Como escribí para el blog de mi amigo Ángel hace muy pocos días, ya es primavera.
A pesar de todo cuanto se haya escrito, elucubrado o poetizado sobre esta estación del año, a pesar de cuanto de sublime o de cursi se haya dicho sobre ella, esos tempranos amaneceres, ese brillo solar limpio y nuevo, y esos demorados ocasos, a mí, particularmente, me llenan de energía y me renuevan por dentro. Y además me inspiran. ¿Se puede pedir más?
Para el blog de mi amigo envié un soneto, por supuesto rimado, a la primavera, y como el de Amaduma no podía ser menos, he compuesto un poema en verso libre que titulo "Nueva primavera". Confío en no rozar lo cursi, porque en estos temas existe una "delgada línea roja" muy fácil de traspasar.
NUEVA PRIMAVERA
Un claro resplandor,
un brillo intenso,
un barniz transparente
ilumina el tenue verdor
de los brotes tímidos,
de los tallos tiernos,
de las hojas nuevas.
Y las humildes amapolas,
las recatadas violetas,
los virginales lirios,
las turgentes rosas,
componen un arco iris,
una sinfonía cromática
en la que se amalgaman
colores y olores,
y en la que la naturaleza
se muestra,
hermosa y desnuda,
en todo su esplendor.
Alegre es el cristal de los arroyos,
de la nieve líquida y cantarina
que abandona las cumbres,
y desciende impetuosa,
y pule los guijarros,
alimenta las orillas,
baña los juncos,
y sueña, sueña
con un azul
inmenso y ávido,
en el que fundirse y morir.
Mientras,
un corazón cruzado de cicatrices,
de dolores viejos,
de heridas recientes,
un corazón que sólo aspira a latir
acompasado y rítmico,
percibe un estremecimiento,
un temblor,
una rara pulsión
cuyo eco reconoce,
y le confirma que él
será el escenario,
en el que se ha de representar,
una vez más,
la primavera.
MAYTE TUDEA. Mayo 8, 2009
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