FRASES POPULARES IX
Desde hace varios meses me he propuesto investigar y
publicar muchas de las frases que decimos con asiduidad y que ignoramos sus
procedencias. Es como buscar tus raíces y al final te sientes bien porque quién
me iba a decir a mi cuando un compañero de hace décadas en Barcelona no paraba
de decir: Eres el carajo la vela; él
lo decía en gallego porque era de Puenteareas. Como todo el mundo sabe carajo
en castizo es el miembro viril masculino: carajo tieso como una vela, pero la
hipótesis que me inclino es la de Caraja: vela cuadrada que en Méjico largan en
un bote grande, y claro toda vela va aparejada a un mástil y éste es tieso, pudiendo
venir el dicho de ahí. Pero como verán siempre sale la que no tiene enmienda y
sus colaterales.
Poner pies en
Polvorosa. Ésta es mas fácil de deducir ya que Polvorosa es una
población palentina cerca del río Órbigo. Cerca de allí Alfonso III el
Magnánimo luchó con los sarracenos venciéndolos, no con las armas sino por un
eclipse de luna que al verlo los sarracenos salieron huyendo desconcertados y
atemorizados.
A mí no me la das
con queso. Otra que se suele decir cuando alguien intenta
engañarnos y resulta que viene de eso; de un timo o engaño con picaresca de
cuando en La Mancha los taberneros de toda España iban a comprar el vino de
esas tierras y era costumbre probarlo antes. Pero mira por donde que cuando
algún bodeguero tenía algún barril con el vino picado y no podía darle salida
lo que hacía era servirle un buen plato de queso de sabor fuerte, de los que
también hay por esa zona al incauto comprador, y claro el queso con ese olor
inconfundible en el paladar le quitaba el sabor del vino chungo y picado.
A la vuelta lo
venden tinto. Ésta viene a decir que si algo nos piden
nos desentendemos y no le hacemos ni puñetero caso. Pero tiene su origen como
todos los dichos y refranes españoles. La anécdota es de cuando el torero José
Ortega, Joselito, muerto en 1920 y el Bizco Pardales. El torero envió al bizco
a un recado entregándole un billete para pagarlo, pero cuando estuvo de vuelta
y viendo que el bizco no le entregaba la vuelta del dinero le preguntó: ¿Y la
vuelta?, a lo que el bizco, con su mijita de guasa, le contestó: ¿La vuelta?, a la vuelta lo venden tinto”;
y ahí quedó la frase que se hizo tan popular.
El Alirón.
Canción que suelen cantar los hinchas del Athlétic de Bilbao cada vez que gana
o para animar al equipo en el campo de juego. Como mucha gente yo creía que era
una expresión vasca; Alirón suena a vasco, ¿verdad?. Bueno pues su origen es de
1913 en que la cupletista Marietina la estrenó en el teatro Romea de Madrid y
la letra escrita por el maestro Alvaro Retena dice así: En Madrid se ha puesto
de moda / la canción del alirón / y no hay nadie en los Madrilcs / que no sepa
ésta canción./ Y las niñas ya no entregan / a un galán su corazón / si no sabe
enamorarlas / entonando el ¡Alirón!, ¡Alirón! , Pon, Pon, Pon, Pon /.
Imagínense al público de Madrid coreando el Pon. Pon y con una señorita
subiéndose las faldas hasta el tobillo; porque entonces pocas cupletistas
enseñaban sus partes nobles a no ser la que se buscaba la famosa pulga y se
quedaba en pelota picada sin encontrarla. Mas tarde Teresita Zara la estrenó en
el Salón Vizcaya de Bilbao coincidiendo con los éxitos futbolísticos del
Athélic de Bilbao y en una de las veces que el público iba a corear el
estribillo, éste lo cambió por: ¡ Alirón!, Alirón !, ¡ El Athlétic Campeón !.
El Tonto del bote.
Mucha gente, oliendo a machismo dice la Tonta del bote, porque es masculino y
singular, o sea que el dicho se refiere a un hombre, no a mujer. Éste era un
perturbado mendigo que tenía una forma muy rara de pedir limosna en la iglesia
de San Antonio del Prado y era que lo hacía con un bote, llamándole todo el
mundo: Tonto del bote. Cuentan que en
una corrida de toros uno de ellos saltó la barrera y enfiló por el callejón
hacia las calles aledañas, y al meterse por una de ellas se encontró con el
pobre mendigo. Éste que desconocía el peligro de tener los cuernos de un toro a
dos palmos de sus narices y como siempre estaba inmóvil, así se quedó hasta que
el berrendo, después de olerlo dio su bufido y se largó corriendo. Desde
entonces se conoce la inmensa suerte que tuvo, El Tonto del bote.
Juan
Aranda
Gracias Juan por todos estos acertados comentarios y explicaciones, sobre frases muy comunes que pronunciamos sin conocer acertadamente su origen . Felicidades. José L.
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