21 octubre 2010

LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA.


Tomás Morales Cañedo
Mayo 2009



En otro artículo analizaba, yo, el refrán “del dicho al hecho hay/va mucho trecho”.
Pasar de la Teoría a la Práctica también es difícil. Que se lo pregunten, si no, a los profesores en sus aulas y los problemas que les causan las soluciones, teóricas, que la tribu Psi & Co. han resuelto tras la mesa del despacho y que sólo hay que ponerlas en práctica.

En contra de lo que siempre se ha dicho (y se sigue diciendo) la finalidad de la inteligencia no es buscar y encontrar la Verdad, sino resolver los Problemas que la vida te va soltando a lo largo del camino.
Me gustaría ver a Einstein y a un pastor de pueblo, en plena montaña, con un tormentazo encima y sin comida, a ver quién de los dos era más inteligente, quien resolvía más y mejor los problemas que la naturaleza les ha presentado.

Pero no basta con conocer, con saber, las soluciones a los problemas, hay que ponerlos en práctica, para ver si funcionan y cómo funcionan.

Cuentan que un senador norteamericano, se supone que inteligente, pero ingenuo total, ante el enquistado problema que ha sido, es y será, el del enfrentamiento entre judíos y palestinos, encontró no UNA, sino LA solución ideal (naturalmente desde su sillón de senador): “Que ambos, judíos y musulmanes, se conviertan al cristianismo y que sean unos buenos cristianos, que se comporten bien”.
Solución, teórica, impecable.
Pero la teoría es fácil, lo difícil es la práctica.

La mejor solución a un problema –pensaría el senador estadounidense- es deshacer el problema. Si no hay problema ya no hay que buscar, porque ya no hace falta, solución.

¡Abracadabra¡

Cuenta el filósofo Marina que hace bastantes años, en China, apareció una plaga de ratas que acababan con las cosechas de arroz, arruinando a los agricultores.
Pero el gobierno chino no disponía de presupuesto alguno para una eficaz campaña de “desratización”
A los políticos chinos, entonces, se les encendió la luz de la razón y encontraron no UNA, sino LA solución para acabar con las ratas.

PREMISAS

1.- “Somos mil millones de chinos”.
2.- “Se le dará una recompensa a cada chino que nos traiga una rata muerta/matada”
3.- “ Se pueden traer (y cobrar) tantos cadáveres de ratas cuantos se quieran”

SOLUCIÓN

En muy pocos días habremos matado millones y millones de ratas, habremos terminado con ellas, las habremos esquilmado, habrá desaparecido la plaga de ratas.

Una solución rápida y sencilla, impecable. Pero una solución teórica.

¿Por qué?.

Porque los agricultores chinos también empezaron a pensar y llegaron a otra conclusión contraria: “les era más rentable criar ratas que exterminarlas”.
Así que se compraron muchas jaulas, cazaban ratas pero no las mataban, sino que las criaban. Metían ratones y ratas juntos, Dejaban que el instinto y la naturaleza actuasen por su cuenta y… en muy poco tiempo, crías y más crías de ratas que, ahora sí, las mataban e iban con ellas a cobrar la recompensa.

La solución al problema, la medida teórica propuesta por el gobierno chino, lógica, no pudo ser llevada a la práctica porque los encargados de llevarla a cabo lo que pusieron en práctica fue SU propia solución al problema de la ruina económica por parte de las ratas. Solución igualmente lógica e impecable, pero otra solución totalmente opuesta, que, además, para ellos, les era mucho más rentable.

De la TEORÍA a la PRÁCTICA….




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