La frase que encabeza este
artículo se la adjudican al poeta cubano José Martí y me llamó la atención la
primera vez que la leí. Tratando de encontrar su significado y aunque entonces
era muy joven para reflexiones profundas, quise entender que en el primer
enunciado se trataba de cumplir con la máxima del “creced y multiplicaos”, o
con el cumplimiento del deseo innato de la mayor parte de los seres humanos de
prolongarnos en nuestros hijos, en parte
para asegurarnos de que en nuestro paso por este mundo quede alguna huella de
nosotros mismos y así ser recordados, al menos, por nuestros más inmediatos
descendientes. Este primer capítulo lo cumplí muy pronto y por partida doble.
Los hijos crecieron, maduraron, y hoy son dos magníficas personas de las que me
siento orgullosa.
El
significado de plantar un árbol yo lo atribuía al hecho de ejercer una
profesión, un trabajo, de ser útil para los míos y para la sociedad a la que
pertenecía y colaborar –aunque fuera en una microscópica parte- en el
desarrollo de mi país. Además de esta labor, en un jardín desde el que se
disfrutaba de la inigualable panorámica de nuestro mar Mediterráneo, cumplí la
segunda premisa de un modo literal: plantando un magnolio y un mandarino. A los
rosales y otras especies de diversa condición no los menciono, porque no
alcanzan la categoría exigida. Al mandarino le costó un poco despegar, pero el
magnolio se convirtió en un árbol espléndido, que nos regalaba todos los
veranos unas enormes flores blancas que perfumaban el ambiente.
Pasaron
los años y si alguna vez pensaba en las palabras del poeta cubano, nunca creí
que llegara a cumplir la tercera expectativa: escribir un libro. Y como la vida
es una auténtica caja de sorpresas, con una temeridad muy propia de mi carácter
y a una edad bastante inapropiada, he cumplido esta última propuesta.
Aunque en lo de tener hijos y plantar árboles
tuve la ayuda inestimable de mi marido, en el desarrollo del libro me he
enfrentado sola a las páginas en blanco y las he ido rellenando con mi
imaginación y con el lenguaje del que dispongo. La única responsable soy yo.
Sólo las correcciones –algunas-, han
sido hechas por personas capacitadas y en las que confío. No cuento con
suficiente perspectiva para juzgarlo, pero lo que sí puedo asegurar es que ha
sido un verdadero disfrute escribirlo. La primera finalidad, por tanto, ya está
cumplida. Si fuera posible que los que lo leyeran lo disfrutaran también, sería
como “tocar el cielo con las manos”.
Como
hasta ahora he cumplido los dos primeros pasos por partida doble, amenazo
con darle un “hermanito” a este primer libro, aunque para cumplirlo, sea
imprescindible el tiempo necesario de gestación.
P.D.:
La presentación del libro se llevara a efecto el jueves día 5 de diciembre, a las 19,30 horas en el salón de actos de La Merced El título es "La maestra y otros relatos".
Bien por ti y por esa valentía de cumplir las tres premisas. Estoy segura de que la última tendrá la acogida que merece. Mi enhorabuena y a por el "hermanito".
ResponderEliminarEsperanza.
Querida dª María Teresa Tudea Bustos:
ResponderEliminarhe leído tu libro y como maestra me identifico totalmente con “La Maestra y otros relatos”. Es más, aunque la mayoría de las lectoras no lo sean, se van a identificar de igual forma con él. Porque escribes como la vida misma. Estás muy bien documentada sobre los acontecimientos que has vivido a lo largo de tu vida, y te ha contado tu abuela. Tu caminar diario ha ido conllevando según las situaciones que se te han ido presentando: familia, costumbres, trabajo, amor, desamor…Sabiéndole dar una salida a cada una de ellas esa chispa de ficción e imaginación que, de veras, hacen entretener al lector. ¡Enhorabuena Mayte por el libro y por tu sueño cumplido!
Un abrazo, Maruja.
Mayte enhorabuena por la acogida que ha tenido tu libro y por la gran asistencia de publico en la presentación del mismo, estuvo muy bien todo.
ResponderEliminarFELICIDADES.
Un abrazo
Mª Eugenia