Tres científicos
de la UMA participan en esta investigación internacional, que acaba de
publicarse en la revista Nature.
Fecha publicación:
24/04/2025
Categoría: Investigación
Un equipo internacional de
genetistas y arqueólogos acaba de publicar en la revista 'Nature' el
artículo ‘Punic
people were genetically diverse with almost no Levantine ancestors’, que
analiza los datos genómicos de 210 individuos procedentes de 14 yacimientos
fenicio-púnicos del Levante, norte de África, Sicilia, Cerdeña, Ibiza y la
Península ibérica, incluyendo, por primera vez, el análisis de muestras
procedentes de Málaga.
Se trata de un estudio dirigido por la Universidad de
Harvard y el Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology (Leipzig,
Alemania) en el que han participado los científicos de la Universidad de Málaga
José Suárez, Enrique Viguera y Sonia López.
Carácter
cosmopolita
Este trabajo utiliza ADN antiguo para caracterizar la
ascendencia de las comunidades púnicas y buscar vínculos genéticos entre estos
y los fenicios levantinos, con los que comparten cultura y lengua. Los
resultados, “completamente inesperados”, indican que las poblaciones fenicias
levantinas contribuyeron poco genéticamente a las poblaciones púnicas del
Mediterráneo central y occidental, a pesar de sus profundas conexiones
culturales, económicas y lingüísticas.
Evidencian, en cambio, que la cultura fenicia se extendió,
no a través de migraciones masivas a gran escala, sino a través de un proceso
dinámico de transmisión y asimilación cultural. “Se revela el carácter
cosmopolita del mundo púnico”, explican los investigadores.
Redes
genéticas
Los individuos de ascendencia norteafricana
identificados en las muestras analizadas vivían junto a una mayoría de personas
de ascendencia principalmente siciliana y egea en todos los yacimientos púnicos
de la muestra, incluida Cartago, y se mezclaban con ellas. Este trabajo desvela
que los púnicos tenían muy poca ascendencia genética de sus fundadores
culturales levantinos. Sugiere, también, que los fenicios transmitieron su
cultura a personas de ascendencia completamente distinta, sin apenas
contribución genética.
“Las comunidades púnicas presentaban altos niveles de
diversidad genética, lo que sugiere que los púnicos se mezclaban con gente de
lugares lejanos, principalmente Sicilia y Grecia. Además, las redes genéticas
del Mediterráneo advierten de que los procesos demográficos compartidos -como
el comercio, los matrimonios mixtos y la mezcla de poblaciones- desempeñaron un
papel fundamental en la formación de estas comunidades”, señalan. “Se ha podido
incluso identificar un par de parientes cercanos -primos segundos
aproximadamente- que cruzaban el Mediterráneo, uno enterrado en un yacimiento
púnico del norte de África y otro en Sicilia”, continúan.
Equipo
científico multidisciplinar
El estudio ha sido dirigido por el Dr. Harald Ringbauer
(Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig), junto al Dr. David
Reich (Universidad de Harvard) y Dr. Ilan Gronau (Universidad Reichman), con la
participación de más de 30 investigadores vinculados a diversas instituciones
europeas y mediterráneas.
La UMA, en concreto, ha contribuido a la investigación
identificando restos óseos de diversas necrópolis de la ciudad fenicio-púnica
de Malaka que se encuentran depositados en el Museo de Málaga y que por su
estado pudieran contener DNA.
Análisis
revolucionario
Se seleccionaron y extrajeron muestras de hueso petroso
y muestras dentales, que fueron posteriormente analizadas en el Laboratorio del
Dr. David Reich, en el Departamento de Biología Evolutiva Humana de la Universidad
de Harvard, el laboratorio con mayor experiencia del mundo en el procesamiento
de muestras de esqueletos para el análisis de ADN antiguo.
“Este tipo de análisis ha revolucionado nuestra
comprensión del pasado”, afirman los científicos de la Universidad de Málaga,
que aseguran que “analizar ADN extraído de restos óseos, dientes o incluso
sedimentos arqueológicos puede ayudarnos a rastrear las rutas migratorias de
poblaciones humanas o revelar mezclas genéticas entre diferentes poblaciones,
así como restablecer relaciones de parentesco entre individuos".
A lo largo del tiempo, las poblaciones acumulan cambios
en su ADN, estos cambios se heredan y se pueden usar para distinguir grupos
humanos. “Analizando estos cambios por técnicas de biología molecular, genética
y bioinformática podemos incluso identificar caracteres fenotípicos de los
individuos en estudio como el color de la piel, ojos y cabello, tipo sanguíneo,
tolerancia a la lactosa o, incluso, la resistencia o susceptibilidad a
enfermedades, complementando por tanto los estudios de arqueología clásica”,
aclaran.
Comunidad
malagueña abierta
Este trabajo ha permitido analizar datos genómicos de
ocho individuos antiguos de las Necrópolis Oriental y Occidental de la Málaga
púnica, que han evidenciado una notable diversidad genética, con afinidades con
poblaciones con origen en el área egea-micénica y de Sicilia, y apenas rastro
de ascendencia levantina directa. Este patrón, observado también en otros
enclaves púnicos como Ibiza o Cerdeña, sugiere que la expansión fenicia se
produjo más por transmisión cultural e integración local que por migraciones
masivas desde Oriente. Además, los datos apuntan a la existencia de vínculos de
parentesco entre individuos enterrados en distintos ámbitos funerarios de la
ciudad, así como conexiones con otros enclaves mediterráneos como Villaricos
(Almería), o Lilibeo y Motya en Sicilia.
Según destacan los expertos de la UMA, estas relaciones
reforzarían la hipótesis de una comunidad malagueña abierta, estructurada en
torno a vínculos de parentesco sostenidos en el tiempo, que actuaba como nodo
activo dentro de las redes comerciales y culturales del Mediterráneo occidental
entre los siglos IV y II a.C.
Este estudio sitúa a Málaga en el centro de los grandes
debates internacionales sobre movilidad e identidad en el Mediterráneo antiguo
y abre vías para futuras investigaciones encaminadas al análisis de la
naturaleza de la presencia fenicia en la bahía de Málaga, con particular
atención a sus dinámicas poblacionales, sociales y culturales.
Los investigadores participantes de la Universidad de
Málaga han sido, dentro del Área de Prehistoria del Departamento de Ciencias
Históricas, el profesor José Suárez Padilla, director del Proyecto General de
Investigación que se lleva a cabo en el yacimiento fenicio del Cerro del
Villar, y Sonia López Chamizo, doctoranda en este mismo departamento,
especializada en arqueología funeraria del Mediterráneo antiguo y miembro del
equipo de investigación del mencionado proyecto, quien integra los datos
generados en este estudio en el marco de su tesis doctoral. Por su parte,
dentro del Área de Genética de la Facultad de Ciencias, ha participado el
profesor Enrique Viguera Mínguez, docente de Genética humana y que cuenta con
experiencia en el estudio del ADN antiguo.
Cultura
fenicia
La cultura fenicia surgió en las ciudades-estado de la
Edad de Bronce del Levante, desarrollando destacadas innovaciones como el
primer alfabeto (del que derivan muchos sistemas de escritura actuales). A
principios del primer milenio a.C., estas ciudades habían establecido una vasta
red marítima de puestos comerciales que llegaban hasta Iberia, extendiendo su
cultura, religión y lengua por todo el Mediterráneo central y occidental.
Asimismo, durante el primer milenio a.C. los fenicios
establecieron numerosas colonias, entre ellas Cartago, una colonia costera
fenicia en lo que hoy es Túnez que en el siglo VI a.C., se había alzado con el
dominio de la región. Estas comunidades culturalmente fenicias asociadas a
Cartago o gobernadas por ella pasaron a ser conocidas como «púnicas» por los
romanos. Los cartagineses -también conocidos como púnicos- adoptaron la cultura
fenicia, en forma de lengua y religión. Sin embargo, poco se sabe de su
herencia genética, incluido el alcance de los movimientos entre la patria fenicia
levantina y otros asentamientos.
Referencia
bibliográfica:
Ringbauer,
H., Salman-Minkov, A., Regev, D. et al. Punic people were genetically
diverse with almost no Levantine ancestors. Nature (2025).
https://doi.org/10.1038/s41586-025-08913-3
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