Diecinueve de Marzo, Día del Padre. Aunque en nuestra Comunidad Andaluza ha quedado esta fecha bastante devaluada -al no ser considerada festiva-, para las personas de mi generación continúa siendo un día señalado, aunque no creamos mucho en las festividades, y aunque nuestro padres ya no estén con nosotros.
Yo aprovecho esta circunstancia para rendir mi pequeño y particular homenaje a un hombre bueno en el sentido machadiano, íntegro, honesto, compasivo, fiel a sus ideas, del que recibí mucho amor y que supo transmitirme –entre un montón de enseñanzas- una visión positiva de la vida. Hoy, como siempre, estás en mi pensamiento, padre.
A MI PADRE.
Padre, tú me llamabas “sol” y asegurabas,
que cuando vine al mundo tu vida iluminé,
que yo era tu princesa y en mí depositabas,
la ilusión, el orgullo, la esperanza y la fe.
Tu mirar era claro y profundo y cambiante,
tu sonrisa serena, tan cálida y cercana,
tu voz, aquella voz que escuchaba anhelante,
desgranaba consejos para un feliz mañana.
“Sonríele a la vida, ella ha de devolverte
el rostro que le ofrezcas, no le tengas temor,
lucha por lo que quieres, sé fuerte, sé valiente,
pero jamás te olvides de sentir compasión”.
“Defiende tus ideas con firmeza y mesura,
no trates de imponerlas, respeta las demás,
cuando hayas de enfrentarlas, emplea la cordura,
y siempre ten presente: hay más de una verdad.
“Ama y serás amada, cuida de tus amigos,
ni midas lo que ofreces, ni cuentes lo que das,
pero nunca traiciones a aquél que va contigo,
es tu juez más severo, no se deja engañar”.
Invicto perdedor con honra y sin laureles,
luchador en batallas en bien de los demás,
no te rozó la gloria, no tuviste oropeles,
mas supe tu grandeza envuelta en humildad.
Has estado presente en mí, todos los días,
aunque no puedo hablarte, hoy quisiera decir,
que tú has sido mi Norte, y tu ejemplo mi guía,
y que mientras yo viva, tú vivirás en mí.
Julio 2007
Yo aprovecho esta circunstancia para rendir mi pequeño y particular homenaje a un hombre bueno en el sentido machadiano, íntegro, honesto, compasivo, fiel a sus ideas, del que recibí mucho amor y que supo transmitirme –entre un montón de enseñanzas- una visión positiva de la vida. Hoy, como siempre, estás en mi pensamiento, padre.
A MI PADRE.
Padre, tú me llamabas “sol” y asegurabas,
que cuando vine al mundo tu vida iluminé,
que yo era tu princesa y en mí depositabas,
la ilusión, el orgullo, la esperanza y la fe.
Tu mirar era claro y profundo y cambiante,
tu sonrisa serena, tan cálida y cercana,
tu voz, aquella voz que escuchaba anhelante,
desgranaba consejos para un feliz mañana.
“Sonríele a la vida, ella ha de devolverte
el rostro que le ofrezcas, no le tengas temor,
lucha por lo que quieres, sé fuerte, sé valiente,
pero jamás te olvides de sentir compasión”.
“Defiende tus ideas con firmeza y mesura,
no trates de imponerlas, respeta las demás,
cuando hayas de enfrentarlas, emplea la cordura,
y siempre ten presente: hay más de una verdad.
“Ama y serás amada, cuida de tus amigos,
ni midas lo que ofreces, ni cuentes lo que das,
pero nunca traiciones a aquél que va contigo,
es tu juez más severo, no se deja engañar”.
Invicto perdedor con honra y sin laureles,
luchador en batallas en bien de los demás,
no te rozó la gloria, no tuviste oropeles,
mas supe tu grandeza envuelta en humildad.
Has estado presente en mí, todos los días,
aunque no puedo hablarte, hoy quisiera decir,
que tú has sido mi Norte, y tu ejemplo mi guía,
y que mientras yo viva, tú vivirás en mí.
Julio 2007
Mayte Tudea
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