08 julio 2025

FRASES POPULARES XII

 

Cuando Juan, el de la cañaú a gorda el cacho pregonaba lenta y con sentimiento su mercancía de chuchería, todos los niños andarríos, como nos decía mi abuela, muy malagueña ella: lo rodeábamos con nuestra perra gorda en la mano, que por cierto ahora diez céntimos de euro son diecisiete pesetas: que ironía, verdad. Recuerdo que siempre había una niña blanca y buena entre los niños pareciendo una solitaria amapola entre un revoltoso trigal verde. Éste Juan era un poquito verde en el hablar y cuando veía a un niño con una mano en el bolsillo rascándose le decía muy enfadado: Niño, no te toques mas los concejales que eso no está bien. Por lo visto a la bolsa escrotal. hace años se le llamaba Concejales y créanme que no he encontrado el símil de los ediles con los testículos. En la actualidad podemos ver a algunos hombres, disimuladamente, claro está, pegarse unos rascones pensando ellos que nadie los ve, como otros que esperan en un semáforo al volante de su coche con el dedo meñique en la nariz que se encienda el verde, llegando incluso, a veces, a tener que oír el pitido del de atrás, dado su ensimismamiento y despiste. Se creen que nadie los ve. cuando todo el que pasa por su lado no pierde puntá.

Sin pecar de machismo. a alguna que otra dama he visto dándole gusto a sus narices dentro de su vehículo. Y no vayan a pensar que son unos guarros porque, según dicen: La cosa mas barata y mas rica, es rascarse donde a uno le pica. Ésta frase se le puede aplicar a cualquier hombre que se rasque los Concejales o sus narices, aunque sería mejor que se los lavara con agua y jabón. Quién cuando era niño no se ha metido un dedo en la nariz. De verdad que es una imagen tierna, pero claro algunos adultos le tomaron tanto gusto que parecen que no lo han olvidado y se recrean en el gesto. Y ahora viene aquello del que esté libre de culpa que lance la primera piedra

Algunas veces a nuestro amigo Juan le acompañaba un colega, muy educado y trajeado, que también le gustaba pararse en la taberna de Juan Garrampín (ignoro si era su apellido) en la calle de Castellón de la Plana. Cuando el amigo estaba cargado de Valdepeñas se ponía en medio de la calle, en el ziriguizo pintado con tiza por las niñas y decía: Ahora estoy en Pinto, y ahora en Valdemoro. El dicho famoso lo pronuncia toda persona que quiere decirle a alguien que ni está en un sitio ni en otro, pero como todas las frases, ésta tiene también su origen. Según una expresión popular madrileña se le aplica al que está borracho y también se emplea a la persona que vacila entre dos cosas o que ni es lo uno ni lo otro. Pinto y Valdemoro son pueblos de la provincia de Madrid, cuyos términos municipales están separados por un arroyo. Los lugareños cuentan que en Pinto había un señor, como el amigo de Juan, que cuando estaba ajumao saltaba de una orilla a otra diciendo: Ahora estoy en Pinto y ahora en Valdemoro. Pero una de las veces que saltaba cayó en medio del arroyo y dijo: Ahora estoy entre Pinto y Valdemoro. Por lo visto el que saltaba al ziriguizo en la calle de Castellón se sabía el origen del dicho tan famoso.

Ahora resulta que la palabra: Bigote proviene de la expresión alemana: Bey Gotti que significa: Vive Dios. Expresión que usaban los caballeros flamencos de Carlos V mientras se atusaban los mostachones. Claro que a los españoles la palabra les parecía arrogante y de allí viene la corrupción de Bey Gott a la de Bigote.

Pues anda que la palabra Cursi. Ésta viene, como no, de la gracia de la gente de Cádiz del siglo XIX. Algunos creen que proviene de la palabra árabe Kursi que podría significar algo así como figurón; y si algún erudito en el idioma árabe me rectifica que lo haga, le quedaría muy agradecido y los lectores, también. Pero las que pueden ser las verdaderas originarias son dos y de Cádiz y en concreto de las chirigotas. Dicen que en la Tacita de Plata, en el siglo XIX había un sastre de origen francés que se llamaba Sicourt que tenía dos hijas muy relamidas que no tardaron en padecer las burlas repitiendo su apellido en el estribillo de una canción: Las niñas de Sicourt, Sicourt, Sicourt, degenerando, debido a la repetición tan seguida en: Cursi. La otra puede ser quizás mas cachonda que la anterior. Dicen que también en Cádiz vivían dos hermanas huérfanas, solteras y muy mayores con los apellidos Tessi y Curt. Estas hermanas vestían de forma tan extravagante que no tardaron de ser el blanco de las chirigotas y los apellidos los transformaron de tanto repetir: Tesi Curt a Curtsi.

Juan J. Aranda


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