Que poco nos falta ya para llorar la Pasión y cantar la
Resurrección.
Entre una cosa y otra
las pasiones se levantan, las emociones se exaltan, los sentidos se despiertan,
se abre la primavera y las flores son ofrendas con el incienso y la cera. Ya se
escuchan las saetas, el sonido de las trompetas y el lamento del tambor
elevando una plegaria.
Los azahares ofrecen
su pureza rescatada, cuando en la calle alfombrada, de sus ramas se desprenden
formando una sombra blanca, para dar paso al Señor.
En la calle de la Parra se escucha a una multitud, son niños
con faraonas y con palmas en las manos que exclaman alborozados para que todos
escuchen y les salgan a su paso, ellos gritan, y nuevo gritan más alto ¡Hosanna en la tierra!
al que del cielo, a Jerusalén llegó.
Gentiles escriba y
fariseos, por miedo a perder sus puestos acusaron al redentor y denunciaron por
blasfemo. Veremos todo el proceso del más justo de los justos y el más bueno de
los buenos. Al que en un juicio ilegal, como a un vulgar criminal condenaron a
morir crucificado.
Él era el hijo de
Dios, y en el nombre de su Padre, resucitaba a los muertos, perdonaba los
pecados, expulsaba los demonios de pobres atormentados. Lloró junto a sus
amigos, y se negó a ser el rey de todo el pueblo judío.
Aunque fue un manso Cordero evitó las tentaciones del astuto
Lucifer.
Málaga, vestida de catequesis cristiana, nos la quiere hoy mostrar
con su estilo personal. Son grandes tronos Barrocos en noble madera tallados y recubiertos
con oro.
Unos estarán de acuerdo
y otros tendrán discordancia con la forma que hay de hacer en Málaga Semana
Santa. Unos podrán comprender las enseñanzas mostradas, y otros, no verán nada
más que distracción, vacaciones, playa, sol y, llegar de madrugada con muchas copas
tomadas.
Sabiduría en la calle para recordar como gritaban, cuando
entre palmas y olivos en Jerusalén entró subido en un borriquillo.
Cenó rodeado por amigos, y aquella noche, allí en un cáliz para
siempre su Sangre nos la brindó,
bebiendo también el vino, que un buen Viñero
viticultor, que de Málaga sería, en la cena le ofreció. En un Huerto una Oración le dirigía a su Padre, y como hombre le pedía que alejara
de Él el cáliz. Un beso fue la señal del traidor, para que allí lo Prendiera aquella guardia romana. Su
Nombre era muy Dulce y que Sólo se sintió en una noche estrellada
que Cautivo lo dejó, sin que nadie
lo Rescatara.
El juicio no se
atrasó y fue tal la rapidez que la justicia empleo, que hoy sería ilegal, ni
tan solo tuvo derecho a un letrado defensor. La Sentencia que al Justo lo condenó, hizo que Poncio Pilato quisiera
lavar sus manos, pues no encontraba motivo para la condena a muerte que acababa
de firmar.
Fue Humilde y fue Humillado, atado a una Columna
y Azotado sin piedad. Despojado de sus ropas con largo manto
escarlata, en mano cetro de caña y una Corona
de Espinas ¡Y nadie se conmovió por
las Penas de su alma!
Dicen que Jesús
es Rico y lleva un trono dorado
cuando con su cruz a cuestas a un preso ha liberado, le ha dado la libertad,
libertad que a Él le negaron. Y aunque hoy los malagueños quieran su angustia
aliviar con flores y cruz de plata, no crea quien sólo ve con nuestros ojos
humanos que engañan y no dejan ver lo que miran los cristianos. Dicen que es un
derroche lo que hay en Semana Santa. Pues yo les quiero decir a quien me quiera
atender, que debajo de esas prendas hay mucho más que no es eso: trabajo para
tenderos, tallistas, imagineros, doradores, orfebres, floristas, camareros,
carpinteros, los carrillos con limones y muchísimas cosas más, que dan trabajo
al parado.
Su cuerpo era
descarnado y así es como lo llevaron Camino de la Amargura. Cruzando por La puente del Cedrón se dirigían sus Pasos
hasta aquel Monte Calvario cargado con un madero, que su
cuerpo lacerado no podía sostener cayendo más de una vez y aumentando su dolor.
Mujeres lo Saludaban y le enjugaban
su cara acercándole a sus hijos para que Él los cobijara.
La Pasión
amoratada, en noche de luna llena solloza con amargura Los Milagros que
realizó. Y el tiempo no se paró al verlo caer de nuevo sin compasión ni
consuelo.
Hasta el Gólgota
llegó ayudado por un hombre de Cirene.
Crucifixión, la pena hay que cumplir y en la cruz dejan
escrito el delito que cometió <<Jesús
Nazareno Rey de los Judíos>>
Allí el Santo Suplicio
y su Agonía se acercan, cuando al
clavarlo en la cruz con su Sangre
derramada, las Penas de sus hermanos
quiere tenerlas cercanas.
Es Exaltado en la
cruz y ha sido Crucificado con
ladrones a sus lados y una vez que está elevado quiere perdonar pecados a
aquellos dos delincuentes, más tan solo uno entiende que Él es el Hijo de Dios,
y así le pide el Perdón.
Expirando está el
señor, suplica una Buena Muerte para los que sufren con Él ese
castigo tan duro. Cuando ahogado y con sed pide algo de beber, le dan ácido vinagre.
También para sus verdugos quiere implorar el Perdón y le dice así a su Padre alzando al cielo sus ojos.
<< Abba, perdónalos, porque no saben lo que
hacen>>
Se dirige a su padre
en un tono cariñoso a pesar del sufrimiento.
Abba, papá, papaíto, no te olvides de mi ni de ellos. Yo me uno a su
petición y también le pido que no me olvide.
Es Descendido de
la cruz; su madre lo recibe con Amor
y el corazón atravesado por un afilado puñal. Rebosante de Piedad al Sepulcro es Trasladado para que descanse en su Paz Yacente cubierto en blanca Mortaja.
Al tercer día Resucitó
como ya lo había anunciado.
En esta historia no
hay engaños ni falsas promesas, las promesas se cumplen. Él vino al mundo para Redimir al mundo y dar luz a la Ceguera, ceguera de Alma y del cuerpo. Por eso entregó su
sangre y su vida. Ahora hace falta que el mundo se quiera redimir.
Así se cumplió lo
que estaba escrito y un repicar de campanas anuncia la buena nueva.
¡RESUCITÓ COMO LO
HABIA DICHO!
¡ALELUYA!
¡RESUCITÓ!
¡ALELUYA!
Mª Eugenia
Pereiro Barbero
Abril 2014
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