Artículo de Javier del Hoyo Calleja, Catedrático de Universidad (área de Filología Latina), Universidad Autónoma de Madrid y de José Luis Acebes Arranz, Catedrático de Fisiología Vegetal, Universidad de León. Publicado en la revista digital The Conversation.
El
lobo es un animal presente en la cultura occidental en infinidad de mitos,
símbolos, leyendas y composiciones literarias. Desde la fundación de Roma al
temido personaje de cuento (“¡Que viene el lobo!”), pasando por la frase homo
homini lupus (“el hombre es un lobo para el hombre”), originaria de
Plauto (Asinaria, 495), aunque más conocida
desde Thomas Hobbes (1588-1679), este animal está
todavía presente en nuestras vidas desde la infancia (con canciones como “Cinco
lobitos tiene la loba”) hasta la vida adulta. Como cuando los italianos desean
suerte con su frase “In bocca il lupo” (que en castellano tiene una traslación
más taurina, con “al toro”).
Pero lo que menos lectores sabrán es cómo
el lobo pervive en multitud de nombres de persona. Veámoslo.
Un generador de nombres de persona
De
hecho, el lobo es el animal que más nombres de persona ha generado: más de
175 000 españoles, según el Instituto Nacional de Estadística, llevan
algún derivado relacionado con el lobo. Llegan a la lengua española procedentes
de diversas raíces (lupus en latín, lýcos en
griego, wulf en germánico) y por distintos canales.
Lope, nombre del Fénix de los Ingenios, significa “lobo”. No es muy
común hoy como nombre de pila (750 hombres), pero es frecuente en el apellido
López, “hijo de Lope”.
Además, hoy se encuentra ya registrado Lobo desde que en 2016, y
tras una polémica en España con este nombre, una familia de Fuenlabrada logró –gracias a una petición de Change.org y a la participación
ciudadana– que el Registro Civil lo aceptara.
Como apellido era bien conocido. A mediados del siglo V existió un
obispo de Troyes, san Lobo, que libró a la ciudad de la ira de Atila. Menos
extendidos son Luperco, Lupercio, Lupicinio y el mismo Lupo, presente en
Italia. Lúpulo –“lobito”, de origen latino– ha caído en desuso. No corresponde,
sin embargo, a esta raíz Guadalupe, que en algunos libros se ha querido ver que
significa “río de lobos”, por los lobos que abrevaban en él. Quedan así
descartados también Lupe y Lupita. Algunos arabistas piensan que el nombre
Guadalupe proviene de Uab-al-hub, “río de amor”.
Licurgo
proviene del griego y significa “ahuyentador de lobos”. Licario es también de
origen griego y significa “lobo”. De esta misma raíz (lýcos) procede
licántropo, “hombre-lobo”. Y es posible que muchos hayamos estudiado en un
liceo (yo, al menos, sí), que procede del Liceo, nombre de la escuela donde
enseñó Aristóteles en Atenas, llamada así porque en su recinto había un templo
dedicado a Apolo Lycaios, o ahuyentalobos.
Wolf y la raíz germana
La raíz
germánica Wolf es sin
duda la más fértil. Adolfo procede del antiguo alemán Athalwolf o Adalwolf, formado
por la unión de Athala,
“noble”, y wulf,
“lobo”. Por tanto, significa “noble lobo”, metafóricamente “guerrero arrojado,
o de noble estirpe”. Lo llevó Hitler, por lo que en Alemania este nombre ha
quedado prácticamente proscrito.
Debemos
incluir aquí Ataúlfo, que es de donde proviene el nombre del primer rey
visigodo en Hispania (siglo V). Rodolfo, a su vez, procede del germánico Ruodwulf, “lobo
famoso”. Recordemos aquí que el lugarteniente de Hitler, el número 2 del
montaje ideológico nazi, era precisamente Rudolph Hess. Podríamos decir que el
mundo nazi estuvo gobernado por dos lobos.
Ulrico es más
frecuente en lenguas sajonas: Ulric,
procede del germano y significa “jefe lobo”. Ranulfo, que nos suena a comedia
de Pedro Muñoz Seca o Arniches, es también de origen germano: “escudo de lobo”.
Randolfo es
una variante española de Randolf,
que significa también “escudo de lobo”, formado por rand “borde de
un escudo” y wulf “lobo”;
tiene como hipocorístico Randy. Rudi, femenino de Rudy, es diminutivo de
Rudolf: lobo famoso. Raúl es la forma francesa de Radulf, nombre
germánico compuesto de rat,
“consejo, consejero”, y wulf,
“lobo” (metafóricamente “guerrero arrojado”, es decir, la forma culta de decir
nuestro “viejo lobo de mar”).
Gandolfo data
del siglo VII y significa “camino del lobo”. Inolvidable el personaje de
Gandalf en El Señor
de los anillos. Udolfo es de origen inglés y significa “lobo”;
tiene como variantes Udo y Udolph.
De la misma raíz es Wolfang, nombre que ha llevado el considerado
como el más grande músico de la historia, Wolfang Amadeus Mozart. Pero también
Wolfram, con el significado de lobo y cuervo, que es origen del nombre del
elemento químico metálico, de número atómico 74, el wolframio o tungsteno. En
Francia existe un san Vulfrano, unión de lobo y cuervo, que fue obispo de Sens
en el siglo VIII.
Lobos africanos y
náhuatl
También podemos rastrear el nombre del lobo en personas
provenientes de las lenguas más insospechadas. Tanto Anuk como Anouk, términos
de origen teutón, significan lobo. También Tala es lobo en indio americano.
Zeeb es un nombre masculino hebreo que significa lobo. Lo encontramos en la
Biblia en el libro de los Jueces. Son variantes Zev, Zeev y Zei.
Steinólfur es
nombre islandés, variante del noruego, que refleja la unión de stein, piedra,
y ulf, lobo. Sirhan
es un nombre de niño de origen africano que significa “lobo”. Velkan es de
origen eslavo: “lobo valiente”. Cuetlachtli procede del náhuatl y significa
también “lobo”.
¿Y las lobas?
Habrá visto que apenas tenemos nombres femeninos. Hay quien piensa
que Orfilia es de origen germánico y significa “mujer lobo”.
Está claro que
loba en un sentido metafórico, aplicado a la mujer, significó desde época
antigua otra cosa. En latín lupa era
la ramera, y el lugar donde ejercían la profesión era el lupanar, nombre que
ha subsistido.
Si yo le hubiera dicho al comenzar el artículo que más de treinta
nombres de persona existen en España con la raíz de lobo, es posible que usted
me hubiera dicho con un deje despectivo “Menos lobos, Caperucita”, pero ahora
se habrá ya dado cuenta de que no son menos sino más de treinta.
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