12 octubre 2010

LOS “VALORES” INVERSOS.

Mayte Tudea

Nuestro amigo y compañero Joaquín, el que sostiene el “tinglado” del blog de Amaduma y se preocupa de mantenerlo en las mejores condiciones, es quien también nos procura información sobre los eventos más importantes que se producen en nuestra ciudad, y se encarga de ofrecer las reflexiones y los comentarios de los que en él colaboramos.

Esta introducción, a modo de reconocimiento, me lleva hasta el tema sobre el que quería hablar. Quienes me conocen saben que es muy difícil para mí no desviarme –aunque sólo sea un poco- hacia los “cerros de Úbeda”, antes de tomar el camino que inicialmente me había propuesto.

Joaquín, en su blog personal ha colocado la carta anónima de una profesora con un título o subtítulo que ha llamado mi atención: “El síndrome Belén Esteban”, y me he puesto a leerla de inmediato.

Con un desencantado realismo, va desgranando en esa carta el desinterés de una mayoría de sus alumnos -ella generaliza, aunque yo no me atrevo a tanto- sobre las materias que entendemos básicas para sostener los pilares de una adecuada formación, desde la historia hasta la geografía. Imagino que son chicos rondando la adolescencia, a los que interesa únicamente el valor de la inmediatez y a los que no importa saber dónde está situado Marruecos, sencillamente porque no entra en sus planes visitarlo ahora. Y si no quieren saber hacia dónde vamos ¿por qué ha de preocuparles de dónde venimos?

Esa actitud de pasotismo vital hacia todo aquello que no esté relacionado con su reducido mundo: las “pelis”, la play, la nintendo, y el mediocre universo virtual en el que se desenvuelven, les convierte en seres “autistas” y ajenos a ese otro tipo de conocimientos que les debería formar como personas.

Seamos justos. No todos los chicos son así, o quiero creer que no son así. Quizá porque tengo algunos muy cerca y afortunadamente no responden en absoluto a ese cliché. “Virgencita, por favor,¡déjalos como están!”

Como bien escribe la docente en palabras similares, en este tema lo que asusta no es la ignorancia, sino el desprecio hacia el saber. Y esta frase, para mí, es la que cuadra perfectamente con lo que simboliza Belén Esteban.

Que la vulgaridad al expresarse, el hablar a gritos, la zafiedad en las formas, y el presumir de lo que desconoce y además tenerlo a gala, la estén convirtiendo –según oí anunciar en una cadena de televisión- en “la princesa del pueblo”, me produce estupor. Y que al parecer hayan realizado una encuesta y un 8% de las personas aseguren que la votarían para el Parlamento me da escalofríos y hace que se me dispare el mercurio. ¿De qué pueblo están hablando? ¿Y para qué Parlamento?

Con iconos como Belén Esteban no es de extrañar que nuestros chicos rechacen el conocimiento. Si este tipo de personaje colabora en una cadena de televisión y triunfa en ella rentabilizando sus exabruptos y su incultura, ¿para que estudiar?, ¿por qué esforzarse?

A todos estos “famosillos” que pululan por la “caja tonta”, airean sus intimidades y “cobran”, exponen sus vergüenzas con la mayor desvergüenza y “cobran”, hablan de sus infidelidades y de las de otros y “cobran”, ¿no podría aplicárseles la ley contra la corrupción, en la que tan culpable es el que paga como el que cobra?

Y ya puestos, si penalizaran al que contrata y al que actúa, ¿porqué no hacerlo contra el que se sitúa frente al televisor que es en último término el que eleva los índices de audiencia?.

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