los dólmenes

Una investigación realizada en este lugar mágico para los pueblos prehistóricos ha revelado la existencia de un conjunto de menhires, diez concretamente, que se unen a otros conocidos como los de la Peña de los Enamorados o los reutilizados en los dólmenes antequeranos; «piedras hincás» como las llaman los lugareños, que marcan un camino concreto y sirven de señalética para indicar la dirección hacia los dólmenes de Menga, de Viera, los tholos de El Romeral, y los monumentos naturales de La Peña de los Enamorados y El Torcal. 



Así lo ha describe la investigadora de la Universidad de Málaga, Lidia Cabello, en un trabajo conjunto con los especialistas de la Universidad de Alcalá de Henares, Primitiva Bueno y Rodrigo de Balbín. Esta investigación abre una perspectiva nueva para acercarse a estas construcciones prehistóricas, al incorporar al trabajo científico testimonios orales de habitantes de la zona, que han convivido durante décadas con los menhires y los han utilizado como puntos de referencia y lugares de encuentro, sin saber que se trataba de construcciones levantadas hace unos 5.000 años.

Menhires, la señalética de las vías prehistóricas

El estudio revela que estas construcciones prehistóricas han sido utilizadas tradicionalmente desde tiempos inmemoriales hasta prácticamente la actualidad, para señalar caminos, puntos de agua o zonas de buenos pastos para el ganado. Es más, algunos de estos menhires, que se encuentran en un estado de conservación excelente y en el lugar donde fueron dejadas por los pobladores prehistóricos, concuerdan perfectamente con cañadas y veredas reales o recogen partes de antiguas vías romanas.

A tenor de las informaciones recabadas con esta investigación, Lidia Cabello afirma que estas piedras hincadas en el suelo funcionaban como hoy día lo hacen las señales viales de las carreteras. Casi con total seguridad sirvieron como elementos de orientación, en un terreno que hoy día es un cruce de caminos, autovías y vías férreas, y que hace 5.000 años también era transitado por unos pobladores que tenían unas costumbres de movilidad mucho mayores de lo que se pensaba hasta ahora.

Unen la costa con el interior

“Los menhires descubiertos en esta investigación marcan el camino que une la costa malagueña con el interior”, explica Lidia Cabello. Esta teoría se asienta en la ya conocida relación e intercambio cultural, y puede que también de productos, que existió entre pobladores del litoral y de territorios de lo que hoy día es el entorno de Antequera desde el Paleolítico, confirmada por la presencia de productos marinos no solo como alimento, sino también como adorno personal, que se siguieron viendo hasta la edad de los metales.

«Los menhires son unas referencias en un paisaje antropizado, modificado por esos grupos prehistóricos que controlan el espacio y los ciclos estacionales, vinculados con los espacios dolménicos, que hemos localizado en el mismo sitio donde se colocaron hace miles de años».

Un camino de peregrinación hacia los dólmenes y lugares mágicos

De alguna manera, sostiene la investigadora de la Universidad de Málaga, los menhires también pudieron marcar una especie de camino de peregrinación, desde los diferentes territorios que rodean a Antequera a los conjuntos de dólmenes construidos en este municipio malagueño, que en su día funcionaron como lugares mágicos o de una significación especial, así como de espacios de reunión.

La búsqueda de los menhires se ha concentrado en un espacio de cinco kilómetros alrededor de los dólmenes de Antequera. Los estudios realizados hasta la fecha demuestran que estos hitos están hechos con rocas extraídas de canteras cercanas al lugar donde se ubicaron, algo que se explica por la dificultad de mover esas moles de piedra que llegan a pesar varios cientos de kilos.



Cómo son los menhires hallados en el entorno de Antequera

Los menhires presentan dos formas, principalmente: una rectangular y otra troncocónica. Todavía no hay constancia de a qué se deben estas diferencias y se baraja que posiblemente respondan a que cada una de estas tipologías corresponda a una época diferente, algo que se comprobará con los estudios que se realizarán próximamente y que permitirán datar con precisión estas construcciones prehistóricas.

Las dataciones permitirán conocer si son contemporáneos a la construcción de los dólmenes o pertenecen a fases posteriores. Esta información será fundamental para interpretar el motivo de su ubicación, ya que si son contemporáneos a los dólmenes podrían marcar el camino hacia ellos y si son posteriores en el tiempo «nos hablaría de una pervivencia del uso de esos caminos ancestrales», añade Lidia Cabello.

Asimismo, en dos de los menhires documentados se han detectado una serie de líneas que podrían ser parte de algunos grabados, lo que añadiría un elemento de significación extra a estas piedras.

Testimonios de pastores y lugareños sobre las «piedras hincás»

Los testimonios orales recabados para esta investigación han sido fundamentales para conocer la dimensión significativa e histórica de estas formaciones de piedra. Antes del estudio solo se conocían algunos menhires que conectaban los dólmenes con la Peña de los Enamorados. Sin embargo, algunos pastores tenían constancia de la existencia de algunas piedras hincadas, que en su día empleaban como punto de reunión, incluso también como señales para orientarse en el territorio, pero nunca pensaron que se trataba de monumentos puestos ahí deliberadamente hace miles de años.

Lidia Cabello y su equipo se pusieron a seguir la pista facilitada por los lugareños y se toparon con las piedras que, como sospechaban, reunían las características propias de unos menhires prehistóricos, y ahora están completando el relato de una historia que continúa a día de hoy. Las principales vías de comunicación que vertebran Andalucía pasan por Antequera, como una herencia de caminos ancestrales que fueron marcados con menhires por los pobladores que habitaron la zona desde el Neolítico.

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