07 enero 2021

NECROLÓGICA: UNA NOTICIA DESOLADORA


 

Después de un par de días sin abrir el correo electrónico, hoy lo he hecho, y en estos momentos estoy noqueada. Como si me hubieran dado un gran puñetazo en el plexo solar. No puedo creer lo que leo, se me hace muy difícil digerirlo.

        Mi amigo y compañero, Ángel Pulla, me comunica que Tomás Morales Cañedo, nuestro filósofo de cabecera, nuestro referente, nuestro buen amigo, ha muerto, en Madrid, el pasado día 4 de Enero.

        Me cuesta trabajo hilvanar cuanto quiero decir. Es un hecho tan imprevisto, tan alejado de lo que entiendo por real, que se me atropellan las ideas y solo pienso en la noticia que me descoloca: ha muerto Tomás, ha muerto Tomás. Lo repito, y aún no sé como asimilarlo.

        Quienes leen la revista de Amaduma, le conocen sobradamente. No hay un solo ejemplar en el que no se incluya un artículo suyo, siempre enjundioso, de los muchos, muchísimos que escribía. Era un creador incansable, dedicaba horas y más horas a ejercer su vocación, no del modo profesional como catedrático que fue de Filosofía, sino aplicando sus conocimientos en esta materia y en su discurrir por la vida, y reflexionando sobre las grandes, y también pequeñas cuestiones, que nos afectan a los seres humanos.

        Nunca se separó de su piel de filósofo, pero su condición principal, su ser natural, era el de un hombre bueno. Bueno, en el mejor sentido del término, en el que el poeta Machado subrayaba.

        Gracias, Tomás. Por tus enseñanzas como profesor, por tu compañerismo, por tu generosidad, y, sobre todo, por tu amistad.

        Para Aurora, tu fiel compañera inseparable, y para tus hijas y nietos de los que te mostrabas tan orgulloso, un abrazo lleno de afecto.
Ellos han contado con el privilegio de tenerte.

        Siempre estarás en nuestro recuerdo, amigo. Descansa en paz.

        Mayte

1 comentario:

  1. Siempre le he dicho a mi amigo Tomás que no me gustaban los filósofos, porque siempre tienen salida para todo.
    Tu tienes un problema y buscas la solución y te machacas hasta que la encuentras, pero ellos no. Te dan una salida y si no te gusta o la rechazas, tienen otra.
    Por eso yo creía que Tomás no se iría nunca, siempre encontraría una salida distinta.
    Pero por lo visto le ha fallado la tesis. Amigo Tomás, tengo razón y siguen sin gustarme los filósofos, y menos ahora que ya no estás tú para defender la posición.
    No te imaginas cómo lo siento, amigo.

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