Llevo muchos años viendo pasar la historia bajo mis
pies con estoica resignación. Soportando las inclemencias climáticas y los
residuos de las aves que me envuelven con pertinaz insistencia. No soy un
prócer local, sino un ciudadano de a pie colocado aquí por algún político
visionario para representar los valores humanos de un hombre que vive en
democracia. Los valores escasean cada día más y la teoría de la democracia es
cacareada por muchos y practicada por pocos.
No me siento capaz de afrontar este crudo invierno y
las múltiples elecciones que se avecinan. Así que he tomado una decisión: pedir
una larga excedencia al Sindicato de Estatuas, que me han concedido sin
reservas. Porque, a pesar de todo, uno no es de piedra.
Esperanza Liñán Gálvez
Con el país a punto de vómito, con las náuseas que no quita ningún “primperan” moral, reconforta el aire fresco que llega leyendo tu relato. Un abrazo.
ResponderEliminarNono
Gracias Nono, es cierto que se hace muy complicado hacer un "Kit-Kat" a tanta espantosa realidad. Por eso tenemos que reforzar la parcela de la imaginación, como el único antídoto contra lo demás.
ResponderEliminarUn abrazo. Esperanza.