Artículo
de Javier Sánchez Perona, Científico
Titular del CSIC y Profesor Asociado de la Universidad Pablo de Olavide,
Instituto de la Grasa (IG - CSIC) y de Marta
Berlanga Del Pozo, Investigadora pre-doctoral en el departamento de I+D+i
de AGOLIVES., Universidad Pablo de Olavide. Publicado en la revista digital The
Conversation.
El olivo está presente en gran parte de la
obra de Federico García Lorca. Para el poeta granadino, este árbol encarna el
alma andaluza y mediterránea, pero también simboliza el amor y el deseo. Su
fruto, la aceituna, hereda estos significados y se convierte en un emblema de
todo lo anterior.
Lorca ama la aceituna, pero también el
verde: “verde, que te quiero verde”. Pero ¿qué pasa con las aceitunas negras?
Negro no es sinónimo de falso
Lo negro, en nuestro imaginario colectivo,
siempre se lleva la peor parte. No en vano, usamos ese término para referirnos
a aquello que es despreciado o tiene connotaciones negativas: la oveja negra,
el cisne negro o la lista negra, por poner algunos ejemplos. ¿Es, por tanto, la
aceituna negra la oveja negra de las aceitunas de mesa?
Últimamente, parece que se está
extendiendo una leyenda –también negra– sobre el color de estas aceitunas que
las cataloga de falsas. Pero nada más lejos de la realidad.
En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de aceitunas de
mesa según su coloración: verdes, de color variable y negras, dependiendo de su
estado de maduración. Dentro de estas últimas, existen distintas preparaciones
comerciales, destacando dos estilos de elaboración de gran relevancia en el
mercado: las aceitunas ennegrecidas por
oxidación, conocidas como estilo californiano, y las aceitunas negras
naturales, que reciben el nombre de estilo griego.
Ambas variedades ofrecen opciones distintas para los consumidores,
dependiendo de sus preferencias de sabor y textura. Mientras que las negras
naturales son ácidas, saladas y amargas, las negras oxidadas constituyen un
producto neutro-alcalino, muy poco salado y sin amargor. Por tanto, las
aceitunas ennegrecidas no pretenden ser una versión “química” de las negras
naturales, sino otra opción en sí mismas.
Así se oscurecen
Pero ¿cómo se obtiene el color negro en las aceitunas negras
oxidadas? ¿Por qué hay quien las califica como “falsas”? Vamos a intentar
arrojar luz al asunto.
Las aceitunas ennegrecidas, a diferencia de las negras naturales,
son recogidas antes del envero, es decir, antes de su maduración, cuando aún
lucen un color verde o verde-amarillento. Para obtener el cromatismo negro
intenso son sometidas a un proceso de oxidación.
Tras un tiempo en salmuera, los frutos se introducen en una
solución diluida de sosa. Así, la pulpa queda más tierna y su sabor, más
agradable, ya que se elimina el amargor. Esta solución alcalina rompe las
paredes celulares y favorece la posterior penetración del oxígeno durante el
proceso denominado aireación. Ese oxígeno reacciona con los compuestos
fenólicos de la aceituna, dando lugar a la formación de melaninas, pigmentos de
color negro.
La sosa es eliminada mediante lavados con agua potable hasta un pH
cercano a la neutralidad. Durante los lavados, se inyecta aire para mantener
las aceitunas en movimiento, favorecer la eliminación de la sosa y continuar
con el proceso de ennegrecimiento por oxidación.
En este punto, las aceitunas ennegrecidas por oxidación podrían
envasarse directamente si el productor lo desea. Sin embargo, como ocurre con
muchos otros alimentos, el color es un factor clave para atraer al consumidor,
y este caso no constituye una excepción.
El color resultante del proceso de ennegrecimiento es marrón muy
oscuro, que no resulta tan atractivo como el negro intenso. Por esta razón se
usa gluconato o lactato ferroso, compuestos que otorgan un color negro
homogéneo. La coloración se fija mediante la formación de complejos entre los
compuestos fenólicos presentes de manera natural en el fruto con el hierro
procedente de la sal utilizada.
Esta etapa, aunque es opcional, es implementada por la mayoría de
la industria como un paso posterior al proceso de ennegrecimiento.
La seguridad alimentaria
es lo más importante
Aunque el hierro es beneficioso para la salud humana, las altas
dosis pueden no ser seguras. Por eso, la adición de sales de hierro en la
producción de aceitunas negras está muy controlada.
La toxicidad de las sales empleadas, gluconato y lactato ferrosos,
resulta baja, pero lo más importante es que la cantidad de hierro en los
distintos productos está regulada por organismos como la FDA (Food and Drug
Administration de Estados Unidos), la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad
Alimentaria) y el Codex Alimentarius. Su uso está limitado a una
dosis máxima de 150 mg/kg, expresado como hierro Fe²⁺, por la Norma Comercial aplicable a las aceitunas de mesa del
Consejo Oleícola Internacional e
introducido en nuestra legislación mediante el Real Decreto 679/2016, de 16 de diciembre, que establece la norma de calidad de las aceitunas de
mesa.
Por otro lado, si respetamos el consumo diario aconsejado para
este producto, para no sobrepasar la ingesta de sal recomendada por la Organización Mundial de
la Salud (OMS) (máximo 2,4 g de sodio
o 6 g de sal/día), no superaremos el límite establecido para la ingesta de
hierro por los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses (NIH, por sus
siglas en inglés). Dicha dosis es 5-10 aceitunas al día y, dependiendo del
contenido en sal, supone aproximadamente 25 gramos de producto. Esta cantidad
no supera el 50 % del valor recomendado por NIH del mineral en hombres adultos (8 mg/día) y supone un
20% en mujeres adultas (18 mg/día).
Negras naturales
Las aceitunas negras naturales, por su parte, constituyen un
producto completamente distinto. Lo principal es que ya se recolectan en estado
de maduración avanzado, lo que les da la tonalidad morada-negra.
Estos frutos se colocan directamente en una salmuera, donde
pierden el amargor lentamente y se produce una fermentación total o parcial.
Como resultado, su sabor es más amargo que el de las ennegrecidas y adquieren
la textura y las propiedades organolépticas de este estilo de elaboración, ya
mencionadas más arriba.
No discriminemos por el
color
En fin, verdes o negras, las aceitunas son alimentos saludables.
Siendo el fruto del que se obtiene el aceite de oliva virgen, su grasa es
equivalente a la de este aceite. Además, contienen elevadas concentraciones de
compuestos bioactivos como
los fenoles, con actividad antioxidante.
Eso sí, se debe tener cuidado con el contenido en sal.
Si, como consumidor, prefiere las aceitunas negras oxidadas sin
aditivos, es probable que encuentre fabricantes que las ofrezcan. Sin embargo,
llamar “aceitunas falsas” a un producto cuyo proceso de fijación del color ha
sido respaldado por una sólida base científica resulta injusto. Además,
representan uno de los productos estrella de muchas empresas nacionales, junto
con las aceitunas estilo español en sus diversas presentaciones.
En el poema “Arbolé, Arbolé”, de Lorca, la niña del bello rostro
estaba cogiendo aceitunas del olivo, mientras el brazo gris del viento la ceñía
por la cintura. ¿Serían negras esas aceitunas? Poco importa, porque en el
olivar, como en la vida, no deberíamos discriminar por el color.
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