14 octubre 2010

CONSECUENCIAS SOCIALES DE CRECER ENVEJECIENDO

Enrique Pozón Lobato*


Crecer envejeciendo ha obligado a inventar nuevas edades o etapas vitales, tercera edad y cuarta edad, lo que obliga a reinterpretar los significados del recorrido, surgiendo la problemática de la “feminización del envejecimiento”; la “resocialización”; la ”soledad”; y la “dependencia”

Como consecuencia de la feminización del envejecimiento o lo que es lo mismo, del mayor porcentaje de mujeres que de hombres en la población envejecida, y a partir de diferencias sexuales, se ha construido una división cultural, un conjunto diferenciado de prácticas, ideas y discursos que configuran roles de mujeres y hombres, con diversas funciones y responsabilidades asumidas a lo largo de la vida.

Por otro lado, para que las personas mayores puedan dar respuesta a los rápidos cambios sociales, asumiendo nuevos roles y patrones de conducta, se habla de resocialización, como de aquel proceso que reconstruye las relaciones sociales rotas, después de unos años del desempeño de determinados roles, padre, madre, marido, esposa, trabajador/a, etc. que obliga a aprender las obligaciones y derechos de las nuevas situaciones de abuelo/a, viudo/a, jubilado/a. Lo peligroso para la persona mayor es mantener una postura rígida frente al cambio, defendiendo la estabilidad como mecanismo de seguridad.

No debemos olvidar que la vejez, es uno de esos momentos en los que con más facilidad, podemos experimentar la soledad. Cuando una persona busca a alguien y descubre que nadie está disponible para ella, que nadie satisface sus necesidades, que nadie se ocupa de ella, que a nadie importa directa y verdaderamente, o que no hay nadie buscándola o esperándola, manifiesta una sensación de vacío y de falta de algo. La soledad es una de esas situaciones de vulnerabilidad y marginación y posible exclusión, en que viven un 8% del total de personas mayores, que difícilmente elevarán su grito y exigirán la satisfacción de sus necesidades, debido a la fragilidad en que se encuentran

Aparece el nuevo concepto de cuarta edad que hace referencia al grupo de personas mayores que ha dejado de ser autónomas y en las que el apoyo y ayuda, se hacen indispensables. Lo más importante que la longevidad precisa, es la calidad de vida. Si una persona vive 100 años pero sus 20 últimos lo pasa en una cama, no estamos hablando de avances en los mecanismos de prolongación de la vida. Se pierden sus últimos años

Planteamientos innovadores de adaptación

Hemos de poner de relieve que el concepto de envejecimiento evoluciona en una sociedad que experimenta cambios en múltiples esferas de la vida, tales como las modificaciones de los sistemas de producción, innovaciones tecnológicas, automatización, robotización, avances en los medios de comunicación, sociedad de más riesgos etc. Los impactos del progreso, introduce nuevos elementos de cambio social que influye profundamente en la vida de las personas mayores. Todo ello lleva consigo la necesidad de unos planteamientos innovadores de adaptación, ya que el envejecimiento, como tal, no puede desaparecer

Hay personas mayores que piensan que están llegando al principio del final, que están amenazadas de muerte. Su proyecto de vida se torna en proyecto de muerte. Otras consideran la vejez como un proyecto de vida, de futuro. Para los que consideran la vejez como un proyecto de muerte, la primera arruga que sale en la cara, la primera mancha que aparece en la mano, la primera cana que se detecta en los cabellos, es motivo de inquietud y depresión. Imagen negativa de la vejez, antesala de la muerte, etapa degenerativa del ciclo vital en la que predominan los fenómenos involutivos. Etapa sobreprotegida, considerando a la personas mayor como subespecie de caridad. Por el contrario los que piensan que la vejez ofrece un proyecto de vida, de futuro, la realidad es otra. Mantienen su lucha por la vida y la autonomía, incluso en las condiciones más adversas Tiene sentido vivir y para que vivir.

El principal problema del envejecimiento, cualquiera que sea la edad de la persona, es la contradicción entre los deseos y la realidad. Desengaño por intentar alcanzar objetivos imposibles, imponiéndose la capacidad de dejar de presumir de joven y hacerlo como persona digna, disfrutando de lo que es propio de la persona mayor: tiempo libre de urgencias, serenidad de espíritu, lejos de impulsos juveniles, reflexión como producto de la experiencia y paz interior como premio al abandono de rivalidades. Se impone la aceptación serena de los elementos propios de cada edad, con una posición optimista en relación con las propias posibilidades y con una estructura lo suficientemente autónoma como para poner en primer plano el propio proyecto vital, y seguir conectado al entorno social, familiar y personal, lo que llevaría consigo un mayor crecimiento personal y de bienestar.

Ante las persona mayores “objeto” que se limita a recibir atenciones y cuidados de la sociedad han de surgir las personas mayores “sujeto” protagonistas de su propio desarrollo y que tratan de encontrar un nuevo rol propio que ejercer y de inventar una nueva cultura que solo los mayores, pueden crear y disfrutar. Invención de un nuevo envejecimiento, el surgir de una nueva cultura solo para personas mayores que haga olvidar el actual estigma del envejecimiento y se convierta en su seña de identidad colectiva. No se trata de “volver a empezar” sino de vivir una nueva relación, con nuevas posibilidades de crecimiento y oportunidades; nuevas cosas con las que dar contenido a lo que hemos sido a lo largo del pasado; desarrollar actividades que no pudimos hacer antes: “maestros del pasado, aprendices del futuro”.

En consecuencia se ha de pasar del modelo tradicional de persona mayor, deficitaria, en donde todo es pérdida y deterioro, tanto por los cambios biológicos, psicológicos y sociales que se producen en el individuo que envejece, como por la visión distorsionada de la sociedad, con sus mitos, estereotipos, prejuicios y discriminación,……., al nuevo modelo de persona mayor activa, que se adapta a los cambios que se vayan produciendo en la sociedad, y que encuentra en la educación permanente, el instrumento para su integración y calidad de vida. Las personas mayores en el futuro, como grupo de población, pasaran de la invisibilidad y anonimato, a una presencia constante, a veces llamativa, en la mayoría de los ámbitos sociales. Cada vez tiene menos que ver la persona mayor con el estereotipo que lo identificaba con la pobreza, la marginación y el desinterés por el mundo. (CONTINUARA)

* Ponente del Aula de Mayores de la Universidad de Málaga. Doctor en Derecho, Doctor en Ciencias de la Educación y Doctor en Veterinaria.. Catedrático (jubilado).

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