10 diciembre 2008

APOLO y DIONISOS


Tomás Morales Cañedo


Creo que fue un filósofo europeo quien dijo algo así como:"emborrachaos, emborrachaos de amor, o de justicia, o de belleza, o de cultura, o de naturaleza, o....de lo que sea, pero emborrachaos".

Don Quijote era un borracho. Calixto y Melibea, Romeo y Julieta y los amantes de Teruel estaban, eran borrachos. Y Cristo era un borracho de justicia y de amor. Y Francisco de Asís, y Mahoma, y Einstein, y Marx, y Teresa de Calcuta, y... El mundo es de los borrachos, porque ellos rompen el molde. Un borracho nunca conoce el límite. Al borracho le pasa lo que al amante, que nunca dirá "basta","hasta aquí hemos llegado","ya está bien".Si lo dijeran estarían perdidos, dejarían de serlo. Siempre es posible algo más. Hasta la muerte si es necesario. ¿No lo han hecho así los grandes hombres que en el mundo han sido?

Los europeos, sin embargo, desde el siglo XVIII, no sólo somos sobrios sino que, además, estamos orgullosos de ello, incluso lo pregonamos. Y esto es lo que nos ha perdido, porque nos hemos convertido en mojigatos. Podremos sobrevivir, estirarnos lánguida­mente, arrastrarnos por la existencia, arrancar algunas hojas más del calendario, pero la supravida, la vida intensa, la vida intere­sante, nos estará siempre vedada.

Un sobrio querrá siempre vivir más años, un borracho, un ebrio, deseará vivir mejor, más profunda e intensamente, apurar los posos de la copa de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor: Se ruega no utilizar palabras soeces ni insultos ni blasfemias, así todo irá sobre ruedas.
Reservado el derecho de admisión para comentarios.

Buscar