DE BIEN NACIDOS... ES SER AGRADECIDOS

Mayte Tudea
21-Febrero-2011


No es mi deseo en absoluto convertir el blog en un mero “juego floral”, en el que si alguien te dedica unas palabras elogiosas, resulta de obligado cumplimiento responder con otras del mismo tenor, ya que de continuar en esta tónica podríamos llevarla hasta el agotamiento, sobre todo al de los lectores.

Pero hay ocasiones en que resulta necesario expresar un sentimiento de gratitud hacia aquellas personas que lo merecen, que te apoyan y que al creer en ti, te estimulan, y logran que te esfuerces en perfeccionar aquello que haces con el propósito de no defraudarles, y de estar a la altura en la que te han colocado.

Mi padre –del que tantas cosas aprendí- siempre me recordaba: “Sé avara en la crítica y generosa en el halago. Si le haces notar a alguien una virtud procurará mejorarla o al menos, mantenerla”.

Esto es algo que no he olvidado y he procurado aplicarlo en mi vida. No obstante, los seres humanos tendemos más a callar lo que admiramos que lo que reprobamos, y eso, ciertamente, nos hace un poco miserables. Uno no se empequeñece por engrandecer a otro, mas bien al contrario.

Por eso, hoy me siento obligada a expresar mi agradecimiento a nuestro filósofo, Tomás, y a nuestro “bloguero mayor” Joaquín, en nombre de mis compañeras Amalia y María, y por supuesto, en el mío propio, por las hermosas palabras que nos han dedicado en los dos artículos aparecidos en el blog de Amaduma.

Nosotras no somos capaces de juzgarnos, y fluctuamos entre esa “delgada línea roja” que separa la belleza de la cursilería, temiendo siempre caer en ésta última, al menos por lo que a mí se refiere. Siguiendo el argumento de Tomás, “si aquél que se denomina poeta, es un inconsciente, un creído, un genio o un loco”, pueden imaginarse el temor que tengo a considerarme como tal, de ahí mi rápida afirmación de sentirme sólo y únicamente, una “aprendiz de poeta”. Efectivamente, en esta vida todos somos aprendices, pero unos lo somos más que otros.

Amalia tiene en su haber un hermoso poema titulado: “Quiero ser aprendiz”, en el que elogia esta categoría y aspira a permanecer siempre en ella.

Y en esta línea de reconocimientos, no podemos olvidar al profesor Redoli -POETA con letras mayúsculas, como pudieron comprobar los asistentes a la velada-, porque ha sido el primer instigador de esta afición, de esta pasión nuestra, y del que hemos aprendido “lo que no está en los escritos”. Con su talento como profesor ha sabido extraer lo mejor que había en nosotras, consiguiendo que mis compañeras perfeccionaran aún más lo que ya venían haciendo, y en mi caso, permitiéndome descubrir la belleza y el disfrute que significa intentar escribir poesía. Siempre estaremos en deuda con él todos los que acudimos a su “Taller de Creación Literaria”, ya que con todos se entregó de la misma manera, y desde aquí es obligado recordarlo.

Y para terminar, una breve reflexión versificada sobre el tema del que Tomás tan profusamente ha sabido ilustrarnos: Qué es la poesía.

¿Qué es poesía? Así yo me pregunto
mientras llamo a las musas en mi auxilio:
es dolor y es placer, es un trasunto
de amarga realidad, es un delirio
de armonía y belleza. Un contrapunto
que enciende sentimientos y emociones,
disecciona el amor y las pasiones,
perfuma la nostalgia y la embellece,
y es el limo del río que enriquece
cuanto la mente piensa y atesora,
y el corazón en su latir añora.
Y pregunto otra vez ¿qué es poesía?
¡es pulsión, es fulgor y es fantasía!