09 diciembre 2013

LA MANIPULACIÓN DE LOS MEDIOS

             Hoy los periódicos son pasta con la que puedes convertir en un cordero manso lo que antes era un lobo feroz. Lo vi escrito en una pared del barrio cordobés del Pozanco: "Nos mean y la prensa dice que llueve".
Cuarenta estudiantes alemanes borrachos tratando de saltar por la noche el cerco de una piscina en Mallorca 'son' turismo. Cuarenta subsaharianos sobrios intentando abordar la valla de Ceuta a oscuras son una invasión. Y es que el discurso que nos quieren vender es  alfalfa y nosotros lo compramos como caviar de beluga. 
Leemos "Mueren 10 inmigrantes al volcar una patera" más que nada por no dañar nuestra sensibilidad, cuando lo cierto es que: "Fallecen 10 personas al naufragar su embarcación". 
Por el lenguaje nos definimos y por el lenguaje dejamos asomar la patita de la traición y del miedo. Que las palabras no son neutras lo saben los 'homosexuales' que no se consideran 'maricones', las 'trabajadoras de la limpieza' que no se consideran 'chachas' o los judíos que no se consideraban perros por mucho que se lo gritara un alemán canino. Es verdad que una palabra hace más daño que una pedrada, pero para eso están, para decir la verdad.
Así, el abracadabra del léxico alcanza hasta la palabra crisis. Porque, digámoslo ya, no es lo mismo no tener agua que no tener para un 'dry martini'.      
Al científico Pedro Alonso -que ha dado con el grial contra la malaria, vive en África y sabe lo que es acunar en brazos a niños en el trance de la muerte- le preguntaron un día que qué opinaba de la crisis. El tipo señaló a la piscina abarrotada del hotel madrileño donde estaba. Arqueó las cejas y sonrió. Pues eso.
Aquí nos miramos al ombligo y lamentamos tener que borrarnos de Gol TV o que llevemos dos años sin renovar el vestuario, pero sabemos lo que es abrir el grifo y que salga agua caliente. Allí no. Allí son de lija todas las respuestas. Aunque luego te la juegues y palmarla en el Estrecho ya no dé ni para salir en el 'Sálvame'.
Una vez me contaron que una dominicana salvó a 16 personas famélicas dándoles el pecho, cuando la barca que iba a Puerto Rico se perdió durante 12 días, no tengan vergüenza  -les dijo- no nos vamos a morir. En otra ocasión leí que una nigeriana cuya hija de dos años murió en el cayuco fue arrojada al mar. Porque durante seis días con sus noches la madre sólo pudo darle sus propios orines.
Dirá el periodismo lo que quiera, pero esas mujeres deberían haber tenido un espacio en los periódicos de al menos cinco columnas y una foto improbable a toda página.
Yo creo que si aquellos muertos de mierda de la última patera hundida hubieran sido blancos -o europeos, o turistas, o miembros de la tuna, o concejales de Urbanismo- habrían tenido más foco en los medios, o forzarían un cambio de legislación, qué sé yo. O habrían sido la noticia del día. Que es la vara de medir del nuevo periodismo. Lo que no es noticia, ni vende, ni interesa a nadie es que hay lugares en el planeta tan pobres, miserables y raquíticos que los nativos rascan la tierra, escupen sobre ella y clavan un grano de cereal robado. Luego, esperan. Al cabo de cierto tiempo nace una espiguilla escuálida de la que vivirá una familia entera durante semanas.


Nono Villalta, diciembre 2013




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