24 julio 2011

EL SUFRIMIENTO INÚTIL

20-Julio-2011
Mayte Tudea.


Hoy tomo como punto de partida el título del artículo de nuestro amigo y compañero José Luis Casado publicado también en este blog “¿Posee algún sentido sufrir?”, ya que después de leerlo me ha provocado algunas reflexiones y me apetece trasladarlas al papel.

Yo siempre he mantenido que esta vida no es ni un valle de lágrimas, ni una idílica pradera cubierta de perfumadas flores. Es cambiante y monótona; atrayente y decepcionante; llena de posibilidades y también de frustraciones; un mar en calma que esconde tormentas inesperadas. Para mí, al menos, y hasta ahora, la vida ha sido todo menos aburrida.

Y aunque a lo largo de ella se producen hechos realmente dolorosos que justifican el sufrimiento –sólo un mineral es ajeno a él-, no me cabe la menor duda de que existen personas que se instalan en el mismo de un modo casi permanente, las que se etiquetan a sí mismas como “víctimas” y parecen encontrar un cierto gozo en su pesadumbre. Empleando un término tan habitual en nuestra política son aquellas que consideran que “cuanto peor, mejor”.

Relativizar es un verbo que nunca conjugan. Todo lo magnifican, lo ribetean de negro, lo valoran de manera negativa, y adoptan una actitud de sospecha permanente hacia los demás. La fuerza del “sino” como hado fatal que les persigue y acosa, les convierte a sus propios ojos en seres maltratados por la vida y el resentimiento les coloca en la insatisfacción y en la amargura.

Las actitudes de otras personas hacia ellos siempre son interpretadas oblicuamente. Si hablan, “me están criticando”; si callan, “no me hacen caso”; si miran “me juzgan”; si no es así “me ignoran”.

Decía el filósofo: “Yo soy yo y mis circunstancias”. De acuerdo. Pero también soy cómo las interpreto y cómo me enfrento a ellas.

Yo pienso que cuando nos encontramos ante un hecho adverso que nos disgusta o nos preocupa, el primer paso debería ser admitirlo. Ha ocurrido, es ya inevitable, lo tengo frente a mí, no puedo eludirlo ni ignorarlo.

El siguiente paso sería analizarlo. ¿Por qué se ha producido? ¿Ha sido fortuito o provocado? ¿Soy yo el culpable o lo son otros? No puede juzgarse de igual modo si a uno le corresponde toda o una parte de la responsabilidad, ni debería servirnos descargar el peso de la culpa sólo en los demás.

Inmediatamente después evaluarlo. ¿Es verdaderamente grave? ¿Trascendental? No convertir un grano de arena en una montaña, darle su auténtica dimensión, sin sobrevalorarlo ni empequeñecerlo.

Y por último intentar resolverlo. ¿Depende de mí la solución? ¿Cómo puedo afrontarla? Si la decisión está en manos de otros ¿Qué he de hacer para que la tomen? Y si el tema resulta insoluble ¿cómo he de aceptarlo y adaptarme a la situación procurando que me dañe lo menos posible?

El sufrimiento cuando resulta inevitable –la pérdida de un ser querido, la enfermedad, o un grave accidente-, es doloroso, pero no queda más salida que asumirlo y esperar que el tiempo cicatrice la herida, cure la dolencia y repare el daño. Y ese dolor nos fortalece y nos hace crecer como personas.

Lo que encuentro verdaderamente intolerable es el sufrimiento inútil. Aquél que nos amarga, nos estrecha el horizonte y nos impide disfrutar del bosque tapándolo con nuestros propios árboles. El que nos debilita y empequeñece. Aquél contra el que deberíamos resistirnos e impedir que convierta nuestra vida en un auténtico “valle de lágrimas”.



4 comentarios:

  1. Comparto tu opinión. Enhorabuena por el artículo que con las palabras justas lo dice todo.
    Animo a los demás a que hagan su comentario porque un blog sin comentarios, es como un campo sin flores.

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  2. ¿Es el sufrimiento inherente a la condición humana? Vivir, decía Ortega, significa cierta dificultad del ser. Siendo así, el sufrimiento es algo que (como bien expresa Mayte) debemos asumir y gestionar, no intentar negarlo o evitarlo a todo precio. Huir, sí, de los que idealizan la salvación por el sufrimiento, ya que éste agudiza el desgarramiento interior y el sentido de culpa ¿están más curtidos por la vida los desdichados?
    Nono

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  3. Un texto claro y lleno de verdades como puños. Ojalá todos nos enfrentemos a los problemas con ese análisis, nos iría mucho mejor.
    Te felicito. Un saludo.

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