17 diciembre 2007

FILOSOFIA Y SELECTIVIDAD

Ex alumnos de C.O.U, amigos. "Sapere aude". ¿Recordáis? Es Kant. "Atreveos a pensar por vosotros mismos. Sed mayores de edad" cuando aún estáis a tiempo. Porque esto se acaba. Como saben que la filosofía es inmortal, porque reina en el jardín del espíritu, están intentando asesinarla. Ya los nuevos bachillera­tos le han cantado el "réquiem aeternam". La LOGSE necesita cadáveres. Cambiamos, luego existimos. La nueva humanidad no necesita tantas "humanidades". A partir, pues, de ahora, habrá más oferta de tutores, porque interesa (no sé a quién ni por qué) (¿o sí lo sé?) vuestra minoría de edad. "No penséis, para eso estamos nosotros, para pensar. Vosotros sólo preguntad solucio­nes, tenemos las recetas preparadas y adecuadas. Preguntad, no busquéis". Kant.

Cuando le habéis dicho adiós a la Filosofía (muchos de vosotros, para siempre) quiero contaros una historia.
PEDRO ANTONIO (desde ahora, P.A.) era bajito y tenía ya 40 años. Una bella persona, pero estaba soltero debido a su tartamu­dez, que espantaba a la muchacha a la que se acercaba.

Un buen día llegó al pueblo una joven turista noruega, pintora, una mujer amable, sensible, cordial y hacendosa. Se conocieron, rápidamente intimaron y se comprometieron.

JOSÉ IGNACIO (desde ahora, J.I.) era el listillo del pueblo, la "conciencia crítica" (como él solía definirse ante sus paisa­nos) y todo porque, desde pequeñito, había estudiado en un colegio de pago, hasta el C.O.U., donde se quedó atrancado con la Física y las Matemáticas.
Nada más enterarse, J.I. fue a felicitar a P.A. y le mostró su admiración: ¡Qué bien!, ¡qué suerte la tuya!, ¡tarde pero extra­ordinario!, ¡lo que te tenía reservado el destino! ¡Quién lo iba a decir!
LUIS MIGUEL (HL..) era el cura del pueblo y se había adelan­tado a todos. Al ver a P.A. le felicitó muy efusivamente, "debes darle gracias a Dios, porque ha sido Él el que te ha traído a esa mujer de tierras tan lejanas y la ha cruzado en tu camino". "Los designios del Señor son inescrutables, pero, a veces, maravillo­sos".
P.A. les contestó, muy quedamente :"No sé si es suerte o no, si es cosa de Dios o del destino, no lo sé; sólo sé que esa mujer llegó, hablamos y nos enamoramos".
Pero a los CUATRO meses de la boda, un buen día, y cuando nadie se lo imaginaba, la mujer se marchó de casa.
J.I. fue corriendo a lamentarlo, ¡qué mala suerte la tuya!, ¡ahora que ya habíais logrado la estabilidad emocional y amoro­sa!, ¡vaya putada, macho!. "¡Vaya jugarreta del destino". " Si ya dice el refrán que vale más lo malo conocido..."
"Esto es una prueba que Dios te envía, pero Él conoce el interior de los hombres, debes cargar con tu cruz". "Son los exámenes divinos que debemos superar con humildad" - sentenció HL.., con aires así como de gravedad.
P.A. ni se inmutaba. Se limitó a decir : "no sé si es una putada o no, ni si es una prueba divina; sólo sé que un buen día una mujer llegó y que a los cuatro meses se ha ido de mi lado".
Pasados CUATRO años apareció en el pueblo un Señor Juez, acompañado por dos niños rubios, gemelos, que llamaban la aten­ción. Y preguntó por P.A. y le explicó con todo lujo de detalles lo que pasaba y le presentó y entregó a sus dos hijos. (La madre había muerto víctima de una rara enfermedad).
¡Qué bien!, ¡qué suerte la tuya! -corrió a decirle J.I.- ¡Dos hijos preciosos aparecidos!. !Lo que nos tiene, a veces, reservado la fortuna!.
"Dios te ha sido propicio otra vez, deberías estarle eterna­mente agrade­cido por tanto bien como te ha hecho". "Si Él es Padre y sabe bien, en cada momento, lo que nos conviene, aunque a veces no lo veamos claro". -dijo HL..-.
"Yo no sé si es buena suerte o no, ni sé si Dios me ha sido propicio o no, sólo sé que un día una mujer llegó, que luego se marchó y que ahora aparecen dos niños de los que yo soy su padre" -se limitó a decir P.A.
DIEZ años después, los hijos, que ni valían para estudiar ni para trabajar, comenzaron entrando por la puerta del tabaco y tras andar por el pasillo del vino acabaron habi­tando en el salón de la droga.
J.I. fue corriendo a compadecerse de él y a lamentarse de la mala fortuna. ¡Qué pena!,¡qué desgracia!, ¡hay que ver qué mala suerte la tuya!. "Si estaba escrito". "Si te venía todo demasiado redondo" - le dijo.
HL.. fue más directo, y le habló de la herencia, y que él siempre sospechó que no era normal que una mujer sola, por ahí, apareciera de golpe, y que los excesos se pagan, y que seguramen­te esa mujer habría tenido sus correrías vitales anteriores, y que si la ley natural no se respeta como mandan los cánones, y no se guarda la moral, luego pasa lo que pasa, y que eso es un castigo de Dios y que debes rezar para solucionar el problema".
Ante ellos, y muy tranquilo, P.A. se limitó a decir: "No sé si es una desgracia y una mala suerte o no, no sé si es debido a excesos de la naturaleza o si es un castigo de Dios o no, sólo sé que un buen día una mujer entró en mi vida, un buen día se salió, luego aparecieron dos niños preciosos y ahora tengo en mi casa dos jóvenes drogadictos".
Pero a base de constancia y fuerza de voluntad los dos muchachos se desintoxicaron y se reintegraron en la sociedad con nuevos y renovados bríos. La misma pasión, pero rectamente enderezada. Y uno comenzó a estudiar con una ilusión...y el otro comenzó por los barrios a ayudar en sus horas libres a los marginados, ingresando en la Orden de San Juan de Dios. Uno fue médico y el otro fue fraile. Y un buen día ambos, abrazando a su padre, se despidieron de él comunicándole que iban a dedicar su vida a luchar contra el hambre, la injusticia, la incultura y la enfermedad.
J.I. fue corriendo a ver a ver a P.A. a darle la enhorabuena por lo maravilloso de sus hijos, del orgullo que debía sentir como padre.
HL., por su parte, no paraba de decirle que era un elegido de Dios por haber tenido dos hijos de tanta categoría. Que Dios aprieta pero que no ahoga. Que había sido un Job de los tiempos modernos. Y que había que confiar siempre en su misericordia.
P.A. simplemente dijo: "no sé si esto es maravilloso o no, ni sé si, por esto, soy un hijo predilecto de Dios, sólo sé que un día una mujer llegó, luego se marchó, luego vinieron dos niños, posteriormente....."
POR FAVOR, ex alumnos de C.O.U. y, sin embargo, amigos, seguid vosotros contando la historia. Inventaos nuevos persona­jes. Identificaos con uno de ellos y, sobre todo, justificaos. Porque eso es lo realmen­te impor­tante de esta historia, vuestra postura ante la vida.
Los textos son sólo pretextos para leernos y conocernos.
Un mismo hecho y tres (o más) versiones distintas, tres perspecti­vas, tres puntos de vista. El lugar que tú ocupas nunca nadie puede ocuparlo por ti. La perspectiva que tú tienes nadie más que tú puede tenerla. Todos y cada uno somos necesarios, somos imprescindibles. La verdad no existe. La verdad es la suma de todas las perspectivas posibles. Tu perspectiva incrementa la verdad. Todos te necesitamos. El mundo te necesita. La humanidad necesita a todos y cada uno de los hombres. Ortega y Gasset.
Nunca una perspectiva anula a la otra. Las perspectivas se complementan. Todas las perspectivas valen, pero ¡ojo! no todas valen igual. Hay unas perspectivas privilegiadas respecto a otras. Unas son preferibles a las otras.
¿Cuál es tu perspectiva ante la vida?, ¿La de P.A.? ¿Quizá la de J.I.? ¿O tal vez la de HL..?. ¿O la que te has inventado tú?
EX ALUMNOS DE C.O.U. Y AMIGOS, si tenéis muerta la esperan­za, ¿para qué queréis que se abra la veda?
EX ALUMNOS DE C.O.U. Y AMIGOS. ¿Para qué la esponja, si es el mar quien nos invade?
EX ALUMNOS DE C.O.U. Y AMIGOS. ¿Para qué una escalera si vuestra vida no tiene que tener ni sótanos inmundos a los que bajar ni áticos asfixiantes donde subir, sino que, simplemente y así de fácil, es/debe ser un chalet de planta baja, perfectamente acondicionado para veranos e inviernos?
EX ALUMNOS DE C.O.U. Y AMIGOS, si la noria se ha puesto en marcha de nuevo, no estéis durante todo el viaje sólo preocupados y pregun­tándoos quién os habrá pagado la entrada. Mientras la noria da vueltas, mientras la vida se levanta contigo cada mañana, canta, ríe, grita, baila. Hazle un guiño al destino y tírale los tejos al lucero del alba. ! Co-- !, VI­VE.
P.D. Ya sabéis la noticia. La Religión, de nuevo, va a ser común, obligatoria y evaluable. Volvemos, de nuevo, a las anda­das. Todavía son muchos los que necesitan que le regalen una puerta para justificar la construc­ción de una nueva habitación. ¿Por qué no financiar la enseñanza religiosa, a la que todos y cada uno de los españoles tiene derecho (pero que muchos no quieren ejercitarlo) fuera de horario escolar y en recintos eclesiales? Tu derecho a recibir enseñan­za religiosa implica mi deber de respetarlo. Pero ¿desde cuándo tu derecho a ejercerlo implica el deber de que yo tenga que cursar otra asignatura alternativa? Tu derecho a ampliar tu vivienda no puede llevar aparejado mi deber de tener que ampliar mi garaje.

Tomás Morales Cañedo
Profesor de Filosofía.

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