Tirar de la manta; hoy en día decir que se va a tirar de la
manta es como descubrirle un secreto a alguien o algo deshonesto a un opositor
político. Como yo tire de la
manta, se va enterar ese.
Y ese también tirará de la otra manta y pasará como en una jauría de lobos, que
todos enseñan los dientes y ninguno se muerde. El dicho viene del siglo XV
cuando los judíos fueron expulsados de Navarra, salvo los que se convirtieron
al cristianismo. Para distinguir a las familias conversas de los demás fieles
se colgaban en las iglesias unos lienzos llamados mantas con los nombres de sus
miembros para así buscar en ellos el origen converso de cualquier persona.
Dormirse en los laureles; con respecto a este dicho el laurel era un árbol consagrado a Apolo, dios de la luz, a los poetas y a todos los emperadores y generales victoriosos. En el medievo, los doctores, los artistas y poetas recibían una corona adornada con las bayas de este árbol como símbolo de su rango y estudios. La corona fue conocida como baccae lauri que quiere decir bachillerato. También las laureadas a los héroes militares españoles junto con la imposición de la Cruz de San Fernando significando la gloria alcanzada en el campo de batalla debe provenir de ese vocablo. ¿Cuantos nombres de militares laureados son conocidos en nuestra ciudad?: muchísimos. Pero si después de conseguido el triunfo como el ser un buen doctor, un buen bachiller o un gran militar deja de trabajar y esforzarse se dice que se ha dormido en los laureles.
Como dato curioso la
Lotería Nacional nació en España reinando Carlos III, quien la instauró por
Real Orden el 30/9/1763; abriendo sus primeras oficinas en la plazuela de San
Ildefonso, en Madrid. Yo pienso que algo tendrá que ver que los niños del
colegio de San Ildefonso canten la lotería cada año en Navidad. La estructura
actual en décimos y sorteos periódicos se instauró en 1812 por las Cortes de
Cádiz (la famosa Pepa).
Cambiar de chaqueta; yo sé que muchos de ustedes estarán pensando en algún que otro político conocido que se ha cambiado de signo al votar un partido que no era el suyo, rompiendo así su disciplina y traicionando a los electores que confiaron sus votos con toda su buena fe. Créanme que eso nunca lo he podido comprender, será que soy algo torpe en política. Más o menos es así pero el dicho proviene de una versión que sitúa la conducta del versátil y voluble Duque de Saboya. Carlos Manuel I (1562-1630). Este tan pronto se aliaba con Francia como con España. Y cada vez que abandonaba la causa de uno de los países se ponía su jubón, blanco de un lado y rojo del otro.
Tratar a baquetazos; hace años leí que a dos soldados de guardia en el penal de Melilla le habían corrido a baquetazos por ser homosexuales. Entonces era indigno hablar de ello sin repugnancia y por eso le aplicaban el delito de nefando, como si fuesen traidores a la Patria. Hay que ver lo injustas que llegaban a ser algunas leyes en aquéllos tiempos. Curioso que es uno me puse a indagar y resulta que era un cruel castigo militar que fue abolido en 1821. El castigo consistía en obligar al soldado que había cometido la falta a que corriese una o más veces, desnudo de cintura para abajo, entre dos filas de soldados que, al pasar, le golpeaban con baquetas. Además de golpear al soldado inculpado con este objeto, estaba permitido hacerlo con el portafusil y las correas de la grupa. Las baquetas no eran otra cosa que las varillas de acero con un casquillo de metal o cuero que servía para cargar los fusiles. En la actualidad estas baquetas se emplean para limpiar las ánimas de las armas de fuego. Las que sirven para tocar el tambor suelen ser de madera, excepto las pequeñas escobillas que a veces suelen utilizar los que tocan la caja en la batería para que el sonido parezca siseante y no seco.
Juan J. Aranda
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