Últimamente las tiendas
de cigarrillos de vapor están proliferando como setas, venenosas, o no,
eso todavía se está estudiando. Unos comercios donde ofrecen a las
fumadoras y fumadores la posibilidad de echar humo al más puro estilo Mata Hari
o Sara Montiel; que sortean la ley antitabaco y triunfan en medio de la
innombrable, en forma de franquicias.
Detrás de los deseos
insatisfechos de los que han dejado de fumar se adivina una bien orquestada
campaña de marketing, al menos hasta que Sanidad compruebe su dudosa inocuidad.
Ahora se «vapea» con
pipas multicolores de diseño, exhalando un humo blanco inmaculado con infinidad
de sabores.
Lo mismo te echan a la
cara el humo con sabor a Mentol, Piña Colada, Manzana, Café, Cacao o Toffee,
por citar algunos de los más conocidos. Y por rizar el rizo también lo hay de
Tabaco Turco.
Comprendo la frustración
de quienes están intentando dejar de fumar. Y siempre habrá avispados que se
suban al tren del «todo vale», pero…,¿de verdad necesitamos una pipa para
echar humo? Con escuchar las noticias diarias podríamos ejercer como las
antiguas locomotoras de vapor, y por desgracia no parece que vaya a faltarnos
combustible. Eso sí, puede que sea peor para nuestra salud que el tabaco y el
humo con sabores de los nuevos cigarrillos.
Esperanza Liñán Gálvez
Muy buena tu reflexión, Esperanza. Sé más generosa y deléitanos más a menudo.
ResponderEliminarMuy bueno tu Comentario Esperanza. Hay quien no ha fumado en su vida,
ResponderEliminary echa humo por todas partes, por eso fumar ya no es un placer.
Un abrazo, Maruja.
Muchísimas gracias Tomás por tu comentario y generosidad. La mía no es escasa sino que no quiero ser redundante, aunque material no nos falta para poner en marcha la imaginación.
ResponderEliminarEsperanza.
Muchísimas gracias a ti también Maruja. Aún sin fumar hay muchos trenes circulando fuera de las vías y echando humo a toda máquina.
ResponderEliminarUn besote amiga.